Motor
Con el motor en la cabeza y la competición en las venas
Pep Mallafré continúa con la pasión de sus padres y se abre camino en el mundo del trial en Cataluña
Sólo tiene siete añitos, y su timidez le impide expresarse muy sobradamente. Pero tiene claro lo que quiere, cómo lo quiere y cuándo lo quiere. Pep Mallafré es una de las mayores promesas sobre las dos ruedas en el territorio tarraconense. Recientemente, ha ganado el Campeonato de Tarragona y el Campeonato de Cataluña de su modalidad, sobre una máquina de dos ruedas que es una auténtica maravilla. Sobre ella, Pep se encuentra como pez en el agua. Antes de realizar la entrevista con este diario, el joven, acompañado de su madre y de su hermano pequeño, ofreció una demostración de lo que es capaz de hacer. Lo hizo sobre césped, un terreno poco conocido para las motos, y se salió bastante bien. Se le nota que le encantan las motos, que son su pasión.
Hay dos motivos principales por los cuales Pep Mallafré ha decidido apostar por el motor cuando no está en la escuela. La primera, según explica él mismo, es sencilla. «Las motos me gustan porque Toni Bou me gustaba mucho, y me enganché a las motos por él», explicaba. Además, orgulloso, añadía que «me firmó el casco cuando lo fui a ver a un trial».
Pero hay un motivo de mucho más peso. Y es que el joven tarraconense tiene el motor en la sangre. «Al papa y a la mama también les gustan las motos», explicaba, aunque iba más allá detallando que «el papa ha corrido en motos». Por lo tanto, sus padres están completamente de acuerdo con la afición de su hijo, que lleva subiendo en motos desde los cinco años. «He tenido más motos. Tres más, y me las han comprado la mama y el papa», manifestaba Pep Mallafré, que compite a lo largo del año para ir mejorando e intentar seguir el camino de su padre y la pasión de su madre.
El niño tiene muy claro que no todo es competir, ya que para poder llegar al fin de semana en plenas condiciones hay que prepararse a conciencia. «He ganado las copas entrenando mucho», decía el joven, detallando que «normalmente, entreno tres o cuatro horas a la semana». Su lugar de entrenamiento es les Borges del Camp. «Los padres me animan mucho y me dicen que siga adelante siempre y que me divierta», explica el niño.
El padre de Pep es mucho más que un animador y la persona que lo ha ayudado en todos los sentidos a introducirse en el mundo de las dos ruedas. Él se ha convertido en «mi motxiler». ¿Y de qué se encarga esta figura? Pep lo explica de forma muy sencilla: «Si acabo en el suelo, él me coge y me explica qué tengo que hacer».
De momento, todavía está pronto para determinar dónde podrá llegar este joven en su carrera sobre las motos. Dos años lleva|trae con «rutas, zonas, giros, subidas, bajadas... y muchas cosas más», según explica él mismo, pero, de momento, no parece que se tenga que cansar, sino todo el contrario. Sus padres le seguirán dando apoyo, moral y económico, ya que estas motos tienen un coste realmente alto.