Joan Reig: ‘Marinera’ es un poema sobre aquella añoranza que te queda al cabo del tiempo»

Marinera se podrá escuchar hoy miércoles, a las 12 del mediodía, en Constantí Ràdio. Explícame la historia.

«El punto de partida es un poema que escribí, dedicado a mi madre, la Rosita de cal Marinera. En el anterior espectáculo, Bagatzem, lo recitaba sin acompañamiento, y ahora he decidido convertirlo en canción. Es un poema de añoranza, pero de aquella añoranza que se tiene con el tiempo, una vez superado el dolor de la pérdida».

¿Cómo querías que sonara, una pieza tan especial como esta?

«Con esta canción he hecho una cosa que me gusta mucho, que es probar cosas diferentes. Con Els Pets no lo podemos hacer, porque el productor ya acostumbra a tener su visión, o la tiene el Joan-Pau Chaves, que es el director musical, o Lluís, que siempre lo tiene muy claro. Aquí, he hecho como Dylan, probando con un 3x4, con un ritmo de blues, con una balada, con un rock... Y, al final, aunque me costó encontrarla, he hecho una canción lenta, un poco swingada, pero también con un rollo muy nuestro, muy mediterráneo».

Este viernes ya estará en todas las plataformas y lo estrenarás en directo en un concierto en el Casino de Constantí, que también es el inicio de una pequeña gira titulada 'Litúrgia del Rock'n'roll'. ¿Por qué lo llamas así?

«Es el título de una canción de mi último disco, que hablaba de la gente de mi generación que se acabó enganchando a la heroína por una especie de mística relacionada con el rock y sus estrellas. Pero también me gusta porque pienso que un concierto no deja de ser también una liturgia, con un orador que busca crear ambientes, hacemos que la gente se encuentre bien, que se emocione, llore, se mee de risa o se acabe levantando de la silla».

Hacer de músico solista, en paralelo a Els Pets, te permite hacer cosas que quizás no harías con el grupo.

Ya hace muchos años que, yendo con Els Pets, creamos Mesclat. El pop y el rock'n'roll me gustan mucho, pero también soy muy hijo de la canción catalana. Con Mesclat fue la primera vez que pensé que podía aportar alguna cosa a aquel tipo de música desde una perspectiva roquera, pero a la vez contagiándome de patrones rítmicos y de formas de la música tradicional. Después, con Joan-Pau Chaves hicimos una especie de grupo de homenaje a la canción catalana, pero con un lenguaje contemporáneo. Con Refugi publicamos un disco que se decía Vestits nous, y fue la primera vez que salí de detrás de la batería para ponerme a cantar. A partir de aquí, como ya había roto el hielo, empecé a hacer canciones que, si no cuadraban con el repertorio más pop-rock de Els Pets, me las guardaba para mí. Hasta que un día hice un disco».

Este arranque de año te coincide también con el estreno de la nueva gira de Els Pets, que empieza el 1 de febrero. Hace días que ensayáis, porque tocaréis cuatro discos enteros. ¿Cómo es eso de recuperar canciones de hace treinta años?

«Hay canciones que las tenemos más recientes, como el Bon dia, o Massa jove per fer-me gran, pero hay otros, como Digue’m que m’estimes o Mosquits a l'aixeta, que hace muchos años que no las hacemos. Algunas las hacemos bastante pintiparadas, pero hay otras a las que les hemos hecho arreglos nuevos, porque también es más agradecido a la hora de tocarlas. Cuando haces nuevos arreglos a canciones que has tocado toda la vida, para ti es como una canción nueva, y para el público, también porque oye los primeros acuerdos y piensa Ey, ¿eso qué es? Entonces oyen cantar a Lluís y dicen: Ah, claro, es aquella. Eso es divertido y muy agradecido».

¿Entonces, lo que estáis haciendo estos días es tocar las canciones una vez y otra?

«Sí. Las tenemos que memorizar. Piensa que un concierto necesita una inercia, que todo fluya, y eso no es tan fácil. Además, empezamos que teníamos veinte años y ahora ya pasamos de los sesenta. Tenemos que estar en forma».