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Cae una red que explotaba víctimas del tráfico para cuidar plantaciones de marihuana

La Policía Nacional localizó seis plantaciones más en Barcelona, Tarragona y Castellón

Operatiu policial a Catalunya.

Operativo policial en Cataluña.Policía Nacional

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La Policía Nacional ha detenido a 28 personas en una operación en que ha desmantelado una red acusada de explotar al menos dos víctimas del tráfico, a las cuales llevó a España con falsas promesas de trabajo y las obligó a cuidar algunas de las nueve plantaciones de marihuana en Barcelona, Tarragona y Castellón.

Según ha informado este jueves a la policía, cuatro de los detenidos han ingresado en prisión después de esta operación, en qué se ha liberado a las dos víctimas, que llevaban meses recluidas en las plantaciones, donde se han intervenido 13.218 plantas de marihuana y 1,3 kilos de hachís y donde pinchaban la luz, defraudando 1,9 millones de euros.

La investigación se inició en febrero del 2023, cuando se localizaron dos plantaciones de marihuana en naves industriales de Castellbisbal y Molins de Rei (Baix Llobregat), y una de las personas que se encargaba de cuidarlas explicó que estaba recluida y que había sido engañada en su país de origen, Albania, por un compatriota, que le prometió trabajo en España en un negocio de lavado de coches.

Según la policía, la red criminal facilitó el traslado de esta víctima del tráfico en España y, sólo llegar al aeropuerto, lo enviaron directamente a una nave industrial que ocultaba una plantación de marihuana, le retiraron el pasaporte y el teléfono móvil y lo obligaron a cuidar la plantación, con la amenaza de hacer daño a la familia si no lo hacía.

Cuando la policía lo liberó, esta persona hacía tres meses que estaba cerrada la plantación.

Posteriormente, la policía localizó a otra persona en una situación parecida en otra plantación, aunque si procede los miembros de la organización le engañaron diciéndole a su país de origen que se encargaría de una plantación de marihuana y que en España esta actividad era legal.

Esta segunda víctima estuvo recluida durante dos meses en una plantación de marihuana, sin contacto con el exterior, ya que los detenidos también le retiraron el pasaporte.

Una vez se recolectó toda la marihuana de la primera nave, esta segunda víctima fue trasladada por la red a otra plantación, donde finalmente fue liberada por la policía.

Las dos víctimas liberadas vivían en el interior de la plantación, sin poder salir al exterior, sin luz natural ni ventilación y únicamente comían lo que les proporcionaba algún miembro de la organización.

Con la documentación incautada en estas primeras plantaciones y las declaraciones de las víctimas, la policía localizó seis plantaciones más en Barcelona, Tarragona y Castellón, en las que no se encontraron otras víctimas del tráfico.

Después de varios meses de investigación, los agentes comprobaron que la red utilizaba chalets en urbanizaciones aisladas para continuar con el cultivo de la marihuana, hasta que el junio pasado detuvieron todos sus miembros en un registro simultáneo en tres domicilios particulares y cuatro chalets.

Los detenidos están acusados de los delitos de tráfico de seres humanos, pertenencia a organización criminal, tráfico de drogas, tenencia ilícita de armas, falsedad documental, contra el derecho de los ciudadanos extranjeros y defraudación de fluido eléctrico.

En los registros, la policía también intervino dos armas largas, un arma corta, cartuchos de 9 milímetros, 35.320 euros en efectivo y ocho documentos de identidad falsos.

Según la policía, uno de los principales líderes de la organización fue condenado en 2002 a 25 años de prisión en Albania por cruce y asistencia ilegal de las fronteras del Estado.

Además, la red ahora desarticulada mantenía vínculos con otra organización investigada por la policía, que detuvo a 123 personas por favorecer de manera masiva la inmigración ilegal de ciudadanos albaneses.

La organización ahora desarticulada estaba perfectamente estructurada, según la policía, de manera que el cabecilla, un ciudadano español, se encargaba de localizar las naves industriales, gestionar los alquileres y comprar todo el material para la plantación.

Por encima se situaban los líderes de la organización, que eran los que daban órdenes para que la red funcionara.

Por debajo del jefe había los encargados de localizar a las posibles víctimas en su país de origen para que cuidaran durante todo el día las plantaciones, así como los «controladores», que vigilaban a las víctimas del tráfico y acudían cada dos o tres semanas en las plantaciones para proporcionarles lo necesario para seguir con el cultivo.

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