Un gol que ha servido al CF Reus para ver la botella medio llena
El 0-1 de Máyor, asistido por David Haro, instala el equipo en la decimotercera plaza de la tabla con 45 puntos
El acierto de Máyor que, en el minuto 90, hacía contener el aliento a los 12.500 espectadores del Nou Estadi escribe una nueva línea de esta brillante historia rojinegra en la temporada del debut en la Segunda División. Y cierra el círculo que había empezado a trazar, justo una vuelta antes y en la ida en el Estadi (1-0), Fran Carbia, con quien el goleador del derbi se disputaba hasta hace muy poco el pichichi. Confirma, también el excelente estado de forma de David Haro, asistente en la diana y que sumaba enTarragona la tercera cita consecutiva –son 15 en total, a pesar de haberse reincorporado en la jornada 13– en los planes de Natxo González. El de l'Ametlla del Vallès vuelve a disfrutar después de un arranque de competición incómoda para el edema óseo de qué fue diagnosticado después de cuajar una actuación determinante y heroica en el salto del equipo al fútbol profesional. Para Máyor, el gol contra el Nàstic alimenta una cuenta donde ya figuraban, entre otros hitos, el 0-1 en Tenerife, la victoria en Oviedo (0-1) o el 1-0 contra el Almería. Para el equipo, y para la afición que ayer lo acompañó en este enfrentamiento de las urgencias, supone el punto final a un tramo de campeonato desagradecido y que reiteradamente evocaba los éxitos de la primera vulta.
Con 45 puntos en la cuenta y desde la decimotercera plaza de la tabla, el fútbol del CF Reus recupera la «perspectiva» de que tanto había hablado a su entrenador en las últimas jornadas, donde el foco se colocaba sobre una gradería en que el vitoriano insistía en que «no hay que recriminar a los jugadores» y que «os necesitamos para sumar, no para criticar». Precisamente su empuje, la de los 350 que ocupaban el córner del Nou Estadi habilitado para la afición visitante pero también la de los que, de una u otra forma, empujaban, se dejó oír y mucho en un escenario hostil y que había despertado fantasmas entre el conjunto rojinegro. El lunes, no estuvieron. O el equipo consiguió desvanecerlos en una de las escasas ocasiones en portería para acabar el derbi presumiendo de eficacia. Y para hacerlo justo en el primer aniversario de la revolución en Elda que ahora permite a los de la capital del Baix Camp seguir haciendo camino en la plata.
Bocanada de aire
El gol, que era de Máyor pero también una pizca de todo el mundo, y de David Haro, y de los que habían picado piedra durante 90 minutos contra un Nàstic que no cedía ni una, aporta a todo una nueva dimensión. La de la salvación más próxima a pesar de los 18 puntos que todavía quedan para disputarse y que tendrán que acabar de ligar, si lo que queda no cambia la calculadora, otra campaña en Segunda. La de la bocanada de aire que hacía semanas que se echaba de menos. Y la del orgullo, la de un CF Reus que ahora se mira y es capaz de gustarse. Quizás por eso, porque resucitar empieza a ser una costumbre en el vestuario rojinegro, cuando el 0-0 tenía aspecto de resultado final Haro creyó. Y Máyor pensó que, por qué no, podía haber todavía cierto margen. Y el 0-1 cayó en el Nou Estadi como había caído en Elda, justo un año antes, el gol de Dinis que, entre tanta adversidad, preservaba un sueño.