Navidad
Alcover vuelve a hacer cagar el tió «más largo del mundo» por Sant Esteve
La iniciativa, en la que han participado cerca de 400 chiquillos, no sólo está abierta a residentes, sino que también reúne familias de localidades vecinas
Bolsas con caramelos y pequeños juguetes son los presentes que el «tió más largo del mundo» ha cagado este Sant Esteve en Alcover. Cerca de 400 criaturas han llenado la plaza Nova de la localidad para hacer cagar la figura mágica de más de 50 metros de longitud. «Que sepamos, es el más largo del mundo, en el Récord Guiness no sale nada que indique el contrario», ha afirmado a la ACN el presidente de la Junta del Tió de Alcover, Oriol Foguet.
Se trata de una tradición que se empezó a gestar ahora hace más de treinta años por parte del grupo sardanista del pueblo y que se ha consolidado como uno de los actos más destacados de las fiestas de Navidad al municipio. La iniciativa no sólo está abierta a residentes, sino que también reúne familias de localidades vecinas.
Con 53 metros de longitud, el tió de Alcover ha ocupado la plaza Nova de punta a punta a la espera de los 370 niños y niñas que este jueves se han reunido a su alrededor coincidiendo con el día de Sant Esteve. Desde hace décadas, este es un punto de encuentro para las familias del pueblo en esta fecha de las fiestas de Navidad.
Ahora bien, la participación no está restringida únicamente a las familias del pueblo, sino que está abierta a todo el mundo. Algunos han venido de Reus, como los hermanos Pere Arnau i Queralt Gispert, que se han estrenado con mucha ilusión en esta «cagada» del tió «más largo del mundo». Como muchos otros niños, lo han hecho con sus particulares bastones, que han traído de casa.
Dividido en dos grupos de unos 200 niños cada uno, los niños se han colocado a ambos lados de la figura mágica para entonar la canción del tió de Alcover, una versión cantada y grabada por los alumnos de la Escuela Municipal de Música. Aunque en la primera ocasión, el tió no ha sido acertado, en la segunda serie los regalos han aparecido bajo la larga manta. Entre los más pequeños, la ilusión era evidente.
Ilusión entre pequeños y no tan pequeños
Si bien los niños y niñas tenían que hacer cagar el tió de forma autónoma, también se han permitido excepciones para que los adultos pudieran acompañar los más pequeños. Es el caso de la familia de Guiu, quién con dos meses de edad, ha estado al lado de su hermano y sus padres para vivir la tradición desde primera fila. «Para nosotros es importante que viva las mismas cosas que su hermano y que participe de las actividades del pueblo», ha indicado a su padre, Jonatan Gázquez.
Fue el grupo sardanista de Alcover quien puso en marcha años atrás esta tradición que con los años se ha consolidado como uno de los actos destacados en la localidad. Desde la Junta del Leño de Alcover confían tener el relevo generacional asegurado. Entre otros, cada año cuentan con adolescentes voluntarios que ayudan en las tareas de organización.