Urbanismo
«Hard Rock se tiene que pensar a escala metropolitana»
La URV despidió ayer a Robert Casadevall con una conferencia sobre el proyecto
De BCN World a Hard Rock, de seis casinos temáticos a un solo espacio reservado al juego, las dudas sobre la construcción o no de vivienda y una serie interminable de planeamientos urbanísticos han marcado la historia reciente del Centro Recreativo y Turístico de Vila-seca y Salou.
Ayer, la Universidad Rovira i Virgili reconoció a una de las personas que más ha estudiado este proyecto, Robert Casadevall, quien impartió una conferencia sobre el Hard Rock aparte del alumnado de la facultad de Vila-seca, amigos y seguidores de la iniciativa.
Además de ser profesor asociado de la URV, Casadevall ha dedicado gran parte de su vida al planeamiento urbanístico, siendo colaborador de los planes de ordenación urbana de municipio como Reus, Cambrils, el Vendrell, Tarragona o Altafulla, entre muchos otros así como muchos otros proyectos urbanísticos de la demarcación.
En definitiva, Casadevall ha dedicado una vida al delinear el territorio. Un territorio que ha estado marcado en los tiempos recientes por el proyecto del Hard Rock, que con más de doce años de historia, sigue marcando el calendario político actual.
Casadevall recuerda la dimensión original de esta iniciativa, la cual pretendía la construcción de 600 hectáreas, campos de golf, seis casinos temáticos y 5.000 viviendas. «Se hablaban de 20.000 puestos de trabajo directos y otros tantos indirectos», señala Casadevall.
Para Casadevall, hay una tónica que se ha mantenido durante estos doce años «la falta de claridad», además remarca cómo «el reparto de papeles y los argumentos tanto a favor como en contra han sido los mismos siempre», a pesar de los cambios de dimensión del proyecto.
Casadevall apunta que la primera reformulación se hizo en 2014, cuando el INCASOL asumió la compra de los terrenos y la zona del complejo quedó reducida a 101 hectáreas donde habría cuatro casinos de los seis planteados originalmente.
Dos años después –con un cambio del plan director por el medio que eliminaba un viaducto de acceso– se resolvió una sola licencia de casino. «Entonces se anunciaron 11.500 puestos de trabajo entre directos e indirectos», aseguraba Casadevall, ironizando que «parecía que con cada colada perdíamos una sábana».
No fue hasta 2020 que el proyecto «se volvió a animar», tal como lo define el profesor, momento en el que se firmó el contrato de compraventa a tres manos entre el INCASOL, La Caixa y los promotores del Hard Rock. Casadevall alerta de los peligros que supone este texto de 140 páginas, donde «Hard Rock pone muchas condiciones al INCASOL, pero estos no ponen ninguna». Según detalla el profesor, los promotores «podrían deshacerse de los terrenos por la mínima».
En el 2022 llegó la que es, de momento, la última reducción del proyecto, después de que el TSJC tumbara el plan director por el medio a través de un recurso de Aturem Hard Rock. La actual iniciativa habla de 61 hectáreas donde se han recortado los espacios libres, los equipamientos y el sistema viario. «Cuando hablamos de macrocomplejo quizás lo tendríamos que revisar», opina Casadevall, quien apunta que «el actual proyecto de casino es del tamaño medio que hay en Cataluña».
¿Un proyecto fallido?
Casadevall no dicta que Hard Rock haya fracasado, pero asegura que «su historia ha servido como una perversión del planeamiento urbanístico», indicando que «se ha utilizado para servir unos intereses concretos». El profesor apunta que «el urbanismo tiene que servir para hacer ciudad» y este proyecto «ha obviado la complejidad y diversidad de los terrenos donde se quiere levantar».
El profesor mantiene que «este proyecto no se puede pensar sólo en una escala de Salou y Vila-seca», ya que «este acondiciona toda la demarcación desde puntos de vista laborales, de gestión de recursos y de movilidad». «Ahora que se vuelve a hablar tanto de mirada metropolitana, se tiene que pensar en esta escala cuando hablamos de Hard Rock», afirma Casadevall.
Como consejos para el futuro, el profesor apunta al hecho de que es necesario «tener un debate serio y con datos objetivos y con todas las partes presentes». Casadevall considera que se tiene que «dejar de poner parches» y «hacer un planeamiento serio». «Tenemos la capacidad, pero también la necesidad de hacerlo bien», sentenció.