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Empanada colectiva

Huesca 2 - Nàstic 0​ La lluvia obliga a suspender el partido a los 76 minutos de un partido realmente malo de los visitantes, que pierden después de más de tres meses sin hacerlo

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Derrota inesperada y merecida del Gimnástico de Tarragona (2-0) al Alcoraz, contra la Huesca, en un enfrentamiento en el cual los de Vicente Moreno se muestran incapaces de superar a un rival teóricamente inferior, por|para lo que dice la clasificación. A pesar de perder, los tarraconenses continúan a la zona noble y con todas las opciones de luchar hasta el final por el ascenso directo.

Los locales empezaron el partido muy intensos, bien conscientes de que se jugaban tanto o más que los tarraconenses. Fue un inicio en el cual la Huesca tuvo más presencia que el Nàstic en zona atacante. De hecho, a los dos minutos, los de Anquela pidieron a un doble penal en el área del Nàstic. El primero, por|para unas manos de Iago Bouzón que no se produjeron porque la central grana tenía los brazos completamente enganchados al cuerpo, y el otro de Suzuki, por un empuje que tampoco se llegó a producir nunca.

Cuatro minutos después, a quien avisaba era Fran Mérida, de una falta muy lejana, pero que casi sorprende a Manolo Reina, que tuvo que parar la esférica en dos tiempos. El gol de la Huesca estaba al caer, y llegó a los diez minutos. En un córner a la derecha de Reina los tarraconenses dejaron demasiadas concesiones y la pelota cayó a pies de Christian, quien remató desde el área pequeña. La acción podría haber quedado invalidada por fuera de juego, pero ni al juez de línea ni al árbitro lo consideró así.

La Huesca tuvo la capacidad de calmar|dormir el partido y, además, de seguir insistiendo. No fue un buen comienzo de partido de un Nàstic que llegaba de empatar a cuatro contra la Córdoba, tan sólo hacía ocho días. A medida que fueron pasando los minutos, los tarraconenses demostraron que ayer no era su día. Imprecisiones reiteradas, pasadas sin destino, en definitiva, un equipo que jugaba sin rumbo y que no daba ningún tipo de sensación de peligro. De hecho, el más peligroso que se le vio fue uno centrada de Daisuke Suzuki desde la banda|lado derecha, que chocó con un defensor.

Los centrales estaban espesos, los laterales intentaban internadas por las bandas|lados, pero aacostumaven a olvidar sus carriles, el centro del campo no era capaz de ofrecer criterio, Jean Luc lo intentaba pero no podía, José Naranjo estaba completamente desconocido, y ni Emaná ni Aníbal aparecían. Con todos estos condicionantes, no es difícil, sino casi imposible, remontar un resultado adverso. Vicente Moreno envió a calentar a varios jugadores. Concretamente, Cristian Lobato y Sergio Tejera, los dos jugadores más creativos de los que se habían quedado fuera.

Un cambio

Un cambio realizó al descanso Vicente Moreno, y fue precisamente el de Tejera. El técnico valenciano decidió dejar en el vestuario Aníbal Zurdo, buscando más control de pelota. Lo consiguió en las primeras compasas del segundo acto, pero los aragoneses lo tenían todo controlado. El Nàstic seguía sin llegar al área contraria, generar el peligro necesario para poder sumar los tres puntos. Quien perdona, lo acaba pagando, pero lo que no hace su trabajo, también. Y eso es lo que le acabó pasando al conjunto tarraconense.

No era el día del Nàstic, un equipo que, como su rival, tuvo que jugar, después del descanso, bajo una intensa lluvia a que no dejó de caer a Huesca. Bouzón se la jugó a los 52 minutos de partido, ya que vio una tarjeta amarilla por una entrada y estuvo cerca de ver la segunda porque, fruto de la rabia, tiró la pelota en el césped, a menos de un metro del colegiado. Por suerte, no impactó con el colegiado.

Los nervios crecían en el Nàstic. Y no era para menos, ya que en los de Vicente Moreno no les salía absolutamente nada. Estaban completamente anegados. Incluso, uno que no falla nunca, que siempre da la cara, tuvo su error ayer. Mossa no calculó bien, y erró delante de Alex González, quien consiguió quedarse solo ante|delante de Reina, y lo batió. 2-0, duelo prácticamente sentenciado, pero todavía quedaba media hora para|por disputarse.

Aburjania abandonó el terreno de juego en el 71’, y Juan Muñiz lo sustituyó. No sabía qué más hacer a Vicente Moreno para intentar cambiar la situación, y pensó introducir a otro centrocampista para aportar el control que necesitaba el partido. El duelo, sin embargo, se tuvo que suspender en el 76’ por la intensa lluvia. La visibilidad era completamente nula y la práctica del fútbol estaba injustificada.

Con los tres cambios realizados por el conjunto tarraconense, ya que Xisco Muñoz había subsituït a

el inicio del segundo acto en Naranjo, los tarraconenses ya habían puesto toda la carne en la parrilla. Nueve minutos tardó en reprenderse el juego, los necesarios para que la lluvia disminuyera y dejara paso a una ligera caída de agua que dejaba catorce minutos para|por disputarse con un campo completamente encharcado.

Después de la reanudación|recuperación, el Nàstic disfrutó de la ocasión más clara del enfrentamiento. Una pared entre Xisco Muñoz i Emaná desembocó en una falta en la frontal. Fue Muñiz el encargado de tirarla, pero Leo Franco voló, y la desvió. Con más corazón|coro que ninguno, los tarraconenses se tiraron comletament al ataque y, en una de estas, a punto estuvo Jean Luc de inaugurar la casilla del gol visitante. Mossa recorrió la banda|lado, centró raso, desde la izquierda, y el africano, que venía en carrera y sin frenos, no pudo dirigir la esférica donde él quería, y la envió desviada a la derecha del portero. Mossa, el hombre más peligroso en ataque en la segunda mitad de los visitantes, tuvo una al final, pero su rasgo|tiro se paseó por|para la línea de portería.

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