El Tenerife como test para la reacción en el debut de Merino en el banquillo

El paso del Tenerife por el Nou Estadi tiene que servir para calibrar los primeros efectos de la remodelación iniciada por el Nàstic bajo la mano de Juan Merino. La cita, que coincidirá con el estreno del de La Línea de la Concepción en el cargo de entrenador grana, pone fin a la primera vuelta en casa –pendientes de la visita a La Condomina para el ecuador real de la competición– contra un rival que, en la undécima plaza, se sitúa a diez puntos de distancia y a cuatro del play-off. Si el objetivo pasa por abandonar la zona de descenso antes del desenlace de la campaña, el primer paso tendrá que ser quitar el ancla de la cola de la clasificación. No será cosa, probablemente, de un fin de semana, ya que seis puntos separan el equipo de la línea de salvación que marca hoy el Mirandés, pero quizás sí de dos. Y es que el duelo con el UCAM Murcia, el siguiente que afrontarán los tarraconenses, pondrá uno delante del otro el último y el penúltimo, separados ahora por tan sólo dos puntos. Merino avisaba en su puesta de largo: «Hay que tomar decisiones y el entrenador las tomará». El gaditano ha utilizado toda esta semana, y se fijará en el partido delante del Tenerife, para valorar hasta qué punto le convencen los recursos de que ya dispone o si, en este mercado de invierno, habría que seguir pescando.

Las dobles sesiones que había programado inicialmente el técnico saltaban del planning a última hora del martes. Con todo, la huella del nuevo entrenador ya se ha dejado notar en un vestuario que entiende la «mano dura» y que completará la semana sin ningún descanso. La convicción de Merino que «hay capacidad y proyección ascendente para salvar la categoría» tendrá que empezar a dejarse ver, de entrada, ante los isleños, en un partido que llega una semana después de la reanudación de la preparación y con las primeras incorporaciones en marcha. La plantilla ha aprovechado este impaso del paro navideño para limpiar la mente y quiere fijar un nuevo inicio de curso contra los de Pep Lluís Martí. La reacción esperada, en caso de apuntarse ya delante del Tenerife, pondría el punto final a una dinámica de tres derrotas consecutivas en Liga, desde que el Nàstic se impusiera al ascendido Cádiz, a finales de noviembre.

Estadísticas propicias

Los precedentes, con respecto a los cambios en el banquillo, parecen favorecer a los tarraconenses. En los tres últimos movimientos que, en este sentido, se han producido con la temporada ya empezada, desde la 2011-12 hasta hoy, dejan un balance de una victòria y dos empates en la jornada inmediatamente posterior a la llegada del nuevo entrenador. En noviembre del 2011, después de que Jorge d'Alessandro ocupara el sitio de Juan Carlos Oliva en el cierre de una primera vuelta complicada, el Nàstic ganó ante el Sabadell (5-0) pero acabaría el curso colista y consumando el descenso a Segunda B.

Ya en la categoría de bronce, durante la 2012-13, con el despido de Kiko Ramírez y la incorporación de Javi Salamero en pleno mes de octubre, los grana empataron con el Mallorca B (1-1) y encadenaron tres derrotas antes de encontrar el revulsivo que los catapultó hasta la sexta plaza. En el cambio de batuta más reciente, que dejó fuera del proyecto Santi Castillejo para colocar a Vicente Moreno en noviembre del 2013, el de Massanassa arrancó firmando las tablas con el Constancia (1-1) para seguir sumando dos empates más antes del primer triunfo. La campaña, con todo, desembocó en play-off y en el inicio del camino de vuelta a la plata.