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La historia de la gran aurora boreal de la Guerra Civil

En 1938, una gran aurora boreal de color rojo puso en alerta a toda Europa

Una aurora boreal vermella.

Una aurora boreal roja.NASA / Tobias Billings

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La noche del pasado viernes, el cielo de Prades vivió un fenómeno inusual en lo que se pudo avistar auroras boreales que dejaron a todo el mundo boquiabierto.

Se trata de un fenómeno totalmente anómalo. Como es obvio, no es nada habitual ver fenómenos astronómicos en forma de luminiscencia en el cielo nocturno en latitudes como las de nuestro territorio, y sólo una tormenta geomagnética, causada por una serie de erupciones solares es capaz de hacer aparecer este fenómeno en nuestros cielos. Sin embargo, no es la primera vez que las auroras boreales iluminan el cielo de nuestro territorio.

Cada cierto tiempo, este fenómeno luminiscencia en el cielo nocturno se puede ver con más o menos intensidad, especialmente en lugares con poca contaminación lumínica como las montañas de Prades.

Especialmente recordada es la Aurora boreal de la Guerra Civil, que iluminó el cielo de toda Europa y los Estados Unidos en 1938.

Algunos diarios como La Vanguardia y El Mundo publicaron, el año 1938 que el 25 de enero de aquel año, desde primeras horas de la noche, hasta las dos de la madrugada se produjo una gran aurora boreal, que fue visible desde toda Europa y los EE.UU.

En este caso, poco frecuente, la aurora era de color rojo. Aquella Luminiscencia era tan intensa, que permitía hacer la mayoría de actividades en el exterior, sin la ayuda de ninguna luz artificial. Incluso la temperatura del aire aumentó (se habla de ocho grados) y también interrumpió las comunicaciones por radio entre Europa y América.

Eran los días de la guerra civil y aquel fenómeno tan intenso y desconocido a nuestras latitudes, tanto en la población civil como en las tropas produjo gran fascinación junto con desconcierto y miedo, que dieron lugar a varias interpretaciones. Ya se rumoreava que los nazis, trabajaban en lo que después sería la bomba atómica y pensaban que podía ser aquella nueva arma de Hitler de gran poder destructivo.

También en muchos lugares, pensando que se trataba de algún gran incendio, se llamaba a los bomberos. Este hecho provocó también que en sectores del mundo católico y basándose en las profecías de la Virgen de Fátima, se especulara en qué si la aurora del año 1938, no era otra cosa que el anuncio de la Segunda Guerra Mundial.

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