Tarde de las grandes la ofrecida por el Gimnástico de Tarragona, que ha conseguido golear al Bilbao Athlètic en una demostración de buen juego, efectividad y, sobre todo, conocimiento de la categoría, tres virtudes que le hsn falto al filial del Athlètic de Bilbao. Un doblete de Emaná, acompañado de los goles de José Naranjo, el noveno de su cuenta particular, y Aburjania, despacharon un equipo que tiene pocas opciones de mantenerse en la Segunda División.
Tal como se preveía a lo largo de la semana, fue Daisuke Suzuki el escogido para cubrir la baja de Xisco Campos, sancionado ayer. Completó un gran enfrentamiento el japonés que, a pesar de jugar lejos de su posición natural, no sólo estuvo fuerte detrás, sino que se atrevió con tímidas internadas, siempre con criterio.
Vicente Moreno ofreció una variante táctica con respecto a las últimas jornadas. El técnico valenciano dibujó a un 4-3-3, sin Sergio Tejera en la medular. El ex del Alavés atravesó un proceso febril esta semana, y no pudo entrar finalmente a la convocatoria. Así, Lévy Madinda, Aburjania y Juan Muñiz ocuparon este centro del campo. Muñiz volvía después de varias semanas sin ser titular y ralló|rayó a un buen nivel.
Los primeros 45 minutos fueron bastante igualados, con un Bilbao Athlètic muy voluntarioso con respecto al control del juego, pero con la ansiedad que obliga el hecho de ser el colista destacado de la categoría. Con más tranquilidad jugó un Nàstic que vivió el primer susto a los seis minutos de juego. El japonés Suzuki tuvo que tirarse en el suelo para impedir el gol rival. Se animaba el conjunto vasco, pero el Nàstic, conducido para|por Aburjania y con Naranjo, Emaná y Jean Luc con ganas de fútbol, hacían prever que sería una gran tarde de fútbol.
El mismo Naranjo, que sería protagonista después, tuvo una gran ocasión a los catorce minutos. El joven delantero conectó un rasgo|tiro que obligó al portero local a tirarse en el suelo. La réplica vasca la llevó a cabo Aketxe, quien conectó una vaselina, con la cabeza|cabo|jefe, superando Reina. Apareció Pablo Marí para desviar la pelota en córner. Con el campo vacío, como es normal a causa del aforo que tiene San Mamés, se podía apreciar un buen espectáculo futbolístico que, muy pronto, estaría acompañado de goles. Y fue en el minuto 25 cuando el pichichi del equipo anotó el 0-1. Juan Muñiz se inventó una pasada de genio, por|para alto, que recogió el número 28 del Nàstic y envió al fondo de la red.
Más cómodo todavía pudo jugar el Nàstic a partir de este momento. Reina y Olaetxea tuvieron que recibir atención médica en el 31’ a causa de un fuerte choque|encontronazo entre ambos, que dejó más maltrecho el futbolista local. Al final, sin embargo, se pudo solucionar y los dos siguieron jugando.
A la segunda mitad, el técnico local, Ziganda, quiso ir todavía más a para|por el partido, y dio entrada a un delantero como Santamaría que dejó en el vestuario al capitán, Jon Iru. Más pólvora en la parte de delante para un equipo, que, en el segundo acto, también quiso ser el claro dominador. De hecho, tuvo más posesión que el Nàstic pero, en ocasiones, sus jugadas acababan a la línea de tres cuartos, sin que hubiera peligro real de empate.
La tuvo, y muy clara, Santamaría en el 55’. El punta recibió una pasada interior y disparó, lamiendo el palo izquierdo de Reina. Y de lo que podía haber estado el 1-1 llegó el 0-2. Desde una distancia parecida, pero al área conrària, Aburjania probó suerte, con la diferencia que la pelota fue entre los tres palos, muy ajustada a la derecha del portero. Con dos goles por delante, la historia ya era otra. El Nàstic podía marcar todavía más el ritmo del partido, y tenía que hacerlo.
Vicente Moreno decidió oxigenar el equipo y dio entrada a Cristian Lobato, en sustitución de Juan Muñiz, que completó 65 minutos realmente buenos. La fiesta, sin embargo, no quedó con sólo dos goles. Jean Luc se inventó una jugada de las suyas, entrando por banda|lado derecha hacia el centro. Allí, encontró a otro africano, en Archille Emaná, quien dio cuatro o cinco pasos y, un poco escorado, disparó un misil que se coló en la escuadra izquierda de Remiro. Con 21 puntos para|por jugar, y el Nàstic había sentenciado completamente un enfrentamiento que estaba marcado en rojo, ya que los tres puntos eran más que obligatorios.
Pero no era suficiente. El Bilbao seguía jugando en campo contrario, pero en una nueva acción de contraataque, llegó el cuarto. Jean Luc se inventó una gran jugada personal por banda|lado derecha, se marchó de un rival e hizo la pasada de la muerte a un Emaná que marcó su doblete particular. Y, con el suyos dos goles, el africano fue substitiuït, dejando su lugar|sitio a Ferran Giner, quién tuvo cinco minutos para volver a disfrutar del fútbol.