Director y cofundador del Campus Rock
«Los participantes del Campus Rock no quieren ocio, quieren música y tocar»
El director y cofundador del Campus Rock explica la historia de esta veterana escuela itinerante de pop-rock
— Acabáis de anunciar las fechas del Summer Camp del Campus Rock 2024 en la Espluga de Francolí. Ya sois una propuesta del todo consolidada.
— Empezamos el año 2001, y al principio nos costó mucho llegar a las familias y que esta oferta se entendiera. Ahora, durante el curso, hacemos campus de fines de semana en Sant Cugat y en Manacor, y uno en verano de tres o cuatro días en Girona. Pero el Summer Camp de la Espluga de Francolí es el único que incluye el alojamiento. Habíamos estado en Montblanc, en Castellterçol y en Prades, pero desde el año pasado lo hacemos en Villa Engràcia, en la Espluga, porque el equipamiento es muy chulo, y las aulas donde trabajamos están en el mismo recinto, hecho que nos facilita mucho la producción. Además, el entorno es idílico. En Prades también estuvimos muy bien, pero era diferente.
— En el Campus Rock se trabaja mucho, no es una cosa de ir a pasar unos días...
— Sí, con los años hemos ido tanteando a los participantes para saber si querían más ocio o no, y la conclusión es que no. Ellos piden tocar y pasarlo bien con otros chicos y chicas de todos los Países Catalanes (o de fuera: el año pasado nos vinieron de Suiza y de Tailandia...). Inicialmente, este campus lo ofrecíamos a jóvenes a partir de 12 años, pero a ras de haber empezado a hacer los Minicampus, que son fines de semana para niños de 8 a 11 años, nos encontramos con que muchos padres nos pedían hacer la misma oferta musical en verano, pero con un poco más de ocio.
Así que el año pasado también pusimos en marcha el Campus Rock Kids, donde los participantes hacen música, pero también actividades de ocio relacionadas con esta. Igual que los mayores, hacen instrumentos, combos y un concierto final, pero todo un poco menos intenso. Y todo por demanda de los padres, porque si bien es cierto que hay alguna otra oferta de colonias musicales, como la que hace Camerata XXI aquí en Tarragona, las nuestras son un poco diferentes: hacemos una pizca más de ruido.
— En estos veinte años han proliferado las escuelas de música y se han revalorizado los estudios musicales. ¿Habéis notado si los chiquillos tienen más y mejor formación musical?
— Sí, desde que empezamos hemos visto que las edades han ido bajando mucho. Eso es sintomático de esta formación que comentas. Cuando yo empecé a hacer música, en el contexto de Lax'n’ Busto, en mi pueblo no había ninguna escuela de música moderna, ni siquiera una tienda de música. Hoy día, hay en todas las comarcas. Y estamos viendo que, como hay muchos más chiquillos que empiezan a tocar más jóvenes, hay más conocimiento del instrumento. Y también más ganas hacer cosas, de compartir la música. Y es por eso que propuestas como la nuestra tienen sentido.
Nosotros pusimos en marcha estos campus porque en nuestra actividad musical habíamos descubierto las cosas a base de hostias, por acierto y error. Y por eso en los primeros campus también programamos charlas de profesionales del sector, de prensa, radio, del mundo de la producción y músicos. Después, también nos hemos encontrado con que la tecnología ha favorecido que haya gente que aprenda sin profesores, pero el cierto es que, al final, la música no la acabas haciendo nunca solo, hay un momento en qué la tienes que compartir con otros instrumentos y compañeros, ponerla en común para tocarla en directo.
— En el Campus Rock habéis visto nacer formaciones que ahora están en activo?
— Hemos tenido alumnos que podríamos decir ilustres: desde Doctor Prats a Stay Homas, Maria Hein, Clara de Renaldo y Clara, la Ivette Nadal, el grupo Oxigen... Hay muchos artistas para los cuales el Campus ha sido importante. En el mundo de la música, normalmente te sientes un poco raro si no tienes amigos de tu entorno a quien también les guste. Para muchos, el Campus ha sido este punto de encuentro, el decir no estoy solo en el mundo, hay más gente como yo, y mola. Incluso algunos ahora son profesores, porque queremos que los alumnos también vean otras maneras de enseñar y ver la música.