'Il Dottore' en la portería rojinegra

Dos guantes de los colores amarillo y azul del Yamaha Movistar, con el número 46 en el reverso, salieron al rescate del Getafe cuando el equipo no atravesaba su mejor dinámica. «Yo me les quería poner sólo para partidos concretos: si él ganaba una carrera o el día de su cumpleaños. Pero llevábamos una racha muy mala, se estaba haciendo todo muy complicado y, entrando en Valencia con el autobús antes de un partido, pensé 'hoy me los pongo'. Y lo hice». La jornada acabó en victoria y también las siguientes. Jugábamos y lo hacíamos bien y ganábamos. Y a mí aquello me parecía increíble». Lo explica Jordi Codina, el portero rojinegro que vivió una etapa de seis temporadas custodiando la portería del conjunto madrileño con éxito y, ahora lo confiesa, también con alguno que otra mano de Valentino Rossi.

Incondicional del piloto italiano «desde que mi padre ponía las motos en la televisión cada domingo, no porque le gustaran especialmente sino porque entonces no había nada más», el arquero encargó a su firma, a los inicios del paso por el Getafe, «unos guantes con sus colores» para trasladar al césped la admiración que vivía desde la pantalla. Los guantes, de los cuales sólo se editaron una decena, acabarían cubriendo las manos de Il Dottore después de disputar una prueba en Montmeló. ¡«Me agradeció el regalo y me comentó que eran muy diferentes a lo que él utilizaba con la moto, pero que le gustaban»!, recuerda Codina.

El campeón del mundo lo cautivó «en una carrera de 125. Como yo era pequeño, me gustaba ver a los pilotos pequeños y me llamó la atención» hasta que «llegó un momento que sólo quería mirar motos». La afición se mantiene viva y «cuando hay carreras, no me las puedo perder, las tengo que ver como sea, en aquel momento o más tarde, pero saber cómo» ha «ido». Al Getafe, dónde compartía habitación con Miguel Ángel Moyá, «él me pedía siempre que lo despertara, que las quería ver conmigo. Yo lo hacía y él venía medio dormido, como podía». A veces, a Codina, ni siquiera hay que despertarlo: «Estos días que han estado con los tests invernales en Sepang, he ido siguiendo los tiempos. Aquello que te levantas por la noche, que estás revelado, miras el móvil y vuelves» a «dormir».

Una cita televisiva

En el vestuario del CF Reus, «creo que a Miramón también le gusta Valentino» y entre el resto de la plantilla «pasa como con todo deportista conocido. Hay a los que nos gustan y estamos pendientes a todas horas y los que, aunque no les guste, también se informan». La admiración, más allá del punto del aficionado, el portero no la asimila a su vida profesional. «Son deportes muy diferentes. Ellos se juegan la vida cada vez que salen a competir y nosotros lo hacemos de otra manera, en un resultado», concluye al barcelonés. De aquellos guantes, «la marca acabó harta de mí y me dijo que nunca más (río). Se los pidió mucha gente y tuvo que hacer un comunicado diciendo que aquellos guantes no se vendían, que no los estaban fabricando, que eran los guantes de Codina». «No sé quién los podía querer. Sí que es verdad que los colores eran bonitos y que llamaban la atención pero... Supongo que locos de las motos como yo en diez haber unos cuantos», bromea el portero. Antes de intercambiarlos en Montmeló por la gorra firmada con qué el piloto lo obsequió, Codina y Rossi ya se habían conocido. Lo hicieron a través de una periodista de televisión «que sabía que me gustaba mucho y me propuso hacer un reportaje con él, en Jerez, durante los tests. Crees que me lo pensé»?.

De los «poco más de cinco minutos que he pasado con él» y que recuerda «con mucha ilusión», y también de los guantes, el portero del CF Reus todavía guarda un vestigio. Las espinilleras que ahora lleva, a la convocatoria de cada jornada, llevan la imagen de sus hijos, Lucca y Claudia, pero también de fondo, una de Rossi, y los nombres de los niños escritos con su letra. Por si acaso.