La gestión de la basura en el Camp de Tarragona
El Camp de Tarragona, en la cola en recogida selectiva
El ‘tantsemenfotisme’ y la falta de un modelo eficiente de recogida en las ciudades ponen el Camp de Tarragona como ejemplo de lo que no se tiene que hacer
En Cataluña se recicla un 45,3%, que no es ninguna gran cosa si tenemos en cuenta que Europa nos pide el 55% para el año que viene. Pero es que en el Camp de Tarragona la cifra es todavía más escasa, el 42,4%. En Tarragona y Reus es donde la situación es más alarmante: un 37%, según datos de la Mancomunidad.
«En Dinamarca, en Holanda... Es cultural, lo hacen desde pequeños. Al final, tú puedes comprar tecnología, y nosotros tenemos la mejor...pero a ellos les funciona» lamenta Grau, y apunta a una gran diferencia: «allí si lo haces mal te clavan una castaña que te dejan distraído. Aquí es muy extraño que multemos por estas cosas».
En cambio, en las comarcas más despobladas el reciclaje funciona mejor. La Conca de Barberà recicla un 80%, y el Priorat casi un 60%, en buena medida para una recogida diferente a los contenedores que suele haber en las ciudades, y que incluye el puerta a puerta.
Próxima subida de precios
«Hasta ahora no se ha cobrado el precio real, y Europa ha dicho que eso se ha acabado». Grau asegura que han pasado a la historia los años de cargar en el presupuesto municipal una parte del coste de la basura, y explica que la reciente transposición de directivas comunitarias causará en pocos años un incremento «importante» de tasas.
Es la aplicación del estereotipo del noreuropeo protestante y el mediterráneo caótico. La cuestión cultural es el gran problema a resolver en las ciudades del Camp de Tarragona. «No sé cómo se tendría que hacer», confiesa Grau que, sin embargo, plantea una posibilidad: «Sería carísimo hacer campañas permanentes en la calle... Pero al final nos tenemos que preguntar si nos conviene».