campanero
Entrevista
Ramon Vilà: «Con el relevo generacional, en Valls tenemos campaneros por cien años más»
Ramon Vilà es el campanero en activo más veterano de Valls y este año será nombrado SantJoaner. El habitante de Valls explica a Diari Més su trayectoria dentro de este mundo y la situación en la que se encuentra este oficio en la capital del Alt Camp
¿Usted es el campanero más veterano en activo que hay ahora mismo a la ciudad, pero cuando empezó?
«El año 1996, cuando acabaron las obras del campanario del a Carme me pidieron si podía ir. Allí hay una campana muy grande y yo la hice recorrer, y después, aunque yo no sabía nada, me dijeron que era muy difícil hacerlo. Desde entonces, cuando es la Mare de Déu del Carme y la Mare de Déu de Montserrat, allí bajo –en la iglesia del Carme- siempre la tocaba yo. Entonces los compañeros de los Campaneros de Valls fueron a Sant Antoni y también tocaban la de Sant Antoni. Y ahora hace unos cuantos años que ya llevamos estas campanas –las de la Iglesia de Sant Joan–, donde se ponen unos cables y se puede hacer manualmente desde la escalera. Además, se hace con unos tonos de hace muchos años que se recuperaron de hace muchos años y que se encontraron con una libreta. Este hecho es una buena investigación de Jordi y Ferran, que son las almas de la agrupación de campaneros de Valls».
¿Antes de la inauguración de la iglesia del Carme, en 1996, había tocado antes las campanas?
«Alguna vez creo que sí, pero casi no me acuerdo porque ya hace muchos años. Pero algunas de las Decenales quizás sí que hubiéramos ido a hacerla sonar un poco la de la iglesia del Carme. Más que estas de aquí arriba –la de la iglesia de Sant Joan–, que ya estaban mecanizadas. Pero la del Carme, que era manual, y la de Sant Antoni podría ser también, pero no te lo puedo jurar porque no me acuerdo».
¿Y a partir de la inauguración?
«Desde entonces siempre estuve en torno a la campana del Carme, después en la de Sant Antoni, y ahora hace unos cuantos años, con el grupo de Campaneros de Valls también vinimos para acá, en la de Sant Joan, y estas también las hacemos sonar manualmente. Pero claro, principalmente estas –las de Sant Joan- sólo se tocan los días de fiesta de forma manual. El resto de días tienen un sistema automático que hace los toques. Este sistema también hace el toque para los entierros y para otras ocasiones que requieren algún tono diferente. A pesar de qué ahora, el campanario de Sant Joan, ya hace cuatro o cinco meses que está cerrado a consecuencia de las obras; entonces lo tenemos todo parado. Porque hay una estructura que rodea todo el campanario y si yo tocara las campanas o se hiciera de manera automática, el sonido haría vibrar toda la estructura de fuera y sería peligroso. Por eso está parado. Cuando acaben las obras, todo volverá a la normalidad».
¿Cree que ser campanero es vocacional?
«Sí, sin ningún tipo de duda. Yo creo que eso te nace del corazón. Ser campanero es dar doble vida, porque cuando la campana suena, da vida a la campana y al pueblo. La campana tiene su vida, tiene su historia, y lo tenemos que mantener y al menos aquí en Valls, con el relevo generacional, tenemos campaneros por muchos años».
Tocar la campana requiere un esfuerzo físico.
«Sí, bastante. Sobre todo aquella de allí abajo, la del Carme. Como el yugo –que es el eje por donde la campana queda sujeta a las paredes del campanario– es más pequeño, cuesta más. Y tocar estas de aquí, las del campanario de Sant Joan, es más fácil porque tocas desde arriba a la escalera y la cuerda que estiras está a la par de arriba, en el yugo, pero a pesar de tener esta facilidad supone un esfuerzo físico, claro».
Además, después de haber subido arriba del campanario, da la sensación que hay muy poco espacio de maniobra.
«El espacio es bastante justo, debe haber dos o tres metros. Ahora porque está muy lleno de hierros y está toda la estructura que rodea el campanario y parece que casi no cabe nadie, pero después, cuando lo saquen todo y hayan acabado las obras, parecerá que podemos bailar y todo del espacio que tendremos (río)».
¿Y normalmente cuando toca las campanas lo hace sol o con más gente?
