Medio ambiente
La mayoría de las playas del Camp de Tarragona se encuentran en regresión desde 1956
Cerca de dos de cada tres playas catalanas han perdido terreno con respecto al mar en las últimas siete décadas
Según datos preliminares de un estudio del Instituto Cartográfico y Geológico de Cataluña (ICGC) a que ha podido acceder la ACN, un 65% de las playas han sufrido regresión entre 1956 y el 2019, es decir, 319 de las 489 de que se tienen datos. Por el contrario, un 35% (170 playas) han crecido en el mismo periodo. Les comarcas con más playas afectadas por el retroceso han sido el Bajo y el Alt Empordà, con un 70%, mientras que la mayoría de las que se encuentran en el área metropolitana de Barcelona han ampliado su tramo de línea de costa.
«La franja litoral de Cataluña está urbanizada en un 59% en los primeros 100 metros de playa y, si sacamos el Delta de L'Ebre y el Cap de Creus, el porcentaje aumenta hasta un 81%, y eso hace que en las playas les esté muy difícil adaptarse de manera natural a las condiciones de oleajes», explica Jordi Pinyol, técnico en riesgos geológicos del Instituto Cartográfico y Geológico de Cataluña (ICGC). Pinyol indica que la línea de costa catalana, en 1956, era de 740 km, mientras que en el 2019 creció hasta los 911 km para la construcción de estructuras como los puertos, diques o espigones. Según explica a la ACN, a la urbanización de la línea de costa se le suma un déficit sedimentario que hace años que se arrastra, así como el aumento del nivel de mar, que en los últimos 30 años ha incrementado en 10 centímetros. «Podemos decir que hay una tendencia regresiva a las playas», sentencia Pinyol.
Sin embargo, el instituto alerta que los datos recopilados forman parte de un estudio preliminar que todavía se tiene que estudiar con más profundidad playa a playa y que, además, no cuenta con registros de todas las playas catalanas. Hoy por hoy, trabajan en la recopilación de los datos recogidas desde 2020. «Se tiene que estudiar porque hay muchas interacciones y aspectos a tener en cuenta, y se tiene que hacer playa en playa y viendo la historia de cada una para poder extraer una conclusión. Después de un temporal es evidente que lo que más se ve es la erosión, pero también es esperable que en relativamente poco tiempo haya una cierta redistribución de la arena y que esta vuelva a la playa», señala el técnico.
Empordà , Camp de Tarragona, Terres de l'Ebre y la Selva, en regresión
Con respecto a los datos recopilados hasta ahora, por comarcas, el estudio del ICGC apunta que en el caso del Baix Empordà, con municipios costeros como Begur, Palafrugell o Platja d'Aro, 65 de las 92 playas han perdido arena entre 1956 y el 2019 (un 70,7%), mientras que 22 han ganado. Les datos son similares al Alt Empordà, con municipios como Cadaqués, Roses o Castelló d'Empúries. De las 132 playas estudiadas, 90 están en regresión y 30, en acreción, es decir, ganando terreno respecto del mar.
El Baix Camp (68,1%), el Tarragonès (59%) y la Selva (55,6%) son las otras tres comarcas con una mayoría de playas en retroceso. Por otra parte, el Baix Penedès tiene 5 perdiendo terreno (41,7%) y 6 ganando, mientras que 13 del Garraf están en regresión (33,3%) y 12 en acreción, con 14 más donde no se ha podido determinar la tendencia.
«El Delta de l'Ebre es la zona más cambiante del litoral»
Por otra parte, el ICGC también ha podido observar que en las dos comarcas ebrenses con litoral, Baix Ebre y Montsià, hay más playas en retroceso que ganando terreno al mar, pero con un porcentaje considerable sin datos. Así, en el Baix Ebre, 23 de las 49 están yendo atrás (46,9%), pero en 21 de los casos no se ha podido determinar, mientras que en el Montsià, en 12 de las 27 se constata una pérdida de arena (44,4%), y en 8, no hay datos.
Les datos, que recogen resultados de 489 playas mientras que no tienen datos en 75 más, muestran que el fenómeno de la pérdida de arena es más marcado en el Ebro. Tanto es así que la tasa de regresión en las playas que sufren esta circunstancia en las últimas décadas en el Montsià es de 1,48 metros por año, mientras que en el Baix Ebre es de 0,97 metros. En la mayoría del resto de comarcas, la cifra se sitúa entre los 0,2 y 0,3 metros. Con respecto a las que crecen, también lo hacen por encima de la media, ya que en el Baix Ebre la tasa de acreción es de 5,8 metros el año y, en el Montsià, de 2,1 metros.
«El Delta de l'Ebre es quizás la zona más cambiante del litoral, antes de la construcción de los embalses, la morfología del Ebro estaba acondicionada por la aportación de sedimentos, que ganaba tierra al mar, actualmente eso ya no pasa y ahora la dinámica litoral está redistribuyendo los sedimentos», indica el técnico del ICGC. Pinyol destaca que en la zona del Delta hay una «lucha metafórica» para alcanzar el equilibrio entre la dinámica fluvial y la litoral y señala que, este tipo de batalla se ve en el hecho de que en los últimos 75 años la desembocadura del río ha retrocedido unos 2 km y la playa del Fangar unos 300 m, mientras que la Punta del Fangar se ha alargado 1,3 km hacia el este y unos 700 m hacia el sur.