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El pueblo de Tarragona que surgió de la leyenda de unos perros vampiros que atemorizaban a los vecinos

A la entrada del municipio, los visitantes pueden encontrar un monumento que homenajea a estos temibles perros

Imagen de Pratdip.Catalunya Turisme

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En el sur de Tarragona, el pintoresco pueblo de Pratdip esconde una historia única que ha dado forma a su identidad: unos perros lobo negros y endemoniados que habitaban en las montañas de Pratdip, salían de noche y aterrorizaban a la población en el pasado.

La leyenda cuenta que, en las tierras de Pratdip conocidas como "El Prat", merodeaban unos perros endemoniados de ojos brillantes y cojos de una pata, llamados dips. Estos seres salían por la noche, arrasaban con el ganado y, ocasionalmente, se cruzaban en el camino de algún borracho, al que atacaban sin piedad. Los dips, con sus colmillos llenos de sangre, creaban una atmósfera de miedo en el pueblo, que hizo que el nombre de la localidad pasara a ser Pratdip, en honor a estas criaturas mitológicas.

La leyenda ha sido tan intrínseca en el lugar que incluso aparece representada en su escudo, presidido por un perro negro con una pata levantada. La primera representación de los dips se encontró en un retablo de Santa María de 1602, y más tarde, en otro de 1730. A la entrada del municipio, los visitantes pueden encontrar un monumento que rinde homenaje a estos temibles perros, además de una ruta por el pueblo para descubrir placas dedicadas a los once dips que se encuentran dispersos por todo el lugar.

Aunque no existen pruebas fehacientes sobre la existencia de estos perros vampiros, la historia ha permanecido viva en la memoria colectiva de los habitantes, que aún aseguran haber visto a los dips en más de una ocasión. Muchos sostienen que esta leyenda se ideó para disuadir a los borrachos de aventurarse por las noches, pero lo cierto es que ha trascendido a lo largo de los siglos y se ha convertido en parte esencial de la identidad del pueblo.

Los encantos de Pratdip

Más allá de los perros vampiros, Pratdip ofrece a los visitantes una gran variedad de atractivos. En lo alto de una colina, se alza el castillo de Pratdip, cuyas ruinas del siglo XII aún permiten intuir su grandeza. Aunque el castillo ya no conserva su estructura original, las paredes que permanecen en pie son un testimonio del pasado medieval del lugar.

El encanto del pueblo se extiende a sus calles empedradas, adornadas con arcos, que transmiten una sensación de atemporalidad. En los antiguos lavaderos, que se usaron hasta hace relativamente poco, se puede sentir cómo el tiempo parece haberse detenido. 

Además, el pueblo cuenta con la Iglesia Parroquial de Santa María, un edificio de la época romana restaurado en 1959, y restos de la muralla medieval que una vez protegió la ciudad, como la famosa torre de Cal Capet y el Portal, junto a la iglesia.

Los aficionados al senderismo también encontrarán en Pratdip un paraíso natural. En los alrededores se encuentra la Sierra de Llaberia, una de las cordilleras más salvajes del sur de Cataluña, que ofrece numerosos senderos rodeados de naturaleza, con vistas espectaculares hacia Pratdip y otros encantadores pueblos cercanos.

Cómo llegar a Pratdip

Pratdip está ubicado a unos 35 minutos de Tarragona cogiendo la A-7 y a aproximadamente 1 hora y 30 minutos de Barcelona tomando la C-23 y la AP-7. No hay transporte público que conecte directamente el pueblo, por lo que se recomienda llegar en coche.

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