«Aquí en Sant Joan lo llevamos desde la asociación de campaneros y tenemos la suerte de que sube a mucha juventud, así que siempre estás acompañado».
¿Entonces cree que el futuro de los campaneros en Valls está asegurado?
«I tanto. Gracias a ellos hemos conseguido incentivar a la juventud y que les guste eso de tocar las campanas. En general, hay mucho ambiente, lo llevan muy bien y siempre tienen muy buenas iniciativas. Creo que hay mucha vida. En las campanas de Valls hay vida por cien años más, como el campanario, que lo están arreglando por cien años más. Es bonito que los jóvenes cuiden lo que es tradicional para las generaciones futuras».
¿Y cómo se aprende?
«Si lo quisieras, ellos te enseñarían los toques que se tienen que hacer. Allí bajo, en el campanario del Carme, sólo hay una y es más sencillo, lo único que cuesta más es hacerla rodar. Pero las del campanario de Sant Joan, entre todos te guían y te ayudan, funciona como una orquesta, todos te van guiando. Así es como aprendes, y es muy bonito».
Este año el consistorio ha decidido nombrarlo SantJoaner. ¿Se lo esperaba?
«No, es una cosa que no te esperas nunca. Yo siempre he intentado ayudar al pueblo y ahora, desde que estoy jubilado, todavía más. Y cuando te lo dicen pensamientos: Ostras, qué alegría que hayan pensado en mí. Si pienso en el proceso que han debido hacer para escoger el SantJoaner de este año, pues quedo contento porque justo en el 2024 es el año del campanario de Sant Joan, han querido dar el premio de SantJoaner a un campanero y que, además, dijeran, mira, va, le damos a Ramon. Pues es un hecho que te pone muy contento, porque es un honor muy importante, es un recuerdo que te queda de por vida».
¿Cómo recibió la noticia?
«Primero me asusté, no te engañaré, porque me llamó la secretaria de la alcaldesa, diciendo que quería hablar conmigo y el primero que pensé fue: Qué he hecho mal?. Pero cuando llegué allí, vi que sonreía, ya me quedé tranquilo. Entonces la alcaldesa me comentó: Escúchame, que hemos pensado en ti, con todas las juntas, para que seas el SantJoaner de este año. Yo quedé pasmado, no me lo esperaba».
¿Qué comporta ser SantJoaner?
«Entre muchas cosas, tienes que asistir a muchos actos. Tienes que llevar la bandera a la ida y vuelta a las tronadas. También tienes que ir al pleno del Ayuntamiento, que está donde te nombran y entonces haces un pequeño parlamento. Además, aquel día hay un señor que te hace una glosa, sobre ti y sobre los campaneros y el campanario. Este año será Daniel Vilarrúbias, doctor en Historia del Arte y archivista. Es un acto bonito».
¿Es el mayor que te puede pasar como vallense?
«I tanto, eso es una de las grandes cosas que te pueden pasar. Yo he tenido mucha suerte de poder vivir cosas muy grandes como habitante de Valls porque durante las Decenales, se baja la Mare de Déu de la Candela del camarín y durante dos Decenales y media, he conseguido bajarla y subirla. Por una parte, es una responsabilidad, y después un honor poder cogerla y tener la fuerza para subirla al altar mayor, bajarla y volver a llevarla a su camarín. Así que entre eso y que ahora me nombren SantJoaner, siento que no puedo pedir más como vallense. Es un orgullo y un honor ser de esta ciudad».
Este año la Fiesta Mayor de Sant Joan será más especial pues.
«Sí, claro. Ahora tengo muchos actos, principalmente el día 23. Quizás el momento más especial para mí será el nombramiento y espero poder hablar cuando esté allí al Segundo de Plenos, porque claro, estaré en el pleno con los concejales, las concejalas, los fiesteros, la gente del pueblo, la familia, todos allí delante... Espero que salga. Ya me lo prepararé, me tendré que entrenar (ríe)».
¿Y como vallense, de la Fiesta Mayor de Sant Joan, qué destacaría?
«Uno de los actos buenos es la salida de completas a la noche y la participación castellera, que también es muy importante. Tener estos dos grupos en la ciudad y además, con estas exhibiciones, dos días seguidos, es un honor para el pueblo y una gran satisfacción, ya que eso no lo tiene todo el mundo».