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Raquel Sans: «La voz del Camp de Tarragona tiene que ser a tantas instituciones como sea posible»

La nueva vicepresidenta primera del Parlament remarca la importancia de tener «presencia tarraconense» a «todos los espacios de toma de decisiones» para reivindicar las demandas del territorio

La vicepresidenta primera del Parlament, Raquel Sans, en la votación de la presidencia del Parlament.ERC

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¿Cómo está viviendo sus primeras horas como vicepresidenta primera del Parlament de Catalunya?

«Todavía estoy asimilando todo, ya que fue un poco por sorpresa. Los próximos días serán para acabar de aterrizar y empezar a trabajar».

¿No se lo esperaba?

«Me avisaron de que contaban conmigo para ir a la Mesa si había opciones, pero yo, inicialmente, pensaba que estaría en una secretaría. Al final, al mediodía, después de las negociaciones y de ver que estaba la opción de llegar a un acuerdo con Junts y la CUP, me comunicaron que tendría una vicepresidencia».

¿Como se forjó este acuerdo con Junts y la CUP?

«Nosotros habíamos dicho desde el primer momento que priorizábamos llegar a un acuerdo que permitiera tener una Mesa anti-represiva. Para Esquerra Republicana, lo que tenía más importancia y más valor era que con este acuerdo se pudiera hablar de todo al Parlament y que el voto de los compañeros que están en el exilio se contabilicen».

¿Les habría gustado cerrar un acuerdo más amplio?

«Teníamos la voluntad de llegar a un acuerdo el más amplio posible. Nos habría gustado que se hubieran sumado más formaciones. De hecho, así lo exploramos con el PSC, los Comunes, Junts y la CUP, pero los vetos cruzados entre unos y otros lo hicieron imposible».

¿Este acuerdo con Junts y la CUP puede influir de cara a las próximas negociaciones para formar el Govern de la Generalitat?

«No cambia en nada, nosotros dijimos desde el primer momento que desvinculábamos totalmente una negociación de la otra. Creemos que son dos negociaciones muy diferentes entre ellas. Una tenía que ver con garantizar el derecho político de las personas que están en el exilio, así como que en el Parlament se pueda hablar de todo. La otra tiene que ver con ser capaces con conseguir acuerdos y encontrar las mayorías. Por lo tanto, veremos si nos ponen una oferta sobre la mesa que satisfaga las demandas de Esquerra».

¿Qué aportará Raquel Sans como vicepresidenta primero al Parlament?

«Podrá aportar un compromiso total con los valores republicanos y, por lo tanto, con las políticas republicanas; con esta manera de hacer honesta y pensante siempre en el servicio a la ciudadanía. También, lógicamente, el compromiso de conseguir la independencia de nuestro país. Además, creo que es un plus que pueda aportar la mirada tarraconense al Parlament, que siempre es necesaria a las instituciones».

Esta legislatura habrá dos tarraconenses, Usted y Rosa Maria Ibarra (PSC), en la Mesa del Parlament.

«Siempre reivindico que somos la segunda área metropolitana del país y es importante que esté la voz del Camp de Tarragona representada a tantas instituciones como sea posible para dejar claro, por ejemplo, que necesitamos trenes dignos. Somos un gran grueso de población y somos un motor económico. Por eso, es clave la presencia tarraconense a todos los espacios de toma de decisiones».

¿Qué prioridades se marca para esta legislatura?

«En el Parlament tenemos que seguir trabajando para aprobar leyes en beneficio de la ciudadanía de Cataluña. Hay leyes que se quedaron en el tintero en la anterior legislatura, como la ley audiovisual o también la comisión de investigación sobre los abusos sexuales a menores de la Iglesia. Aunque todavía es pronto para avanzar estas cuestiones».

La ley de amnistía entró ayer en vigor. ¿Qué pasará a partir de ahora?

«La ley de amnistía implica una victoria política brutal porque hemos conseguido mover el gobierno del PSOE, que inicialmente no apostaba por la amnistía. Hay que poner fin a la represión y la mejor manera de hacerlo es con esta ley. Sabemos que ahora empieza la batalla para su aplicación y, desgraciadamente, nos las tendremos que ver con un poder judicial que, como han hecho últimamente, se dedica a hacer política y no a hacer justicia».

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