La creación del área metropolitana de Tarragona
Un consenso general pero en riesgo de saltar por los aires
La desconfianza entre ERC, Junts y PSC es el único peligro real de un proyecto que en el terreno de las ideas genera un anchísimo consenso
El área metropolitana no puede parecer un proyecto del PSC», señalan fuentes conocedoras del estado del proceso para culminar a esta vieja aspiración del Camp de Tarragona. Y no será fácil, porque excepto Vila-seca, gobernada por un partido, Junts, que optó por contribuir a los comicios bajo la marca de Vila-seca Segura, el resto de los fines esta semana siete alcaldes implicados en el núcleo impulsor pertenecen al PSC.
Les disputas históricas entre municipios y las cuotas de protagonismo político, que han hecho descarrilar anteriores intentos, no son hoy realmente el freno del renombre segunda área metropolitano de Cataluña, que ya hace unos cuantos lustros que circula entre la clase política y periodística catalana. La generación política actual –mayoritariamente por debajo de los 50 años– que ha cogido las riendas de las principales plazas fuertes tarraconenses no pone en duda que será más provechoso que el Camp de Tarragona salga al mundo de manera mancomunada a buscar industrias interesadas en un suelo industrial bien comunicado, con puerto y con aeropuerto que no, por ejemplo, que lo haga La Canonja en solitario. O Tarragona ciudad, es igual. O la política de vivienda, que aplicando economía de escala resulta que el Camp de Tarragona en conjunto podría construir más vivienda asequible de manera conjunta que cada municipio por su lado.
Pero estos dos ejemplos sirven para entrever las dificultades de la empresa. Para pasar de las ideas en la práctica hacen falta acuerdos de profundidad: hace falta ponerse de acuerdo en cuál será la zona industrial para promocionar -por encima del resto- y cuál será el área donde se construirá vivienda pública. Aquello que puede frenar una idea que genera un consenso unánime en el terreno de las ideas tiene su principal debilidad en el pesar y la desconfianza que todavía domina las relaciones entre Esquerra Republicana, Junts y el PSC. Sobre Todo entre los de Puigdemont y los de Salvador Illa. El acuerdo de las formaciones para investir a Pedro Sánchez no ha acabado todavía de plasmarse a nivel local.
Así se entiende mejor el reciente encuentro entre el alcalde de Tarragona, Rubén Viñuales, y la alcaldesa de Valls, Dolors Farré. Una reunión fuera de la agenda pública, sin convocatoria de prensa, y que podría exactamente haberse mantenido en el anonimato de no ser por un comunicado que las dos partes acordaron: Valls será desde el «minuto cero» al núcleo impulsor del área metropolitana. El único municipio que no tiene una continuidad urbanística con el resto del grupo impulsor. Cuestión de finezza .
Una conurbación de 400.000 habitantes
Son datos del patrón de 2021: Tarragona, 135.000 habitantes; Reus, 106.000; Cambrils, 35.000 y Salou 28.500. El área metropolitana del Camp de Tarragona rondará a los 400.000 habitantes si en estos se suman los habitantes de Vila-seca, Valls, La Canonja y Constantí y, además, se añaden también los municipios de las áreas de influencia más inmediata tanto de Reus como de Tarragona que garantizan un mapa continuo desde la costa hasta Valls, que será el límite interior del futuro mapa metropolitano. De largo, esta área superaría en población todas las principales ciudades catalanas, excepto Barcelona. De hecho, uno de los principales objetivos que ya han manifestado los impulsores es que el Camp de Tarragona se sitúe en la escena política catalana y estatal como un 'lobby' para defender intereses de manera conjunta.