«Es un objetivo muy ambicioso y hay otros equipos fuertes pero quiero luchar por el 'Zamora'»

—El mercado invernal marca su cuarta temporada en el club y lo perfila como uno de los veteranos en el vestuario.

—Estoy satisfecho, muy contento. Esta es la etapa más importante de mi corta carrera. Desde que llegué al Reus, he crecido deportivamente y personalmente y, de momento, me quedo con eso: estoy disfrutando de la mejor época del club y he sido protagonista dentro del campo. Estoy feliz.

—¿En qué oye que ha cambiado?

—Vine con 19 o 20 años. Ahora soy más maduro como persona. He aprendido. Muchas circunstancias me han hecho fuerte. En el deporte, soy más completo. El hecho de tener continuidad, que es lo que me trajo aquí, me ha permitido cada día ser un poco mejor.

—David Haro, entonces delantero del Hospitalet, firmó el primer gol que usted encajaba bajo el arco del CF Reus.

—Y me acuerdo perfectamente, de aquel partido en el Estadio contra el Hospitalet, de mi debut. Ganamos 2-1. Haro me marcó, pero también le paré un par de jugadas buenas.

—¿Cómo se está viendo ahora en un CF Reus de Segunda?

—Con el paso de los partidos, la exigencia de Segunda te hace adaptarte. Empezamos a un nivel defensivo extraordinario y, a medida que han pasado más jornadas, nos hemos dado cuenta de que lo que estamos consiguiendo es muy difícil. Me estoy sintiendo muy bien y creo que mostrando un nivel acuerdo con la categoría. Y espero seguir así.

—El equipo está a punto de cerrar la vuelta, el segundo menos goleado de la plata. Y con eso Edgar Badia, uno de los mejores porteros.

—Si el Reus destaca por alguna cosa, es por un bloque muy compacto defensivamente. Todo el mundo tiene claro lo que tiene que hacer para evitar que el rival genere ocasiones claras. En el trabajo diario, prevemos las situaciones que se pueden dar el fin de semana para anticiparlas. Entrenamos enfocados en el rival.

—¿Pesa la responsabilidad cuando el planteamiento parte de no encajar?

—No, porque es de todos. Desde el delantero hasta el portero. Me generan pocas ocasiones y todo el equipo intenta no encajar porque todos sabemos que dependemos de eso para aspirar a sumar.

—La defensa había sido una de las líneas más fijas pero ahora vive cambios. En Valladolid, entraron Olmo y Campins. ¿Como afectan al portero las rotaciones y como las gestiona?

—Realmente no me afectan. Llevamos tiempo trabajando juntos, hemos mantenido un bloque importante de la temporada pasada. Es normal que a la defensa haya cambios por lesiones, sanciones, y todo el mundo que entra rinde. Por ejemplo, Campins estuvo a muy buen nivel contra el Valladolid.

—¿Cómo es la relación con Yván Castillo? Su sistema es conocido por las visualizaciones.

—En el balance de mi paso por el club, él es una persona muy importante. Dedica muchísimas horas y la relación es inmejorable. Ahora, procuramos fijarnos objetivos a más corto plazo, al menos así lo hemos hecho en la primera vuelta, en las visualizaciones. Sin embargo, las mantenemos. Juntos, con Codina y con Sillero trabajamos bien.

—¿Y Codina?

—Es un portero con mucha experiencia que ha venido a sumar el máximo. Su nivel en los entrenamientos me ayuda a mí a competir y, para los partidos, me aporta sus consejos. Aunque no esté jugando, su papel es muy importante.

—Ángel Blasco, Francis, Rubén Pérez o Aitor Embela le han disputado la titularidad y han acabado saliendo. ¿Cree que en algún momento le ha faltado competencia?

—Al contrario. Si he tenido muchos compañeros es porque el club ha intentado que mi nivel competitivo no bajara en ningún momento. La suerte de que estuvieran aquí es que he podido aprender de todos ellos y eso es un punto positivo que me ha hecho aumentar el nivel.

—¿Es portero de rituales? Alguna vez ha mencionado una canción que suena cada partido.

—Hace años, cuando iba a la selección española, Álvaro Morata, que era mi compañero de habitación, siempre escuchaba una canción antes de los partidos. Con aquel ritual, ganamos el Europeo. A partir de entonces, lo cogí como mío. Es una canción que no quiero suscitar. Estos rituales es mejor guardarlos para uno mismo porque dejan de funcionar.

—¿Cree en ellos? ¿Son importantes?

—Son sistemas para focalizar la atención en el partido. Yo escucho la canción, miro algún vídeo de motivación, repaso la información que tenemos sobre el rival... Cuando salen bien las cosas, no pienso que haya sido por eso pero sé que sí que ha ayudado.

—Debutó con Cataluña contra Túnez y un paro suyo al 90’ envió la cita a los penales.

—Es una experiencia fantástica. A cualquier jugador catalán le gustaría y he tenido la suerte de que confiaran en mí en un partido amistoso que es muy importante para Cataluña. Estuve con compañeros de primer nivel y ojalá algún día pueda jugar con ellos en la misma categoría.

—El club ha puesto encima de su mesa una oferta de renovación. ¿Cómo lo afronta?

—Estoy centrado en la cuestión futbolística y es una de las claves de mi buen rendimiento a Segunda. Ha habido contactos con el club y, si se dieran las circunstancias, el Reus obviamente es el que tengo en mente. Sin embargo, es una situación en que no quiero pensar ahora.

—¿Qué le pide, después del Almería, a la segunda vuelta?

—Sobre todo sumar los 50 puntos cuanto antes mejor. A menudo, aunque disfrutas, no te detienes a pensar lo que estás consiguiendo porque tienes un objetivo presente. Si lo alcanzamos, podremos disfrutar de lleno de la categoría y mirar objetivos más ambiciosos. ¿Por qué no?

—¿Y a nivel individual?

—Crecer con los partidos como lo estoy haciendo, intentar mantener la regularidad a nivel defensivo e intentar luchar por el Zamora. Es un objetivo muy, muy ambicioso, porque hay clubs muy fuertes defensivamente. Sin embargo, creo que, si seguimos como hasta ahora, podemos estar, como mínimo, en la lucha.