Cantante, bailarina y actriz
Entrevista
Alèxia Pascual: «Es el momento de trabajar en el mundo del teatro musical, es lo que siempre he soñado»
La joven constantinenca explica a Diari Més como fue su paso por 'Euforia' y el proceso de casting que vivió para llegar a protagonizar el musical 'Mar i Cel', que se estrena en septiembre en el Teatre Victòria
Bailarina, cantante, actriz, finalista de la segunda edición de 'Eufòria' y, ahora, la protagonista del último 'Mar i Cel'. Todo eso con sólo 22 años.
«Es que ni yo en soy consciente. Creo que dentro de muchos años, cuando mire atrás, diré, "madre mía". Pero como ahora lo estoy viviendo y estoy picando piedra para que todo eso pase, creo que no soy lo bastante consciente de la magnitud».
Todo eso comporta años de formación y también de sacrificios.
«Pienso que mi carrera no se puede conseguir si no hay un sacrificio. Yo ya lo he interiorizado y no creo que esté sacrificando nada, pero hubo una época, sobre todo en el bachillerato, donde sólo tenía una prioridad».
«Yo no salía de fiesta con mis amigos, los fines de semana eran para estudiar, porque así entre semana podía ir a dar clases de danza y canto. Una vez entré en el Institut del Teatre, hacía de 9 a 10 horas de clase al día. Por lo tanto, sí que quizás es un sacrificio, pero también es una vocación».
¿Todavía continúas en el Institut del Teatre?
«Sí, pero ya me queda poco. Tuve que parar a la mitad de cuarto por Eufòria y ahora, este medio curso que me queda, me lo estoy sacando poco a poco. Me lo compagino como puedo y, en estos casos, el Institut es muy poco flexible y pienso que no debería de ser así. Ellos consideran que hay unos aprendizajes que no has hecho, y en eso puedes estar de acuerdo o no, porque tú al final vas allí para poder ser actriz. Si estás trabajando de actriz, lo que tendrían que hacer es ponerte las facilidades para poder acabarlo».
Entiendo que paraste de estudiar porque Eufòria exigía un gran compromiso.
«Sí. Dejé de estudiar porque Eufòria requería dedicar toda la semana al concurso. Lo más admirable del programa es que haces toda la preparación de la gala en cuatro días. Tenías que estudiar tu canción, la coreografía y los coros de tus compañeros y, además, había momentos del día que te las tenías que guardar para grabar las cosas que salían durante la gala. Entonces comportaba una dedicación absoluta».
Hace poco más de un año de tu paso por Eufòria. ¿Con qué perspectiva lo ves ahora?
«Si volviera un año atrás, lo volvería a hacer, porque creo que me ha dado un gran aprendizaje. Pero ahora, hoy en día, no volvería porque los nervios y la presión me afectaron mucho. Al final, no es sólo hacer la parte artística, sino todo lo que comporta estar en un concurso de este tipo: la tensión, los nervios, saber que de un día por el otro se podía acabar, salir en horario de máxima audiencia en la televisión...».
«Ahora no volvería a pasar por una experiencia como esta, pero si pudiera volver atrás, lo volvería a hacer, porque ha sido un máster en gestión artística y, sobre todo, en gestión personal».
Además, también hay una exposición pública.
«Claro, el hecho de entrar a Eufòria comporta que, del día a la noche, todo el mundo te conozca. Es verdad que no es a escala estatal, pero para una chica que no que era reconocida públicamente, es fuerte. Es una evolución muy grande en muy poco tiempo y en un año te tienes que acostumbrar a una exigencia que cada vez es mayor».
Por lo tanto, ya sea por exigencia o por ilusión, sigues picando piedra.
«Exacto. Además, yo soy una persona muy autoexigente y mi nivel de perfeccionismo cada vez ha ido incrementando más. Entonces llegas a un punto que crees que nunca nada de lo que estás haciendo es suficiente, y eso es muy peligroso. Yo creo que es necesario encontrar el equilibrio entre ser humilde y confiar en el trabajo que haces».
¿Cómo afrontaste el proceso post-eufòria?
«Creo que ahora empiezo a disfrutar de toda la experiencia. Al día siguiente de dar el concierto de Euforia en el Palau Sent Jordi empecé a trabajar en el Teatre Condal. Empalmé eso con cuatro meses de funciones. Además yo me lo gestiono todo. En ningún momento he tenido un mánager, yo he hecho mis contratos, mis facturas, lo he hecho todo».
