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Judicial

Declaran que la víctima temía «represalias» miedo explicar que el exgerente de turismo de la Cueva le agredía sexualmente

El psicólogo de la ONCE que asistía en la mujer afirma que le costó mucho explicar los hechos y que le anuló visitas

El acusado de uno deleito continuado de agresión sexual, exgerente de la oficina de turismo de l'Espluga de Francolí, de espaldas, su letrado y el secretario judicial, al inicio del juicio que se celebra en la Audiencia de Tarragona.ACN

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Varios testigos han declarado que la víctima las confesó que no había explicado que el exgerente de la oficina de Turismo de l'Espluga de Francolín le agredía sexualmente porque tenía miedo de laso «represalias» y que nadie la creyera, así como perder el trabajo.

En la segunda jornada del juicio, celebrado este miércoles en la Audiencia de Tarragona, el psicólogo de la ONCE, que atendía en la mujer, ha afirmado que le costó mucho explicar los tocamientos y agresiones en la cita de julio y que había anulado varias visitas durante el primer semestre de 2016. «Le supuso un esfuerzo terrible explicarlo», ha dicho. Entre los testigos, también han declarado laso compañeras de trabajo de la víctima, laso cuales han manifestado que no vieron ninguna agresión.

El entrenador de la víctima, que también era  líder de la oposición en el Ayuntamiento de l'Espluga de Francolí y conseller de turismo del Consejo Comarcal de la Conca de Barberà durante el 2015 y 2016, ha explicado que la actitud de la joven cambió al pocos meses de empezar a trabajar en la oficina de turismo. Ha remarcado que a raíz de la relación estrecha y de confianza que tenía con ella, le explicó que el gerente – ahora exgerente- la trataba mal. El entrenador ha detallado que concertó una reunión con el alcalde anterior- David Rovira- para exponer el acoso laboral.

Según el testigo, la víctima empezó a sufrir ataques de ansiedad y de angustia durante el primer semestre de 2016 y, finalmente, después de varias conversaciones le confesó los hechos. «Me dijo que el investigado la tocaba y que no eran amistosos sino de tipos sexuales; me dice que lo empujaba contra la pared, silla o mesa de la oficina, que le tenía que hacer felaciones, y que lo había penetrado vaginal y por vía anal», ha declarado el entrenador. También ha indicado que los primeros tocamientos se produjeron en el mostrador de atención al cliente y después en el despacho del procesado. «Tenía miedo a perder el trabajo y que no la creyeran, obtener un trabajo con la situación de invidente y al mismo pueblo era un hecho único, tenía mucho miedo de perderla», ha añadido.

Síntomas compatibles

Otro de los testigos, que ha declarado en la segunda vista del juicio, ha sido el psicólogo del ONCE, que lo atendía en el programa educativo de apoyo a las personas invidentes. El hombre ha aseverado que durante el otoño del 2015, la víctima le llamó para explicarle que se sentía «incómoda» y poco valorada por su jefe. Asimismo, ha destacado que la mujer anuló varias visitas que tenían concertadas entre los meses de enero y junio de 2016 y que no fue hasta el 12 de julio de aquel año cuando le explicó los hechos.

«Me empieza a explicar que todo aquello de la presión y de qué no se sentía valorada, había ido a más, me habla de tocamientos por encima y bajo la ropa y de verles obligada a hacerle tocamientos, le costaba mucho hablar, la sensación es que le suponía un esfuerzo terrible», ha dicho. El testigo ha relatado que le pidió que detuviera la explicación porque lo tenía que denunciar a los Mossos. «Me dijo que tenía mucha de miedo por las represalias de su jefe y también de explicarle a su padre por la reacción que pudiera tener», ha afirmado. Al mismo tiempo, ha asegurado que el hecho de que le costara expresarse y los llantos son compatibles con los hechos que explicaba.

«Nunca vi nada»

Varias trabajadoras de la oficina de turismo del municipio, compañeras de trabajo de la víctima, han afirmado que nunca vieron que el acusado agrediera o insultas a la mujer. Además, han comentado que no les explicó nada sobre las presuntas violaciones. Una de ellas ha señalado que el investigado y la víctima se quedaban algunas tardes solos, cuando ella tenía que hacer visitas a la Cueva. «De camino hacia la comida de Navidad, él estaba muy pendiente de ella, la guiaba, no vi ningún gesto de contenido sexual ni nunca que la insultas», ha sostenido. Al mismo tiempo, ha indicado que siempre llevaba las gafas opacas y no vieron si había llorado.

Otra de las trabajadoras, ya jubilada, ha declarado que ella sólo coincidió un día en el trabajo y que se quedó mucho sorpresa cuando comprobó que le habían dejado en una hoja por escrito las tareas que tenía que hacer, ya que como invidente no las podía leer. «Me dijo que le decía inútil y que la trataba mal y mi respuesta fue que denunciara», ha manifestado. A partir de eso, se creó un vínculo de amistad y la empezó a llamar «llorando para desahogarse». En la jornada, también ha declarado el padre de la víctima que ha aseverado ha vivido ocho años de «calvario». «Hace ocho años que no duerme, va al psicólogo y se medica, el deporte ha sido su salvación», ha expresado.

Vidal no responde sobre los hechos relacionados con las dos querellas

El actual alcalde de l'Espluga de Francolí, Josep Maria Vidal, ha explicado que en pleno del 4 de agosto de 2016, su grupo municipal pidió al alcalde David Rovira que se abriera un expediente disciplinario contra el entonces gerente del ente turístico y que se tomaran medidas cautelares. También ha recordado que le exigieron la dimisión al alcalde si desde el consistorio no se actuaba para resolver la problemática.

Al principio de la declaración, Vidal ha remarcado que tiene dos causas judiciales abiertas, ya que el acusado ha presentado una querella por un presunto delito de prevaricación, revelación de secretos por funcionario público y calumnias al juzgado número dos de Valls. Los motivos de esta querella es que el alcalde lo apartó temporalmente de sus funciones al frente de la oficina de turismo a raíz de la apertura de un expediente disciplinario. Por este mismo expediente, el investigado presentó una denuncia al Juzgado Contencioso Administrativo número dos de Tarragona.

Por todo ello, Vidal no ha contestado preguntas relacionadas con estas cuestiones porque lo podría afectar de cara a su proceso judicial. Finalmente, el Ayuntamiento de l'Espluga de Francolí no tendrá que pagar la indemnización de 50.000 euros de responsabilidad civil - que le pedían inicialmente las acusaciones-, por el hecho de que ningún organismo les ha notificado que se tenían que personar en la causa y presentar escrito de defensa. Por lo cual, en caso de que haya sentencia condenatoria no podrán condenar el consistorio porque no se han podido defender.

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