Diari Més

Sequía

La sequía deja municipios del Priorat al límite de las reservas de agua

La DOQ Priorat advierte que es «imprescindible» que las viñas se puedan regar para subsistir

Aspecte que ofereix el pantà de Margalef (Priorat) a finals de setembre.

Aspecto que ofrece el pantano de Margalef (Priorat) a finales de septiembre.ACN

Publicado por

Creado:

Actualizado:

Buena parte del Priorat ya no tiene agua ni para regar ni para beber. La lluvia no llega, las reservas cada vez son más escasas y los municipios activan restricciones y medidas excepcionales para garantizar el suministro a la población.

En la Morera de Montsant desde el fin de semana hay cortes. En Torroja del Priorat, Marçà, la Figuera o Gratallops ya se han empezado a preparar para un septiembre que se prevé complicado. Y la principal actividad económica de la comarca, el sector del vino, encara un futuro incierto. «Es del todo imprescindible que el Priorat disponga de aportaciones hídricas para soportar la sequía y el cambio climático», advierte Salustià Àlvarez, presidente de la DOQ Priorat.

La escasez hídrica en la comarca es endémica pero la sequía de los últimos tres años la ha agravado. Los tres embalses de la comarca -Siurana, Guiamets y Margalef- se encuentran por debajo del 2% de su capacidad y los municipios que dependen viven con desazón. Otras localidades que hasta ahora siempre se han abastecido de acuíferos y fuentes sin problemas ahora ven que el agua no brota con la intensidad que lo hacía antes y temen que un día el grifo deje de manar.

A día de hoy la situación más grave la tienen en la Morera de Montsant. Este municipio al pie de la sierra y que tiene en su término municipal la Cartuja de Escaladei -monumento de alto valor histórico y atractivo turístico de la comarca- ha empezado a hacer cortes. «Las peores previsiones se han cumplido y los pozos y fuentes se han agotado totalmente. Es por este motivo que nos vemos obligados a hacer restricciones y cierres del agua potable de los dos núcleos urbanos», explicaba el ayuntamiento en un comunicado a los vecinos. Desde el lunes tan sólo hay suministro de 8 a 10, de 13.30 a 16.30 y de 20.30 a 23 horas. En las próximas horas está previsto que empiecen a llegar cubas de agua.

En la Figuera el panorama de momento no es tan complejo, pero la semana pasada ya tuvieron que recurrir a los camiones cisterna. A raíz del incendio que sufrieron el 28 de julio los Bombers necesitaron agua de balsas y de la piscina municipal para la extinción y eso todavía los dejó más al límite. El municipio se abastece de acuíferos y fuentes naturales: «no están secos pero cada día manan menos», afirma el alcalde, Josep Maria Porqueres. De momento, la situación se ha estabilizado, gracias en parte a que personas que vienen a pasar el verano ya se han marchado y eso hace que haya menos consumo. «Si continúa así y no llueve, alguna cosa tendremos que hacer porque llegará el día que no habrá agua; pero toda la vida ha llovido y un día u otro eso cambiará», se muestra esperanzado Porqueres.

Previsión

Tenemos problemas para recuperar los pozos y estamos en un momento crítico. Sed responsables. El agua no nos sobra», informó el Ayuntamiento de Marçà a los vecinos el pasado 12 de agosto. En Torroja del Priorat este miércoles han empezado a aplicar medidas para reducir el consumo. Se ha prohibido el riego de parques, jardines y zonas verdes, el llenado de fuentes ornamentales y la limpieza de calles con agua potable. Tampoco se pueden llenar piscinas y se limita a situaciones concretas la limpieza de vehículos. Al mismo tiempo, se ha hecho un llamamiento a un consumo responsable en las actividades diarias.

La situación es similar en Gratallops. De hecho, las dos localidades forman parte de la mancomunidad del Topograpo, que dependen del pantano de Siurana. La Agència Catalana de l'Aigua nos ha garantizado el suministro hasta medio septiembre, pero es como una tómbola. Está al caer que deje de haber agua», explica resignado su alcalde, Xavier Gràcia. Aunque de momento tienen agua, desde el consistorio están haciendo gestiones para empezar a traer cubas cuando haga falta y a partir de la semana que viene empezarán a implementar medidas de ahorro, como fijar un límite de consumo por persona y día. Gracia no es demasiado partidario de hacer cortes puntuales «porque la gente aprovecha aquel rato para llenar y lo que intentas ahorrar por una parte, lo pierdes por la otra».

Riego para la viña

La sequía y el cambio climático también están afectando de lleno al sector del vino de la comarca. La previsión de la DOQ Priorat es que producción de uva de este año sea la mitad que un año normal. «La gente que ha podido aportar agua a la viña tiene una vegetación próxima a la normalidad. Este año se ha puesto de manifiesto que el agua es imprescindible, no tanto para tener una muy buena uva sino para una buena supervivencia de la planta», manifiesta Àlvarez.

Incluso, «aunque hubiera una pluviometría que rondara la normalidad, los incrementos de temperatura harían imprescindible una pequeña aportación hídrica para contrarrestar la subida de temperaturas». Con el cambio climático que se ha evidenciado las últimas temporadas las plantas se tienen que readaptar, y eso hace que «algunas variedades lo pasen peor que otras». «Algunas prácticas de cultivo se tendrán que modificar», pronostica.

El panorama es tanto dramático en algunas zonas de la DOQ que algunas de las grandes bodegas decidieron a principios de verano traer ellos mismos camiones cisterna para poder regar y mantener las plantas vivas. Las cubas llegan desde el río Ebro a la altura de Benissanet (Ribera d'Ebre), gracias a unas autorizaciones que la Comunidad Hidrográfica del Ebro (CHE) les dio temporalmente pero que quieren alargar. «El agua ya no es sólo imprescindible en junio, julio y agosto; sino que también lo es en octubre, en noviembre y en diciembre», razona el presidente.

Àlvarez apunta que «la inversión» que han hecho estas bodegas «es muy importante» pero remarca que productores más pequeños y viticultores necesitan el apoyo de las administraciones. «Para el conjunto de la comarca es muy triste que para viñas históricas no haya ninguna ayuda para que se pueda sacar adelante un sistema de riego». En su opinión sólo hay una solución: una cañería desde el Ebro hasta el pantano de Siurana. «Toda la cuenca del Siurana tendría que tener capacidad de autosuficiencia; no sólo para la viña sino para todos los cultivos y para el abastecimiento de las poblaciones», afirma.

Sin embargo, Àlvarez expone que hace falta una reflexión sobre el futuro del sector. No sólo por el hecho de traer agua sino por como se distribuye después. «Somos una zona de montaña, con pendientes de más del 30% en viñas históricas de más de 70 años, y eso es una singularidad», indica. Por eso hay que establecer cómo se hace una «gestión útil para que las viñas vivan».

Te puede interesar

tracking