Emoción a flor de piel y recuerdo en la reapertura de un refugio antiaéreo de la guerra civil española en Castellvell del Camp

«Había veces que no quería bajar porque lo veía tan oscuro que pensaba que me ponía en la boca del lobo». Es el recuerdo emocionado de Maria Rosa Solé, vecina de Castellvell del Camp, quien con tres años tuvo que entrar en uno de los dos refugios antiaéreos del pueblo para protegerse de los bombardeos durante la guerra civil española. Con 89 años, este sábado ha vuelto a bajar por los estrechos pasillos del equipamiento ubicado a la calle de Sant Jaume y localizada en el 2019 a raíz de unas obras de pavimentación. El refugio se construyó en 1938 coincidiendo con los ataques que sufría la ciudad vecina de Reus. El espacio, de unos 86 metros de longitud y 80 centímetros de anchura, se acabará de musealizar y se podrá visitar a partir de la próxima semana.

Como es habitual en este tipo de infraestructuras, el refugio antiaéreo recuperado en Castellvell del Camp consta de dos puertas de acceso, se encuentra a seis metros de profundidad, combina paredes desnudas y otros de piedra de obra y tiene forma de «L», con el objetivo de amortiguar las ondas expansivas en caso de bombardeo. El refugio de la calle de Sant Jaume tenía una capacidad para una treintena de personas que, al sonar las sirenas de alerta, bajaban al interior de los pasillos donde había agua y alimentos como bacalao, pan o butifarra, además de mantas por si los vecinos tenían que quedarse horas.

Una de las vecinas a las cuales se resguardó en varias ocasiones en este espacio es Maria Rosa Solé. En marzo de 1938, cuando se construyó el refugio, tan sólo tenía tres años pero recuerda que bajaba acompañada por tres jóvenes del pueblo en un contexto de incertidumbre y miedo. Ahora, con 89 años, ha vuelto a recorrer los pasillos del equipamiento en un ejercicio de memoria histórica. «Les sirenas podían sonar a media mañana o a media tarde, incluso de noche. Había las mantas por si nos teníamos que quedar a dormir, yo recuerdo que me dormía al regazo de ellas. Todos teníamos ganas de salir y decíamos 'si salimos vivos, tenemos muchos proyectos por hacer'», ha rememorado emocionada.

Si bien en el pueblo se construyeron dos espacios para protegerse ante los ataques de la aviación italiana, el cierto es que el municipio no acabó siendo blanco de las bombas. El otro refugio construido en la localidad se encontraba bajo la plaza del ayuntamiento. Así lo recuerda Jordi Puigrodón, un vecino de 91 años que este sábado también ha asistido a la reapertura del refugio de la calle Sant Jaume. «A la mínima que notábamos que había movimiento, íbamos hacia el refugio, asustados, no hay que decirlo. Pasábamos mucha hambre, cuando sonaban las sirenas corríamos hacia allí y nos encontrábamos unos 25 o 30 vecinos bajo», ha apuntado.

Un refugio localizado después de unas obras de pavimentación

El hallazgo de este refugio se hizo en el marco de unas obras de pavimentación, en el 2019. A partir de allí, se llevaron a cabo los trabajos para identificar el recorrido subterráneo y localizar la segunda puerta del equipamiento, que se encuentra justo en medio de la actual calle Pompeu Fabra. Para poder acceder de forma segura, se ha construido una galería y se ha consolidado el espacio, que pasa a ser visitable.

Según el concejal de Cultura de Castellvell, Jordi Jové, se trata de un refugio que destaca por su longitud y dimensiones, así como por la existencia de dos refugios en un mismo municipio pequeño que no superaba a los 600 habitantes. La recuperación del refugio ha tenido un coste de casi 224.000 euros y el apoyo económico tanto de la Generalitat como de la Diputación de Tarragona.

Una recreación histórica para hacer memoria

Después de la inauguración de las obras de consolidación del refugio, el próximo sábado se podrá visitar en el marco de una recreación histórica para rememorar los años de la guerra civil española en la localidad. A partir de aquí, se harán jornadas de puertas abiertas al espacio durante Semana Santa y los fines de semana.

También está previsto acabar la museización del refugio, con la colocación de elementos como lámparas de aceite originales que se encontraron en el interior. Una vez se finalice esta tarea, se organizarán visitas para escuelas, institutos y público en general.