Tradición
Vuelve 'l'Encesa' del árbol de Porrera
Este sábado, 30 de diciembre, la villa de Porrera volverá a celebrar la Fiesta del Fuego de Navidad con una ceremonia nocturna iluminada con antorchas hechas de argilaga
Hace unos días, los vecinos y vecinas de Porrera, en el Priorat, salieron en grupo para recoger argilaga, un arbusto que crece profusamente al término, y que es conocido porque aguanta muy bien el fuego y hace mucha llama. Con esta acción, los porrerencs no sólo hicieron un trabajo de limpieza del sotobosque. También recogieron el material que utilizarán este mismo sábado en la Fiesta del Fuego de Navidad: con la argilaga, montaron fajos y antorchas, que servirán de base para el Encendido del árbol de Porrera.
«Esta fiesta empezó en el 2020, año de pandemia. Como el Pesebre viviente no era viable, un grupo de gente empezó a pensar en alguna otra cosa que se pudiera hacer a pesar de las medidas de aislamiento. Vimos que había una viña que tenía una forma como de árbol de Navidad, y pensamos que sería bonito iluminarlo», explica Jonàs Macip, uno de los impulsores de la fiesta.
Y dicho y hecho. Los vecinos se organizaron para hacer una celebración en que se iluminara aquella silueta con antorchas de fuego y piñas, recogidas en el bosque mismo. Es una fiesta popular en torno a la magia del fuego en una época del año en que hay menos luz y hace más frío. Y lo hacemos con un elemento que todos tenemos al alcance, la argilaga, que es una hierba que ya se aprovechaba para los hornos» explica el Jonàs. Él mismo detalla que la fiesta, además, «tiene un punto de autoestima, de recordar las raíces y la potencia de los pueblos de montaña donde la agricultura es dificultosa, como pasa en el Priorat».
Este año, el Encendido del árbol de Porrera empezará a las 19.30 h en la plaza Catalunya. Desde allí, una antorcha irá subiendo en dirección a la Ràpita, que es la viña que hay más cerca del pueblo. A medida que el fuego avance, se irá encendiendo la silueta del árbol de Navidad, culminando con el encendido de las bolas, un efecto que se consigue haciendo girar los fajos de argilaga. «Después, rehacemos el camino para llegar al Puente Viejo, y desde allí bajamos al río, donde hacemos lo último serpenteado de fajos de argilaga», detalla el Jonàs.
Esta fiesta surgida de la iniciativa popular cuenta con el apoyo de las bodegas y del ayuntamiento del pueblo, y en la organización participan una treintena de personas. «Detrás no hay ninguna asociación, pero sí la voluntad de mucha gente», concluye el Jonàs.