Economía
La DOQ Priorat y la DO Montsant reclaman un riego de soporte en una vendimia marcada por la sequía
Los productores de vino alertan de que si no tienen agua pronto el futuro de las viñas y de comarca está en riesgo
Producciones muy por debajo de un año normal, árboles muertos y balsas secas son las consecuencias más visibles del impacto de la sequía en la DOQ Priorat y la DO Montsant. En una vendimia que hace pocos días que ha empezado, los primeros estiman recoger en torno a un 45% respecto de un año normal; mientras que los segundos estiman una disminución media de uva de un 30% en comparación con el año pasado.
En declaraciones a la ACN, los presidentes de las dos DO coinciden que esta situación no es sostenible y que la única solución es garantizar el agua mediante un riego de apoyo que tiene que llegar el antes posible ante una falta de precipitaciones que está poniendo en riesgo las explotaciones y, de rebote, la viabilidad económica y social de la comarca.
El impacto de tres años con muy poca lluvia se nota de forma diferente a las fincas. Dentro de la DOQ Priorat hay variaciones muy claras en función de la ubicación y la orografía. Así, mientras en algunos puntos tengan una cosecha similar a la de un año normal, en otros lugares hay cepas que no han producido ni un grano de uva o donde incluso las plantas están muriendo. En el caso de la DO Montsant, la tendencia es similar.
«Las zonas más frescas, con más altitud y más próximos al litoral, por influencia de la garbinada y humedades que vienen de mar, tienen producciones un poco más normales. Pero cuando vas hacia la zona sur, tocando al valle del Ebro, con temperaturas más extremas, es mucho más complicado», destaca a la presidenta de la entidad, Pilar Just. La DO Montsant estima que no llegarán a los cinco millones de kilos de uva, cuando habitualmente superan los siete millones.
La situación es tan excepcional que determinadas explotaciones que tienen implementado un sistema de regadío de apoyo se han encontrado sin disponibilidad de agua y, por lo tanto, las plantas no han hecho grano. «Es un ejemplo claro de que el futuro del Priorat pasa por la necesidad de tener unas canalizaciones que permitan mantener un cultivo activo, dado que el cambio climático está provocando una situación exageradamente seca», observación Salustia Àlvarez, presidente de la DOQ Priorat.
«Es uno de los años más difíciles. Estos últimos doce meses, sumados a los doce meses anteriores de sequía están provocando que la deshidratación de las plantas haya llegado a un punto de casi no poder soportarlo», ejemplariza. Justo añade que nunca habían visto morir viñas: «están aguantando más a las jóvenes que las viejas y es un patrimonio que estamos perdiendo a consecuencia de que no llueve y no podemos regar».
Agua del Ebro
Los representantes de los viticultores se muestran favorables a desarrollar el proyecto que en enero de este año el anterior conseller de Acción Climática, David Mascort, presentó, y que consiste en llevar agua del río Ebro hasta los pantanos de Guiamets y Siurana. Una opción que el nuevo titular de Agricultura, Òscar Ordeig, se ha hecho suya en una visita a la comarca este jueves.
Conscientes de que la iniciativa levanta recelos en las comarcas del Ebro, los dos presidentes defienden que los volúmenes de agua que necesitarían son ínfimos. «Entendemos perfectamente las susceptibilidades porque nosotros también somos un territorio de secano y estamos muy adaptados a que una gota de agua es un tesoro», manifiesta Àlvarez.
A la vez, remarca: «no estamos pidiendo agua para incrementar la producción, ni para multiplicar por diez nuestra capacidad turística ni para incrementar nuestra capacidad económica, estamos hablando de hacer una cosa que sabíamos hacer y que es un producto de calidad que sabemos gestionar en años de cierta normalidad».
Por esta razón, insiste en que en las temporadas donde la pluviometría sea la habitual agua del Ebro prácticamente no cogerían porque ya tienen «una adaptación a la sequía muy alta». «Es un volumen ínfimo, ridículo, en comparación con lo que está bajando por el río Ebro», reitera.
Pilar Just, además, incide en otro elemento. «No queremos perder nuestra idiosincrasia, que son estos vinos de calidad que hacemos en la comarca con esta identidad. Si empezamos a regar a manta, eso se perderá. Sólo queremos el riego de soporte para que se puedan garantizar los kilos para que las familias puedan vivir dignamente de la viña y del resto de la agricultura», sostiene.
En caso de que esta agua acabara llegando, Àlvarez pone encima de la mesa otra dificultad, como es hacer un riego de soporte en un territorio de montaña. «Tiene una enorme complejidad. Probablemente seríamos la primera zona de montaña en la cual se le adapta un riego, que tendría que tener tres visiones: salvaguardar un cultivo que se ha convertido en una marca mundial, que permite que siga habiendo gente viviendo en el territorio y que seamos siendo el pulmón verde del Camp de Tarragona», expone.
Urgencia
Dada la situación extrema y de emergencia, los presidentes reclaman urgencia al Govern. Con el ritmo de que está evolucionando la sequía en tres años perderíamos en torno a un 40% de las plantas. El Priorat no puede perder ni el 50% de su producción, ni un solo campesino, ni su fuente de riqueza que son las viñas,» exclama Àlvarez. Just, además, destaca la necesidad de las canalizaciones por poder «subsistir». «En pocos años la comarca ha sido conocida por el hecho del vino y para otros productos agrícolas. El Priorat vive de la agricultura, no tiene alternativas. Pedimos las infraestructuras y que se hagan rápido. De soluciones, hay, expresa.
Por todo ello, apuntan que el tejido asociativo, económico y político de la comarca se unirá para reclamar estas inversiones. «Tenemos que hacer un frente común y una reivindicación. Hubo -hace años- una apuesta comarcal de qué volamos y como queremos ser; y ahora tenemos que hacer un frente común por el tema del agua», reivindica la presidenta de la DO Montsant.
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