«Ver que la gente no me había olvidado ha sido uno de los momentos más felices»
El atacante rojinegro, asistente del 0-1 en el derbi, brilla después de una primera vuelta difícil y busca su primer gol en Segunda A
—A 6 jornadas del final y camino de la salvación, ¿qué balance se merece la temporada?
—Para el equipo, empezó muy bien y esta segunda vuelta nos está costando más. Sin embargo, ya se preveía que sería más dura. Para mí, ha sido totalmente al contrario: con la lesión, fue difícil mirarme desde fuera la primera vuelta y, ahora, por fin veo la luz.
—¿Cuajar un 0-1 contra el Nàstic, y hacerlo en el 90’, les ha aportado una perspectiva nueva?
—Esperábamos ganar, pero no nos imaginábamos que fuera así. Al final, es más dulce y, gracias a eso, hemos podido pasar esta semana más tranquila. Sumar contra un rival que, además, está tan cerca tiene valor doble.
—Una pasada suya acabó en el gol de Máyor. Y puso fin a 5 partidos sin marcar. ¿Cómo lo vivió?
—Fue una pelota que me pasó Miramón. Mossa no llegó a rechazarla e intenté girarme y encarar al central. Lo dejé atrás. Veía que venía Molina y que tenía Máyor allí. Como teníamos tan mala suerte, dije ‘a ver si la mete él’ (ríe). Y acabó dentro. Se dio todo.
—El derbi sentó en el Nou Estadio 12.500 aficionados. La mayoría, granas. ¿Qué sintió cuando saltó al césped?
—Jugar con gente al campo siempre es agradecido y te hace sentir más futbolista. Si, encima, te animan a ti, pues mucho mejor. En el partido hay momentos que, cuando paras, sí que los llegas a sentir y, cuando hay, recibes los ánimos y la fuerza. El resto, estás tan concentrado que sólo ves lo que hay dentro.
—Cuando uno se va a la cama después de jugar un partido así, y de todo lo que están atravesando ahora, ¿en qué piensa?
—Cuando se ha acabado el partido estás con la adrenalina. Cuesta meterse en la cama, relajarse y dormir. No es instantáneo. No se puede cambiar el chip tan rápido. El gol fue una alegría muy grande. Por el trabajo y por ver a tanta gente feliz. Fuimos a celebrarlo con los aficionados. Necesitábamos la recompensa porque, el domingo anterior, había sido duro no ganar.
—¿Con 45 puntos y el calendario del tramo final en la mano, el CF Reus ya lo tiene hecho?
—No. No lo tenemos hecho. Más cerca, sí. Nos hemos distanciado, hemos puesto muchos equipos por el medio y estamos en una posición mucho mejor.
—¿Es un futbolista más feliz en Segunda? El debut del club a la categoría fue también el suyo.
—El día a día es similar. Sin embargo, cuando llega el fin de semana y ves contra quien juegas, los estadios donde vas, la afición, la competitividad... cambia. La rutina no tanto, porque es entrenar y el año pasado ya estaba mucho profesionalizada. Estar aquí era un objetivo que tenía desde hace mucho de tiempo y claro está que me hace feliz.
—¿Qué no se esperaba y qué le ha sorprendido de lo que se ha encontrado al fútbol profesional?
—La gente y el dinero que mueve, y los recursos que supone para hacer las cosas mejor. Ahora nos están haciendo unos campos de entrenamiento y, seguramente, sin haber subido a Segunda no sería posible.
—En los últimos 12 meses, ¿pesan más los momentos complicados o las alegrías?
—Fue muy duro, después de tantos años intentando estar en Segunda y de haberlo conseguido, pasar tiempo fuera. Y, después, entrar y salir. Pero, al final, si eso acaba bien, todo será una alegría inmensa porque, además, lo podremos repetir el próximo año.
—El debut llegó, y fue contra un Levante que ahora es de Primera.
—Aquel partido lo recuerdo con los nervios del primer día. Es, quizás, uno de los momentos más felices. No tanto el debut como ver que la gente, a pesar de todo, no se me había olvidado y que me animaba.
—¿Pensó en algún momento que, por la lesión, no renovaría?
—Tampoco me dieron pie porque fue todo bastante rápido. Sin embargo, sí que se me pasó por la cabeza que quizás no tendría la oportunidad de demostrar que valgo. Que todo lo que había intentado quedaría en nada, en no poder ni siquiera probarlo.
—Digerir la vorágine que se inició con el play-off y el ascenso debe haber sido difícil.
—Hubo un partido donde nos lo preguntó el míster. Nos dijo si recordábamos dónde habíamos jugado hacía un año. Era justo en el campo del Llosetense. Y ahora estamos en Segunda. Hace un año ganamos en Elda un partido importantísimo y ahora hemos ganado en el campo del Nàstic.
—¿Cree que hay alguna cosa que una parte de la afición no está entendiendo?
—No. Está claro que, a la gente, lo que le gusta es ganar. Y nosotros lo hacemos de una manera. Recuerdo un córner, estar yo solo y decir ‘no la pierdo, la paso’, y oír a la gente silbar. Pero es nuestra forma. Yo no me la jugaré a echarla arriba si no lo veo. Es como hemos subido aquí, como estamos aquí y como seguiremos hasta el final.
—En cambio, desde fuera se habla muy bien del CF Reus y de su papel en la categoría.
—Ganar siempre es una cosa que no existe aquí. Y ahora que no lo hacemos, es cuando necesitamos a la gente. Seguramente, de los que estamos en esta lucha somos los que jugamos mejor. Pero la cuestión es que estamos aquí. Mandan los resultados. Ya lo hablamos, a veces: si hubiéramos marcado 5-7 goles más, estaríamos mucho más arriba y con unas sensaciones muy buenas.
—¿Y por qué han faltado goles?
—Al final, al menos algunas veces, ha sido mala suerte. Los penaltis fallados. Las ocasiones falladas contra el Alcorcón, por ejemplo. Son cosas incontrolables.
—Se acerca el final y proliferan los rumores de mercado. Sobre jugadores y sobre el entrenador. Y sobre la Zaragoza. ¿Los afecta?
—Intentamos pasar, salvar el equipo y que todos podamos estar el año que viene en Segunda. Aquí o en otro lugar. Donde cada uno encuentre y dependiendo de la situación de cada uno. Pero lo único que nos ocupa, y más ahora, es salvarnos. Yo, sinceramente, creo que lo que quiere al entrenador con la Zaragoza es ganarlo el domingo. Y nosotros.
—¿Qué le pide en este último tramo?
—No sufrir. Conseguir los puntos como antes mejor y poder disfrutar. Llegar tranquilos. Y, para mí, marcar el primer gol en Segunda.