Un nombre para el destino de Edgar y Edgar
La madre de Bahía, maestra, nombró así a su hijo por el afecto que tenía a Hernández, alumno suyo en Gavà
«Como sabes, mi madre es profesora de escuela, de infantil, y te tuvo a ti porque está trabajando en Gavà». Las palabras, de Edgar Badia, se las escuchaba muy atento Edgar Hernández, sentado en un banco, al lado del portero, después de uno de los entrenamientos de la temporada. «Ahora eres bastante feo, pero de pequeño habías estado bastante guapo», bromeaba el meta, que atendía las cámaras de LaLiga en la grabación de uno verdadero o falso, «y lo que tú no sabes es que decidió llamarme Edgar porque te había conocido y pensó que, así, su hijo sería igual de guapo». El delantero, concentrado al adivinar si la historieta de Badia era verídica o «se la quería colar», soltaba un «¡tú estás loco!» antes de arriesgarse a responder de que la afirmación sobre el nombre, curiosa y premonitoria, era «falsa».
El segundo arquero menos goleado de Segunda reía porque acababa de revelar al otro Edgar rojinegro, tres temporadas después de reencontrarse en el vestuario del CF Reus, un vínculo que no conocía y que los unía desde 1992. El atacante, que el domingo pasado anotaba su segundo gol del curso, nuevamente de penalti, contra el Getafe, recogía el guante y tomaba el pelo a Badia: «¿No se esperaba que después fuera tan feo, no? ¡Pues mira!». Y es que, a pesar de la ternura que Edgar y Edgar ahorraban al relato, la madre del portero, Marta Guardiola, «se quedó embarazada justo un año después de tenerte en clase», proseguía Bahía, que concluía, con humor, que «debía quererme rubio con ojos azules, y no le salió así».
La huella que Hernández, nacido en Gavà y que acaba de alcanzar la treintena, dejó en la maestra, se trasladó a su hijo, 22 años antes que se vieran codo con codo en el terreno de juego del Estadi. De hecho, el azar quiso que la fecha de nacimiento del portero y el delantero estuviera a punto de coincidir en el día: mientras que el punta celebraba el cumpleaños el pasado 2 de febrero, Badia soplará velas el 12, domingo próximo y coincidiendo con la visita al feudo del Numància.
Conexión que continúa
La etapa en el CF Reus, otro de los vínculos entre las vidas de los Edgar, está dejando el mejor tramo de la trayectoria deportiva de ambos. El arquero, responsable de la portería de un CF Reus que acumula este curso 19 dianas en contra, sólo dos por detrás del líder prácticamente ascendido Subiendo, no esconde el deseo de despedir la campaña como a Zamora de la categoría en su debut a Segunda División. Los registros de la temporada dejan una retahíla de jornadas en que, con todo, ya lo fue temporalmente, y el mismo portero apuntaba, hace pocas semanas, el objetivo de «crecer con los partidos como lo estoy haciendo, intentar mantener la regularidad a nivel defensivo» y aspirar al título de menos goleado de la plata. Pero, sobre todo, de «sumar los 50 puntos cuanto antes mejor. Si lo conseguimos, podremos disfrutar de Segunda y mirar hitos más ambiciosos. Por qué no?.
Hernández, a su vez, reaparecía el domingo pasado en el once después de tres jornadas de ausencia y de haber disputado una duodécima este curso. En el minuto 68, convertía en premio un penalti, el tercero de casi consecutivo que caía en manos rojinegras después de que Jorge Díaz y Jorge Miramón no lo acertaran contra Almería y Mallorca. El de Gavà batía a Alberto García y recuperaba el 1-1 en un enfrentamiento convulso y marcado por la fuerte ventolera que acabó con tres expulsiones y en que las dos dianas llegaron desde los once metros.
Añadía un punto más a la cuenta con que Edgar Badia espera alcanzar, a corto plazo, la cincuentena y se confirmaba como una sólida opción a la delantera de un equipo que ha preferido no fichar aquí en el mercado invernal. Uno, evitando los goles y el otro, generándolos, dan continuidad a la conexión de su nombre, casualidad hasta hace pocas semanas y ahora explicación de la complicidad entre «compañeros y amigos» que lo han sido casi desde el momento antes de nacer.