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El pueblo de Tarragona donde para entrar hay que pagar y desnudarse

Los habitantes y visitantes deben respetar las normas del lugar, donde está prohibido fumar, cazar o  ir vestido

Imagen de El Fonoll.Wikimedia / J.Gomà

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En la provincia de Tarragona, en un valle boscoso rodeado de naturaleza, se encuentra El Fonoll, el primer pueblo naturista de España. Fundado en 1998 por Emili Vives y Núria Espinal, este singular pueblo está ubicado en una aldea abandonada de la región y tiene unas normas de convivencia bastante peculiares: la más destacada es que para entrar, hay que quitarse la ropa.

El Fonoll, que surgió de la compra de una finca en ruinas, está completamente enfocado en los valores del naturismo, el respeto al medio ambiente y la sostenibilidad. El pueblo está formado por unas 20-25 personas residentes durante todo el año, pero su población se multiplica en verano, llegando hasta 150 personas, la mayoría naturistas provenientes de todo el mundo.

El pueblo no es solo un lugar de retiro, sino una comunidad activa que promueve un estilo de vida basado en el respeto a la naturaleza. Cuenta con huertos ecológicos, energía generada por turbinas de viento y paneles solares, y un sistema de reciclaje eficiente. 

Los habitantes y visitantes deben respetar las normas del lugar, que incluyen la prohibición de fumar, cazar y la entrada de predicadores. A cambio, ofrecen una amplia gama de actividades, como rutas de senderismo por sus 20 kilómetros de caminos, deportes, talleres culturales y gastronómicos, además de un comedor con buffet vegetariano.

Entre sus instalaciones, El Fonoll tiene apartamentos, cabañas, un albergue y un camping para caravanas. También dispone de una tienda de productos ecológicos y artesanos, una biblioteca, una sauna solar y varias zonas deportivas, incluyendo tenis, fútbol y ping pong. 

Los baños de barro y la piscina son otras de las actividades que los visitantes pueden disfrutar, todo dentro de un entorno tranquilo y aislado, donde la vida en contacto con la naturaleza es la prioridad. Aunque el acceso al pueblo es restringido, todos aquellos interesados en vivir la experiencia naturista pueden adquirir un bono de acceso, ya sea por días o anual, y disfrutar de todo lo que El Fonoll tiene para ofrecer. 

Sin embargo, deberán cumplir con las estrictas normas del lugar, que incluyen no usar bañadores y respetar las ideas políticas y religiosas de los demás. Los creadores del pueblo buscan, ante todo, un espacio donde vivir felices y en armonía con la naturaleza, compartiendo su visión del naturismo con aquellos que desean formar parte de su comunidad.

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