Entrevista
Armengol Grau: «Una única empresa de residuos con visión territorial sería mucho más eficiente»
El gerente de la Mancomunidad para la Gestión Integral de Residuos Urbanos plantea unificar en un solo ente de titularidad pública Sirusa, Secomsa y todas las infraestructuras de gestión de la basura en el Camp de Tarragona
Usted querría una empresa pública de gestión de residuos territorial. Es decir, unir en una sola emprendida pública Sirusa y Secomsa.
«Sí. Que a todas las infraestructuras de residuos tanto desde la fracción orgánica recogida selectivamente hasta los tratamientos de la fracción resta y sus rechazos haya una gestión unificada».
Una copia a escala del CON de Barcelona.
«La Sirusa de allí es otra empresa, también 100% pública, que es Tersa, y tiene toda una serie de actividades: gestiona los centros de desecherías, y hace la gestión de manera coordinada con toda el área metropolitana; también hace lo mismo con las plantas de voluminosos, o con los minidesecherías, o con las desecherías móviles. Cuando tú puedes realmente organizar una estructura que te permite tener una visión de sector y de territorio, eres mucho más eficiente que un ayuntamiento solo, por muy grande que sea».
¿Por qué?
«Porque no generará la economía de escala suficiente, a fin de que le salgan unos gastos razonables».
Lo ve clarísimo. ¿Y cómo es que no lo hemos hecho todavía?
«La dificultad mayor es la voluntad de agregarse, la voluntad realmente de trabajar unidos por un objetivo común. Y esta dificultad se ha manifestado muchas veces en temas de gobernanza».
Falta acuerdo al decidir quién tiene que mandar.
«Exacto. Lo que sí está claro es una cosa: si nosotros quisiéramos mancomunarnos todos los ayuntamientos del Camp de Tarragona con un organismo único, eso sería ingobernable. Si resulta que esta gobernabilidad tiene que venir a través de los consejos comarcales, como es nuestro acuerdo-marco, o por otros entes....yo creo que sería el más lógico. Creo que no tenemos que poner más estructuras. Al contrario, tendríamos que simplificarlas».
L'acord-marc....?
«Hace unos tres años, nos reflejamos en un acuerdo del Maresme y el Vallès Oriental, donde pasaba una cosa similar. El Vallès Oriental trata la materia orgánica de estos dos comarcas y Mataró tiene una planta de valorización energética. ¡Caray, parecía el Baix Camp y el Tarragonès! Y además, vimos que la Conca de Barberà tenía un vertedero que quería cerrar, pero para cerrarlo necesitaba tener claro que sus fracciones rechazo tendrían que ir a algún sitio».
Le podríamos decir un plan territorial de residuos perfectamente.
«I es un ejemplo de ventajas ambientales. Podemos cerrar un vertedero si conseguimos que las fracciones que envía esta comarca se gestionen mejor. A partir de aquí, la cosa empieza a crecer: vemos que al acuerdo también tiene que estar el Baix Penedès, porque ya se tratan sus residuos en el Baix Camp. Fíjese: ya tenemos también el Tarragonès, el Alt Camp y la Conca de Barberà».
Prácticamente todo el territorio.
«La idea del acuerdo-marco es que representa duplicar a las personas a las que hasta ahora la mancomunidad daba servicio y con un valor añadido: tarifa única para todos los ayuntamientos, y que estos puedan ir a la planta que tengan más cerca, limitando el impacto ambiental».
Entonces los residuos del Baix Penedès no irían al Baix Camp.
«No, la mayoría se quedarían en el Tarragonès. Y en la Mancomunidad también hay Reus y Cambrils. ¿Sus residuos vendrían aquí, en Tarragona? No, irían a Botarell, por lógica».
Y así la planta de Sirusa ganaría capacidad.
«Y podría captar más toneladas de residuos del norte, porque estos productores grandes como son Reus y Cambrils irían a la planta que tienen más cerca. Y el propio acuerdo ya habla de crecimiento, de que se vayan adhiriendo más comarcas a medida que tuviéramos la capacidad. Pero no estoy hablando de incrementos de la capacidad de tratamiento de residuos, sino de decrementos de la generación. Lo que necesitamos es que crezca la recogida selectiva porque, si no crece, quedaremos tropezados».
Pero todavía no estamos en este escenario....
«Tenemos muy claro que el camino es este. El acuerdo marco, si va un poco retrasado, es por las inversiones que hay que hacer. Si todo va bien, sobre el año 2029 estará listo y tendremos las infraestructuras hechas. Paralelamente se tienen que hacer muchos esfuerzos por incrementar la recogida selectiva».
El que tenemos ahora son muchas autoridades gobernando cada una su territorio, por separado.
«Si una comarca es competente en gestión de residuos y quiere dar servicio a sus ayuntamientos...lo tiene que hacer. Pero corre el riesgo de que cuando aparece una planificación supracomarcal haya decisiones que se han tomado que no encajen».
¿Alguna en particular?
«Por ejemplo, habitualmente no se ha utilizado el principio de proximidad. Muchas veces, por miedo, se colocan plantas alejadas de la generación. Y eso, en el fondo, acaba siendo un problema. Hay plantas que están muy lejos, y eso provoca más desplazamientos de camiones....y lo hace más caro todo. Se tiene que tener visión de territorio pero muy orientada a principios ambientales básicos, que son de puro sentido común».
Lo que plantea es una pequeña revolución.
«En el 2035 estamos obligados a no llevar a vertedero más del 10% de lo que generamos. Estamos al 34%. Si pensamos que haciendo aquello que hemos hecho siempre lo conseguiremos, vamos mal. Por lo tanto, tenemos que hacer cosas diferentes, ser disruptivos, y ser valientes en esta disrupción. Creo que nosotros tenemos un entorno que podríamos ser un ejemplo de cómo hacer las cosas bien hechas. Tenemos las ubicaciones, no estamos pidiendo hacer más plantas....lo único que tenemos que hacer es ser capaces de aprovecharlo todo mejor sin embargo, para hacerlo, nos nosotros tenemos que sentar y consensuar cosas».
¿Por dónde empezaría?
«El primero que necesitamos es entender la necesidad de agregarnos, ver los beneficios y la valentía para sacarlo adelante. ¿Porque digo valentía? ¿Dónde está el Consejo Comarcal del Barcelonès»?
Ha desaparecido.
«Por lógica. Un área metropolitana absorbería los consejos comarcales, porque el primero que pasaría es que todos los activos de residuos de los consejos comarcales pasarían en el área metropolitana, y la mancomunidad, también. La mancomunidad también desaparecería. En ciertos consejos comarcales, si les sacas la responsabilidad de los residuos, se quedan con pocas funciones. Y eso también se tiene que tener en cuenta».
Pide valentía a la clase política.
«Lo digo porque veo la necesidad, y eso quizás es aquello más fácil y quizás también aquello más demagogo. Yo hago el análisis, el diagnóstico y propongo una terapia. Si alguien cree que este es el camino, lo que tiene que hacer es crear la arquitectura jurídico-administrativa que haga falta para poder tirarlo adelante».