Cambrils llena el paseo marítimo de rosas y libros para celebrar Sant Jordi

Una madrugada de primavera agradable en la costa de Cambrils. El sol brilla en un cielo casi desnudo, con alguna nube por ahora inofensiva. La temperatura es cálida, advirtiendo que el verano está cada vez más cerca, pero un viento fresco obliga a los más frioleros a no separarse de la chaqueta y los más veteranos ya auguran que lloverá. «Esto es viento de lluvia», profetiza un hombre en voz alta sentado cómodamente en un banco. Podría ser un martes cualquiera, pero te das cuenta de que alguna cosa especial pasa cuando, desde primera hora de la mañana, hay un movimiento importante por el paseo marítimo.

Al lado del puerto, las paradas de rosas y libros están ya terminadas con las embarcaciones y el mar como telón de fondo. Desde el primer momento, estas llaman la atención de familias, grupos escolares y peatones. Algunos de ellos ralentizan la marcha, mientras miran con atención las portadas de los centenares de libros expuestos. Incluso, algunos recorren en más de una ocasión un mismo escaparate, indecisos. Finalmente, cogen un libro, lo abren por una página al azar y lo hojean. Buscan la sinopsis y la leen en diagonal, buscando el convencimiento necesario como para efectuar la compra.

Una difícil decisión, provocada en parte por la gran variedad expuesta. Les novelas son las que ocupan la mayor parte, pero los más chillones son los libros infantiles y juveniles. Portadas coloridas y chillonas, con dibujos que atraen tanto los ojos de los más pequeños como de algunos padres que se preguntan cómo conseguir que el niño lea alguna cosa que no esté en una pantalla. Una vendedora asegura que esperan disfrutar de una buena jornada: «Por la mañana viene más personas mayores o niños que vienen de las escuelas, y por la tarde veremos más gente joven o los que salen trabajar». Además, también desea que «¡tan sólo esperamos que no nos llueva!».

No obstante, la protagonista no deja de ser la rosa. La rosa tradicional roja sigue imperando con una mayoría abrumadora. Sin embargo, queda espacio para las de otros colores, como la azul, amarilla, blanca o rosa, valga la redundancia. Desde el primer momento, ya se empiezan a ver parejas paseando al lado del puerto con la rosa en la mano de la chica. Y hay que recordar que a los chicos también nos gusta que nos regalen una rosa de Sant Jordi.

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