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El preso de Mas de Enric fue evaluado 14 veces y su evolución era «favorable»

La consellera de Justícia admite que el recluso no tenía alicientes externos para salir de la prisión

Imagen del presunto autor del Crimen de Mas d'Enric durante el juicio.ACN

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La consellera de Justícia, Gemma Ubasart, ha dicho este jueves al Parlament que el recluso que la semana pasada mató a una cocinera de la prisión de Mas d'Enric había tenido una evolución «favorable» y nada hacía prever que tuviera una reacción como aquella. No obstante, en octubre pasado fue sancionado por dar un puñetazo a otro interno y anteriormente no había querido participar en intervenciones psicosociales porque no tenía incentivos para progresar de grado, ya que no tenía red familiar o social fuera de la prisión.

La consellera no ha concretado qué pasó a la cocina en el momento de los hechos, pero ha afianzado la voluntad de aplicar medidas para que no se vuelva a producir un hecho similar.

La comparecencia de Ubasart en la Diputación Permanente del Parlament, junto al secretario de Medidas Penales, Amand Calderó, ha empezado con un minuto de silencio de todos los asistentes. La consellera ha recordado que actualmente en el CIRE, fundado el 1989, trabajan 3.412 internos, repartidos en talleres industriales (1.425), cocina, panadería y lavandería (1.075), y en tiendas, módulos y espacios comunes (893). Algunos de los internos han cometido delitos muy graves, puesto que «lo que se evalúa es si la persona presenta un nivel de riesgo bajo de reincidencia delictiva y un comportamiento y evolución positivos en términos de rehabilitación». El departamento recuerda que en 40 años de competencias de la Generalitat en materia penitenciaria no se ha producido ningún asesinato de un trabajador por parte de un interno.

La consellera ha dado otra vez el pésame a la familia y compañeros de la víctima y ha repasado la trayectoria del recluso que se suicidó después de matar a la cocinera. El abril del 2016 I.S.O. mató, también con un cuchillo, a una mujer con quien había tenido contactos anteriormente y se presentó voluntariamente a la comisaría de los Mossos d'Esquadra más próxima. Inmediatamente fue encarcelado en Mas d'Enric. El 2018 fue condenado a 11 años de prisión por asesinato con las atenuantes de confesión y embriaguez y fue clasificado en segundo grado, el régimen ordinario. Habría podido salir en libertad el abril del 2027.

Desde entonces, su paso por la prisión había sido correcto, sin relacionarse mucho con otros internos, pero sin ningún conflicto importante, con buena conducta y «digno de confianza». Su riesgo de reincidencia y de violencia intrainstitucional fue siempre bajo, excepto en mayo del 2020, al inicio de la pandemia de covid, cuando fue medio. En todas las evaluaciones de comportamiento o de participación en talleres y el trabajo en el CIRE obtenía buena nota. No obstante, en octubre del 2023 dio un puñetazo a un interno, de quien decía que lo insultaba. Reconoció los hechos y no se enfrentó a los funcionarios, que lo aislaron en su celda durante aquel día. Posteriormente fue sancionado a 11 días de aislamiento a su celda por estos hechos, pero la sanción todavía no se había cumplido.

Los trabajadores de la prisión lo instaron a participar en actividades de intervención psicosocial, pero él no quiso. Esto hizo que no pudiera progresar de grado, pero no le impedía seguir trabajando para el CIRE. Según él, no tenía apoyo social o familiar fuera del centro, y por tanto no tenía muchos incentivos para tener permisos de salida o el tercer grado.

Hacía cuatro años que trabajaba en la cocina, excepto en los últimos meses del 2023 a causa de la sanción por el puñetazo, y había llegado a jefe de grupo porque tenía formación y dedicación. No había ninguna queja contra él de ningún compañero ni de la cocinera muerta. De hecho, los responsables de la cocina pidieron al CIRE y a la junta de tratamiento que lo readmitieran después de la sanción del octubre pasado.

La junta de tratamiento de la cárcel de Mas d'Enric (Tarragona) evaluó hasta 14 veces la evolución del interno que asesinó el 13 de marzo a una cocinera y luego se suicidó, a quien, ante su buena conducta y desarrollo, se le permitió la incorporación en distintos servicios auxiliares.

Sobre las medidas de seguridad de las cocinas de las prisiones, Ubasart ha explicado que las herramientas y cuchillos están custodiados dentro de un armario en el búnker de funcionarios. Cuando los internos entran a la cocina después de cambiarse de ropa van a recoger las herramientas necesarias para realizar su trabajo, y el funcionario del búnker las entrega con el debido registro de identidad. Al finalizar el turno de trabajo los internos tienen que devolver los enseres de trabajo y nadie puede salir del establecimiento hasta que se recuentan las herramientas y cuchillos del armario de custodia. Así mismo, los internos tienen que pasar por detectores de metales tanto en la entrada como la salida del turno. A lo largo del turno, en la cocina, hay presencia de personal de régimen interior para ejercer tareas de vigilancia y mantenimiento de la convivencia.

Para mejorar la seguridad en las cocinas, Ubasart ya explicó el martes que inmediatamente se aumentará el personal funcionario de vigilancia, que se reforzará el personal de cocina para que nunca se quede un trabajador solo y que se reforzarán los sistemas de emergencia, facilitando dispositivos de comunicación y pulsadores de alerta. Para las próximas semanas se revisarán los protocolos y los espacios conjuntamente con el personal, el CIRE participará en las reuniones de las juntas de tratamiento y se formará al personal del CIRE sobre los nuevos perfiles de internos y formas de atención y trabajo en los centros penitenciarios. Por último, Justícia modificará una circular del 2002 para evaluar y revisar el nivel de riesgo de los varios servicios auxiliares del CIRE, cosa que tendrá un impacto en el perfil de internos que pueden acceder a cada servicio.

A banda, la consellera ha reiterado las medidas más estructurales para mejorar la vida en las prisiones, como el aumento de personal o el despliegue de las unidades de intervención especializada para los internos menos adaptados.

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