Navidad
La Canonja recupera el Pesebre viviente
Los días 27 y 28 de diciembre el pueblo se movilizará para representar varias escenas del pesebre tradicional catalán
Todo arrancó a partir de la localización de unas fotografías, fechadas de 1974, en los que se veía el Pesebre viviente de la Canonja. Aquellas imágenes, que documentaban una tradición que sólo duró tres años, consiguió poner de acuerdo a dos canonjinos, Pep Torrents y Miquel Sabater: «Miquel tenía ganas de hacer unos Pastorets, y yo quería hacer una Passió. Al final, hemos acabado haciendo un Pesebre viviente», explica Pep.
Los dos impulsores del proyecto enseguida consiguieron la complicidad de la Parroquia de la Canonja, el Centro de Estudios Canongins –del que los dos forman parte– y el Agrupament Escolta Local, que este año celebra el 60.º aniversario. También se ha implicado el Ayuntamiento, que colabora económicamente y con la logística.
Fue precisamente el grupo escolta quien arrancó la iniciativa ahora hace sesenta años. Entre aquellos primeros figurantes del pesebre, que entonces eran niños, hay un buen grupo que se han animado a repetir la experiencia, ahora ya como adultos. El resto de figurantes, hasta llegar a la sesentena de que se hay apuntado, son nuevos pesebristas que se han animado con la idea.
Estos, junto con la veintena de personas que forman parte de la organización, están trabajando a contrarreloj para tenerlo todo terminado pasada Navidad. Eso quiere decir preparar decorados y vestidos desde cero –costeándolo de sus bolsillos–, así como pensar las escenas y sus localizaciones.
El recorrido, pensado para hacer en una media hora aproximadamente, se sitúa en el mismo lugar donde se hizo ahora hace medio siglo: el huerto y el patio de la Abadía, hasta el rellano de la Iglesia. Los organizadores han pensado la visita de manera que el primer espacio el visitante encontrará las escenas relacionadas con el campesinado: «Se verán campesinos, el leñador, las lavanderas... Y también una de las escenas más importantes de la historia bíblica, como es la Anunciación».
A continuación se pasará al patio, donde se reproducirán los oficios tradicionales que se están perdiendo. El tercer espacio es el mercado tradicional y, una vez superado, los visitantes llegarán al epicentro del Pesebre: el Nacimiento, situado en el porche de la Abadía. El recorrido se cerrará en Cal Bisbe, donde se podrá ver cómo era la vida en una casa solariega, y tendrá un toque gastronómico, con una cata de pan tostada con vianda y vino. El Pesebre viviente de la Canonja se hará el 27 y 28 de diciembre, de 18.30 a 21.30 h. La entrada vale 2 euros y se tiene que comprar allí mismo.