Diari Més

'Mannequin Challenge' rojinegro

El goleador Carbia y sus cómplices de hito congelan el 1-0 del CF Reus-Nàstic en el último fenómeno viral

Jugadores rojinegros se acercaron a la banda después del gol que significaba la victoria y se quedaron quietos por unos instantes.

'Mannequin Challenge' encarnado-y-negroOlívia Molet

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A Carbia, el domingo en el Estadi se le giró trabajo. Primero, para hacer la diana que, en el minuto 56 y asistencia del altafullense Alberto Benito incluida, adjudicaba al CF Reus un derbi de estreno en Segunda División. Después, para dar salida a la retahíla de dedicatorias promesas para una cita en qué los rojinegros llegaban serios y cargados de convicción. La inmediatamente posterior a batir Dimitrievski fue para Cristina, la pareja del delantero, una letra C con que Fran agradecía el apoyo a ella y a su familia, presente desde la gradería. A partir de aquí, Querol, Ángel Martínez y alguno más se añadieron para apuntar al equipo a la moda del Mannequin Challengue, un reto viral a las redes y que consiste en que un grupo de personas se registren en vídeo mientras quedan del todo inmóviles durante unos instantes, precisamente como maniquíes, a la vez que de fondo suena una música.

La idea había empezado a cocinarse nada más horas antes del CF Reus-Nàstic. La plantilla preveía desplegar a su particular Mannequin Challenge a la intimidad del vestuario, después del partido, si se cumplía el mejor de los pronósticos. Y creían. Era, quizás, una manera de aliviar la tensión que acompaña este tipo de citas. De reducirlo todo, de alguna forma, a una sola escena. O a una broma entre compañeros. Sin embargo, la euforia para el 1-0 de Carbia y por todo lo que significaba acabó trasladándola, espontáneamente, al terreno de juego. Tanto es así que la imagen congelada del pichichi rojinegro –que ha acumulado ya seis goles en estas 15 jornadas– y sus cómplices de hito se pudo ver tan sólo unos segundos. Y cogió desapercibido más de uno, que continuaba la fiesta en la banda sin darse cuenta de que los maniquíes habían salido al césped. Difícil estar quieto. Vestía la estampa la mejor de las canciones: el estallido de alegría de un feudo rojinegro que alcanzaba el pleno de las 4.200 localidades de que dispone en este primer derbi de plata. Y que no se lo acababa de creer. También, en cierto punto, paralizado para asistir a un episodio que no se había vivido en el mismo escenario en los últimos trece años.

El guiño, una más entre las que está dejando el CF Reus a su paso por la segunda máxima categoría, da buena muestra del ambiente que se vive en un grupo humano que, además de brillar en la campaña de su debut al fútbol profesional, nunca ha dejado de disfrutar. Y de la personalidad de un bloque que tampoco siente que tenga que renunciar. A la iniciativa viral se habían sumado, a lo largo de estos últimos días, todo tipo de personalidades y también equipos de diferentes deportes por todo el planeta. Uno subacuático lo protagonizaban la semana pasada las chicas del combinado español de natación sincronizada. Otro, y curiosamente coincidiendo con lo que se sacaba de la manga este feliz CF Reus, lo registraba el Rosenborg. Sus futbolistas, que ganaban el domingo la Copa de Noruega, levantaban el trofeo por los aires y se quedaban quietos por unos segundos antes de dar paso a los cortejos.

El precedente del «shalalà»

De la mano del Rosenborg, a junio de este 2016 y en plena lucha para alcanzar el ascenso a la Segunda División, el CF Reus probaba por primera vez eso de las modas a internet y adoptaba un cántico que acompañaría la plantilla rojinegra en su periplo contra el Racing y todavía hoy día. Todo empezaba cuando un compañero de Gavà le mostraba al atacante Edgar Hernández un vídeo antes de la disputa del crucial duelo con el Olímpico, en las postrimerías de la Liga regular. Aparecía la plantilla del Rosenborg noruego, en una celebración en el vestuario que se hizo viral el año pasado por el espectacular y progresivo paso de la calma a la euforia de los futbolistas. La imagen lo motivó. Al igual que la idea colectiva de este este derbi, en aquel momento Edgar trasladaba en el vestuario reusense el deseo de ofrecer alguna cosa grande a la afición, en los Redblacks, a los que los habían empujado hasta allí donde se encontraban, a sólo una victoria de la clasificación matemática para el play-off cuando faltaban dos jornadas por despedir la temporada.

Delante de los de Játiva, de la misma manera que Carbia en el CF Reus-Nàstic, Edgar marcó. Una diana suya, en el minuto 86, sellaba el billete rojinegro para la disputa de la segunda promoción de ascenso a Segunda División en más de cien años de historia del club. Convertía en premio una pasada milimétrica de Vítor. El punta empezaba a digerir el hito corriente hacia el banquillo. Vítor, estirado en el césped, compartía la recompensa. También como a este partido de rivalidad territorial, unos 4.200 seguidores se lo miraban al fin y al cabo desde la gradería. Natxo González hablaría, después, de «fútbol de verdad en el Estadio» reusense. Con el silbido final, fue el momento. Edgar se arropó, tomó la iniciativa. Era la primera invasión de campo que viviría en la campaña 2015-16 el feudo rojinegro, antes de que el ascenso, consumado quince días después, acabara de hacerlo estallar. El delantero cogió el micro. Regalaba a los suyos el cántico que acabarían denominando «shalalà», el alma viral del peculiar Rosenborg y una especie de talismán con que la afición anima desde entonces el equipo que está viviendo la realidad de su sueño.

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