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Generar un ecosistema tecnológico grande permitiría atraer grandes inversiones

El sector tecnológico, a la espera de nuevos espacios para atraer empresas y mayor flexibilidad formativa para seguir creciendo

Manuel Gutiérrez y Susana Prado.Cedidas

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Desde el Camp de Tarragona se controlan los horarios y frecuencias del sistema público de transporte ferroviario en Suiza. También tienen denominación de origen local tarraconense algunas de las aplicaciones más reconocidas de la Generalitat de Catalunya o de otros de gestión interna. Y algunas de las marcas de coche más prestigiosas de Europa incorporan algún software diseñado bien cerca de donde se producen algunos de los mejores vermúes del mundo.

El sector tecnológico ha cambiado el viejo paradigma por el que Reus pudo ser en los siglos XVIII y XIX un referente del comercio internacional del aguardiente. Entonces la proximidad con la materia prima era la clave. «Hoy nuestra materia prima es el talento», señala Susana Prado, directora general de Inetum en Cataluña. Hace tres años abrió delegación en Tarragona, en Marina Tarraco, con 8 empleados que iban y venían de Barcelona. Hoy son 120 trabajadores, y una de las principales empresas TIC en el territorio.

Prado mantiene una historia paralela a Manuel Gutiérrez, vicepresidente de T-Systems, que tiene 400 empleados en su delegación en Reus, una décima parte de los 4.000 trabajadores entre España y Portugal. Él es de Tarragona, estudió en el ETSE de la URV y pilota la mayor empresa del Tecnoparc de Reus, mientras que ella tiene sus orígenes en la capital del Baix Camp, y también estudió en la URV. Prado dice que no hubiera apostado por el Camp de Tarragona si hubiera nacido en cualquier otro lugar.

«Tarragona no es visible con sus capacidades internacionalmente y, si no conoces un lugar, no piensas», añade. ¿Entonces, cuál es la razón que los llevó a los dos a su tierra de origen? La universidad, afirman, sin duda, los dos. La sesentena de perfiles que cada año se gradúan en las ingenierías, y que ya están colocados antes de acabar el grado universitario. Y no sólo estudiantes de ingenierías. «Tenemos filólogos, psicólogos, incluso un comité de ética con filósofos», apunta Gutiérrez, que sostiene que en el futuro más inmediato las humanidades jugarán un papel fundamental en las empresas tecnológicas.

Pero aquello que podía ser suficiente hace unos años, hoy no lo es. «Estamos haciendo pressing a la universidad para que ofrezcan más formación, y estamos haciendo pressing para traer gente de fuera hacia aquí», dice Gutiérrez. Como Prado, puede ofrecer sueldos por encima de la media catalana, pero no encuentra suficiente personal. «Necesitamos más flexibilidad de la URV, por ejemplo, a la hora de poder duplicar plazas formativas en algunos estudios en función de la demanda», ejemplariza Prado. Un déficit similar sucede con los edificios como el Tecnoparc -hoy ocupado al 100%.

El Camp de Tarragona está hoy en un cuello de botella con respecto a la captación de empresas tecnológicas, precisamente en un momento en que el sector pide a gritos dar un salto cualitativo. «Si generas un ecosistema grande, entonces eres capaz de atraer al territorio grandes inversiones», explica Prado.

Como factor que en lugar de sumar hoy es una resta, los dos identifican el déficit de transporte público y la falta de vivienda como elementos fundamentales.

Los puntos fuertes son todavía más fáciles de indicar. Cuando estalló la guerra en Ucrania, T-Systems dio la opción a sus cerca de 2.000 empleados en Rusia de reubicarse en el extranjero. Por proximidad, muchos escogieron países del norte de Europa, pero de los que se decidieron por la península ibérica, una tercera parte fueron al Camp de Tarragona. «Y un buen puñado ya se han comprado una casa aquí», añade Gutiérrez.

Un centenar de empresas

El sector tecnológico agrupado en el Cluster TIC Catalunya Sud suma hoy cerca de un centenar de empresas, cuyos empleados suman 21.000, repartidos por la geografía estatal. No resulta fácil computar en un único territorio trabajadores que no van nunca a su sede, o que sólo están algunos días a la semana.

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