Sociedad
Perforan el subsuelo de Riudecanyes para encontrar agua y recuperar el abastecimiento para consumo humano
El Ajuntament confía en que el tercer intento de hacer un pozo en un año tenga éxito para dejar de repartir garrafas en el vecindario
Bajo la mirada de vecinos y curiosos, operarios de una empresa de perforaciones han destinado tres días en Riudecanyes a comprobar la presencia de agua en el subsuelo. Hace un mes que se recomienda no beber ni cocinar con el agua del grifo atendido la turbiedad causada por los tratamientos de potabilización y reducción de los niveles de manganeso.
El consistorio reparte garrafas dos veces por semana entre los vecinos, pendiente de confirmar si se puede abrir un pozo que solucione provisionalmente la problemática. Los dos sondeos del otoño no fueron exitosos y quiere constatar si la tercera vez es la definitiva para tener un suministro de agua alternativo en el pantano. El alcalde Ernest Roigé insiste en la conexión del pueblo con la red del Consorcio de Aguas de Tarragona.
El agravamiento de las reservas del pantano de Riudecanyes en el último mes ha provocado que el agua del grifo de Riudecanyes no cuente con los niveles óptimos para el consumo humano. El pueblo se abastece del embalse y a raíz de esta situación, el consistorio ha optado por repartir garrafas entre el vecindario dos veces por semana, los martes y los jueves, con un coste aproximado de 5.000 euros para las arcas municipales desde finales de julio.
Paralelamente, se han hecho estudios que indican la posibilidad de que haya agua en el subsuelo del núcleo de la localidad. Concretamente, se trataría de la zona próxima al parking municipal, donde el miércoles empezaron las tareas de perforación por sondear bajo tierra.
Con una perforadora y un generador eléctrico, los operarios ya han destinado tres días a hacer los sondeos correspondientes para determinar la presencia de agua en el subsuelo del municipio. Así, se ha hecho una testificación geológica y un control hidrológico de la perforación, basada en muestras del terreno extraídas a cada seis metros de profundidad.
La localización de este lugar se ha determinado a partir de unos estudios previos hechos por hidrogeólogos, que han analizado la geología regional y local para encontrar unos puntos que fueran propensos para encontrar agua. «Riudecanyes se localiza sobre material geológico formado principalmente de granito. Es un material complejo y el agua que pueda venir, viene dada por las fracturas que pueda tener estos granitos», ha detallado Víctor Delgado, hidrogeólogo de la empresa Hidrolem.
Todo un pueblo pendiente de la perforación del subsuelo
La expectativa en el municipio es máxima; en torno a la maquinaria se reúnen vecinos y curiosos, incluso un zahorí, que observan cómo los operarios perforan el subsuelo a la espera de que el agua brote. «Viendo la situación del cambio climático, hoy por hoy no hay nada definitivo en ningún sitio. Si podemos tener un pozo que nos dé agua, fantástico. Si podemos hacer algún otro más, también. Eso no quita que tenemos un pantano y que confiamos en que un día u otro se volverá a llenar. Pero la solución definitiva es la conexión con el consorcio de aguas de Tarragona», ha subrayado Roigé a la ACN.
De hecho, este es el tercer intento del consistorio para encontrar un pozo que les proporcione agua. En una primera probatura el otoño pasado, se optó por sondear una zona próxima al castillo de Escornalbou. Se trataba de un punto alejado del núcleo de población donde se encontró muy poca agua, dos circunstancias que hicieron desestimar la posibilidad de canalizarla.
Pocas semanas más tarde se volvió a probar, esta vez más próxima a Riudecanyes, pero sin éxito. Los niveles de contaminantes que se detectaron en el agua también obligaron a descartar este punto. Ahora, el pueblo tiene todas las esperanzas puestas en este tercer intento, el cual se localiza en un punto céntrico de la población, en una calle por donde antiguamente pasaba un barranco y muy próxima a la actual cañería principal.
Este miércoles se inició toda la infraestructura necesaria para empezar a perforar el subsuelo, mientras que el jueves consiguieron alcanzar los 170 metros de profundidad sin que los técnicos detectaran ningún cambio sustancial ni zonas con agua. Los trabajos continuaron sin novedades al día siguiente viernes, hasta los 238 metros bajo tierra.
La previsión es que las obras se reanuden este lunes, cuando se podría decidir seguir perforando el terreno hasta los 300 metros de profundidad y hacer una aproximación del caudal que se espera encontrar. Esta obra de emergencia, que tiene un coste total aproximado de 100.000 euros, está subvencionada prácticamente por completo por la Agencia Catalana del Agua. En caso de que la perforación resulte exitosa, habrá que iniciar el resto de tareas de instalación, bombardeo y conducción de agua.
Si por el contrario, no se consigue encontrar agua a lo largo de todas las capas de subsuelo, el consistorio defiende seguir buscando en otros puntos. «Agua hay, tendremos que seguir probando. Si no hay, quizás nos tendremos que acabar abasteciendo con cisternas o utilizándolas para diluir el agua que tenemos hoy y hacerla apta para el consumo humano. Más allá, la conexión definitiva es la conexión con el CAT. Tal como está evolucionando todo, no podemos depender sólo de lo que caiga del cielo», ha lamentado Roigé.