«Cuándo terminé del teatro, en noviembre, tuve un vacío bastante grande y me sentía perdida. Pero claro, además sabía que iban a hacer el casting de Mar y Cel y eso me atormentaba porque pensaba: "me haría tanta ilusión hacer eso". Realmente Eufòria fue un gran paso en mi carrera, pero yo he estudiado para hacer teatro musical».
¿Cómo fue el proceso de casting?
«Primero presenté un vídeo y hacia finales de enero nos convocaron para hacer la primera fase de casting. Sí que es verdad que con Dagoll Dagom todavía no he podido trabajar mucho, y aunque nos cuidaron mucho durante el proceso, no dejaba de ser un casting. Eso hizo que tuviera unos nervios extra porque castings he hecho muchos, pero para mí era el casting de mi vida, hacer teatro musical es lo que yo siempre he soñado».
«A pesar de la sensación de que había fases que me habían ido mejor o peor, llegué al casting final, que duró seis horas. Nos maquillaron, nos vistieron, nos peinaron, todo. Yo me vi con el personaje».
¿Cómo fue el casting final?
«Éramos tres chicas y, además, eran dos personas muy importantes para mí, no llegué a la final con dos desconocidas. Una era mi compañera de piso, con la que hace cuatro años que vivo, pero a veces la vida te lleva por este camino y las dos nos estábamos preparando para el casting de nuestra vida. Nos teníamos que enfrentar cuando somos casi como hermanas».
«La otra chica había estado conmigo a Eufòria y nos volvíamos a enfrentar en una cosa que era muy importante para las dos. Entonces fue un casting muy complicado por eso, porque la situación era difícil y complicada».
«Al final fue un sí y evidentemente fue una de las mejores noticias que me han dado nunca, pero han sido unos meses difíciles porque al final una preparación de casting ya no es sólo el estudio, sino todos los días que pasas con los nervios y la incertidumbre de saber cómo irá».
¿Cómo es la preparación de un casting como este?
«Te dan un material que te tienes que aprender. Entonces yo intento prepararme como si fuera a hacer al personaje. Primero haces un trabajo de campo. Es decir, investigas la historia, los antecedentes del personaje y cuando tienes todo eso entonces estudias el material y ensayas. También pedí a amigos míos que me ayudaran a prepararme, que lo vieran desde fuera. Yo me lo cogí como si ya estuviera al musical y me lo tuviera que preparar. Realmente el primer trabajo grande del personaje se hace durante el casting».
Encima, tú tenías el casting en casa.
Sí. Era muy gracioso porque en el piso somos tres y la compañera que no se presentaba andaba por el pasillo de casa y hay vídeos en los que se nos escucha en las dos en nuestras habitaciones cantando Mar i Cel, pero cada una una canción diferente. Al final hay muy buen rollo y nos queremos muchísimo, pero no dejaba de haber un punto de tensión donde yo pensaba "ella está ensayando y yo no he ensayado, quizás yo también lo tendría que estar haciendo". No era llegar a casa y olvidarme del casting, sino que lo tenía en casa. Y claro, eso duró cuatro meses.
¿Y cómo recibiste la noticia?
Llevaba un par de semanas esperando la noticia y me llamó a Anna Rosa Cisquella diciéndome que les haría mucha ilusión contar conmigo en el elenco. Cuando me llamaron yo estaba en mi casa y fue la cosa más natural del mundo. Yo había terminado de comer, estaba lavando los platos y me llamaron y en el primer momento tuve unos minutos de choque. Pensé: "Hace muchos días que estoy esperando esta noticia y esto acaba de pasar, que no me despierte ahora y sea una mentira o un sueño o que no cambien de opinión", no me lo acababa de creer».
«Estoy muy contenta porque además a a mi compañera de piso también la cogieron para otro personaje, así que estaremos las dos juntas, volveremos a tener Mar i Cel en casa y será una inmersión increíble. Realmente es un sueño estar haciendo eso».
¿Y ahora qué?
«Hasta julio no empezamos con los ensayos. El 11, 12 y 13 de julio hacemos un espectáculo en el Teatre Grec que es 'La gran nit de Dagoll Dagom' y cuando eso acabe empezaremos ya los ensayos de Mar i Cel y ya empalmamos hasta que dure».
¿Cuál es tu gran reto?
«Realmente estoy muy ilusionada, pero también creo que mi gran reto es quitarle hierro al asunto. Al final es el personaje principal y a mí me han conocido por un programa de televisión, así que pienso que quizás la gente irá al teatro juzgando un poco más del normal. La gente no lo sabe porque sólo me han visto a Eufòria, pero hace muchos años que estudio teatro, he estado haciendo una comedia al Condal y en el Institut de Teatre la formación que recibes es muy buena».
