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Crecen los casos de explotación laboral y de tráfico de seres humanos en las zonas rurales de Tarragona

La Guardia Civil detiene catorce miembros de grupos criminales este 2024, el doble respecto del 2023

Imatge d'arxiu d'una dona detinguda sent custodiada per agents de la Guàrdia Civil i la Policia Nacional en una operació conjunta a Torredembarra relacionada en una trama suposadament amb explotació laboral

Imagen de archivo de una mujer detenida siendo custodiada por agentes de la Guardia Civil y la Policía Nacional en una operación conjunta en TorredembarraCedida

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Los casos de explotación laboral y de tráfico de seres humanos ha crecido a las zonas rurales de la demarcación de Tarragona, especialmente en las comarcas ebrenses. Los agentes de la unidad judicial de la Guardia Civil aseguran que han notado un «auge» en las áreas agrícolas donde se cultivan productos como el perejil o coliflores. 

La comisión de estos delitos también va al alza a establecimientos de restauración y de comercios, donde los trabajadores explotados hacen jornadas «extenuantes» por un salario irrisorio o a cambio sólo de su manutención. Desde principios de año hasta este mayo, el cuerpo ha detenido a catorce personas, el doble respecto del año pasado. En global, han liberado 30 víctimas, 25 de ellas en una actuación a principios de abril en Torredembarra.

La Guardia Civil ha hecho siete operaciones este 2024 relacionados con casos de explotación laboral y tráfico de seres humanos en las comarcas tarraconenses y ebrenses. Los agentes explican que han notado un incremento de este tipo de delitos en las zonas rurales y también en el sector comercial. 

«Estamos entrando mucho más en el ámbito rural, especialmente en el sur de la demarcación, donde detectamos muchas explotaciones laborales en el cultivo de perejil y coliflor, muy habitual en la zona, en las cuales tienen trabajadores trabajando jornadas extenuantes y prácticamente por ningún salario», ejemplariza el teniente de la Unidad Orgánica Judicial de la Guardia Civil de Tarragona, David Herreras.

Los agentes de esta unidad detallan que las condiciones en que se encuentran las víctimas cuando las liberan son «variadas». Hay gente que está bien y hay que los recursos habitacionales que tienen se resumen con una palabra: infravivienda», asegura uno de los agentes de la unidad -que prefiere mantener el anonimato para evitar que lo reconozcan en futuras actuaciones policiales.

En relación con estas condiciones precarias, los policías explican que encontraron personas que vivían en unas condiciones «muy extremas» en una operación hecha en una hípica del municipio de Santa Oliva (Baix Penedès).

«Trabajaban sin descanso toda la semana, por un sueldo irrisorio, y en unas condiciones higiene-sanitarias muy deficitarias, residían en una habitación de herramientas, donde convivían con roedores y en el espacio donde dormían sólo tenían una ventana que daba a una pila de excrementos de animales», destaca Herreras, quien señala que vivieron con esta situación «precaria» durante un largo periodo de tiempo. «Conseguimos rescatar a estas dos víctimas de tráfico de seres humanos», añade.

Trabajar sin límite de horas

Con respecto a las condiciones laborales de las personas explotadas, la mayoría trabajan «sin límite», en jornadas largas y prácticamente sin percibir un sueldo para las tareas que realizan. «Hablamos de cantidades muy pequeñas de dinero, incluso cero en algunos casos, y hay que únicamente perciben la manutención o que residen en casas controladas por los explotadores», indican. Al mismo tiempo, destacan, que también hay casos de explotación sexual.

Les víctimas, vulnerables y extranjeras

El perfil de las víctimas detectado es el de una persona extranjera, sin documentos de residencia, que se encuentra en una situación vulnerable y sin recursos económicos. Habitualmente, los reclutan en su país de origen y cuando llegan al Estado Español los explotan. «La mayoría de los casos son personas irregulares, extranjeras, son tanto hombres como mujeres, de edades relativamente jóvenes, que oscilan entre los 20 y los 45 años», indican los agentes.

Asimismo, han dicho que es «complicado» que las víctimas vuelvan a caer en las mismas redes, pero si que han detectado que algunas de ellas «pasan de una trama a otra» a raíz de su situación de vulnerabilidad. Con respecto a los captadores y explotadores, han explicado que se trata de personas de la misma nacionalidad que las víctimas y que hay pocos casos que los explotadores sean nacionales.

Salvadas 30 víctimas

Desde comienzos de este año y hasta mayo, el cuerpo policial ha desarticulado organizaciones criminales que explotaban a 30 personas. La mayor parte de ellas, se liberaron en la operación hecha este abril en establecimientos, principalmente, de restauración en Torredembarra

En concreto, encontraron a 25 víctimas. Les cinco restantes son de otro caso. El año pasado, el cuerpo detectó a siete víctimas. «Estamos atacando a organizaciones con un volumen de víctimas mayor», afirma Herreras. En relación con el número de detenidos, ya llevan catorce, el doble de detenciones con respecto al año pasado, cuando se cifraron en siete.

Miedo a ser deportados

Los agentes aseveran que las víctimas tienen mucho miedo de ser deportados hacia sus países de origen, por lo cual, normalmente, no se muestran colaboradores ni los facilitan información cuando se producen las actuaciones policiales. De hecho, explican que las víctimas «están aleccionadas» por los grupos criminales y que no se atreven a darles información o a denunciar hasta que no pasa un tiempo.

«El ideal sería que las víctimas contactaran con nosotros, que supieran que no les pasará nada; si nos explican el caso, les podemos dar algún tipo de ayuda para sacarlos de la trama, ya sea a través de organizaciones que den alimentos o a través de recursos habitacionales», apunta a uno de los agentes. Recientemente, han reubicado a quince personas en diferentes provincias de España.

Más acciones de prevención

Desde la Guardia Civil indican que han aumentado el número de inspecciones y de controles en establecimientos y zonas de cultivos. Aseguran que las acciones de prevención son importantes para que las organizaciones noten su presencia y no actúen con «impunidad».

«La segunda medida tiene que ser la difusión de la ayuda que podemos ofrecer, las víctimas tienen que perder el temor a denunciar tanto por las represalias por parte de sus explotadores como por el miedo de ser deportados,» señala Herreras.

Finalmente, el cuerpo puntualiza que no han detectado que los casos de tráfico de seres humanos y de explotación laboral estén relacionados con otros delitos, como el de tráfico de drogas, en la demarcación de Tarragona.

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