«Evidentemente, tengo que estudiar y me tengo que preparar, pero sé que puedo hacerlo. También tengo una especie de sentimiento de que es mi momento: he acabado cuatro años de formación en el Institut de Teatre, ya representa que es el momento de entrar en el mundo laboral. Además, ahora la ola de Eufòria se relaja un poco y creo que es este el momento de empezar a trabajar en el teatro musical, es lo que siempre he soñado».
«Aparte de la parte artística, otro reto muy grande es que serán siete funciones a la semana y de momento no hay sustituto. Por lo tanto, todo el mundo que vaya a ver Mar i Cel me verá a mí. Eso quiere decir que me tengo que cuidar mucho y, si lo pienso, es como ser atleta e ir a hacer unas olimpiadas. Ya me empiezo a preparar físicamente, yendo al gimnasio, y vocalmente, haciendo entrenamientos cada día, porque tengo que estar muy fuerte y muy preparada».
Aparte de la preparación física y vocal, para asumir eso también tienes que estar muy preparada mentalmente.
«Yo le doy valor extremo a la psicología. Creo que cuidar la salud mental es esencial para mi trabajo y para mí como persona. Además, estoy haciendo un trabajo en el cual estoy expuesta constantemente a las críticas externas. Estoy ante un público enorme, donde todo el mundo puede tener derecho a juzgar. A mí me llamaron para darme la noticia y yo dos horas más tarde llamé a mi psicólogo y le dije: "dame hora para venir a la consulta", teniendo en cuenta que me acababan de dar la mejor noticia de mi vida, pero es que es básico y esencial cuidar la salud mental».
«Creo que será una de las cosas que más tendré que cuidar durante la etapa de Mar i Cel porque el cuerpo se tiene que enfrentar a unos niveles de nervios y de presión extremos, y tú lo tienes que saber transformar en una cosa positiva, porque el peor enemigo de un actor son las tensiones y los bloqueos».
«Por lo tanto, al final, lo más importante es la conexión directa con tus emociones porque si hay alguna cosa que no me permite estar conectada conmigo misma, no podré estar presente en el aquí y en el ahora del personaje. Entonces creo que la gestión emocional y psicológica de todo es el primer trabajo y el más básico que tengo que hacer para poder enfrentar un reto así».
La preparación del personaje también es muy importante.
«Exacto. Mar i Cel es una obra donde el personaje pasa por sitios muy profundos y complicados. Es una obra donde el conflicto llega al punto de vida o muerte y hablamos de conflictos muy grandes y, en este caso, es una tragedia. Mi trabajo como actriz es vivir y conectar con estas emociones. Por lo tanto, conectaré cada día con el suicidio, con el conflicto amoroso a un nivel extremo y con el conflicto con mi familia. Es un trabajo emocional inmenso y es agotador. De hecho, Ana San Martín, la última actriz que hizo de Blanca en Mar i Cel, explicaba en entrevistas que ahora no volvería a hacer Mar i Cel, pero no para que no disfrutara, sino porque emocionalmente es agotador».
Supongo que la formación que has recibido te ayuda a saber conectar de esta manera con el personaje.
«Creo que la formación es la clave de todo. Hay muchas veces que me han dicho: "piensa que eso es una ola que sube y que baja", y es verdad, pero pienso que la ola se acaba antes si no estás formado. Si un día no puedo estar en el Teatre Victòria, la formación me permitirá estar en un aula de una escuela dando clases. Además, lo más fácil es que, del día a la noche te creas que eres el rey del mambo, al menos en mi caso, que he estado expuesto públicamente. Pero pienso que haberte formado te habrá dado una humildad y una filosofía del trabajo que hará que valores lo que tienes».
«Creo que la palabra que busco es humildad. Humildad para decir que, ahora mismo, yo sé que estoy en un lugar muy privilegiado y que, por lo tanto, lo tengo que disfrutar y pensar que si algún día no lo tengo, sé que me iré en otro sitio que quizás no tiene tanto prestigio, pero seré igual de feliz».
«Al final, soy una joven igual que otra que, por suerte, está trabajando de lo que le gusta. Yo ahora estoy haciendo trabajos en los cuales doy el máximo de mí porque valoro las oportunidades que tengo y creo que la base de eso es haberte formado. La formación me ha dado la conciencia del esfuerzo y de saber que nadie me ha regalado nada».