Se han acabado los 'tikotazos': el mito cuelga las botas
Daniel Sabaté Rubio abandona los terrenos de juego después de grandes lecciones de fútbol y muchos goles de falta
¿Cuántos porteros no han sufrido en los últimos años un tikotazo? Pocos. Tikotazo no es una palabra que tenga significado propio en ningún diccionario de ningún idioma, pero es una manera que tenía a Daniel Sabaté Rubio de resolver partidos. Este ya exfutbolista cuelga las botas después de una carrera llena de éxitos, alegrías, muchos amigos en el camino y, sobre todo, grandes lecciones de humanidad y de fútbol sobre el césped. Y, por cierto, muchos tikotazos, que son, ni más ni menos, faltas tiradas con precisión milimétrica con una pierna izquierda privilegiada, de aquellas que muchos niños envidian desde pequeños y que pocos llegan a conseguir.
Tiko, que es como se lo conoce en el mundo futbolístico, ha pasado por muchos equipos a lo largo de su carrera. En ninguno de estos ha dejado ningún enemigo, ni siquiera una mala mirada ni una palabra a destiempo. Siempre ha sido un ejemplo y, por eso, nadie quiso perderse el homenaje sorpresa que le prepararon en el Estadio Municipal de Salou este pasado 30 de junio. Él no se esperaba nada parecido, pero amigos y excompañeros suyos quisieron demostrarle su afecto como él siempre le ha gustado: sobre el verde y con la pelota rodando.
Salou, Reus, Tàrrega, Morell, Torredembarra y la Riera de Gaià son los seis clubs que han podido disfrutar de este futbolista, que siempre se ha dejado la piel y que no tan sólo era un lateral izquierdo excelente, sino que se adaptaba perfectamente a posiciones más adelantadas y, además, al centro del campo, donde acabó jugando muchos partidos en la Riera.
No faltó nadie
Jordi Mercadé, Óscar Ambros, Álex Ródenas, Adri Soriano, Vicente Sánchez, Luis Rosado, Pepo, Álex Cañas, Albert Jansà, Marc Vidal... Ellos y muchos más hicieron acto de presencia a un acto muy emotivo, en el cual Daniel Sabaté y su mujer recibieron un reconocimiento por|para todos estos años. El premio era, en principio, para el ya exfutbolista, pero ella también se lo merecía, ya que tantos viajes los fines de semana, noches donde el entrenamiento mandaba sobre la vida familiar y conversaciones que muchas veces echaban demasiados hacia la esférica y el próximo rival, también valen un gran galardón.
La fiesta acabó por la noche, con una cena en la capital de la Costa Daurada donde regalos, sonrisas, momentos vividos y los que quedan para vivir fueron los protagonistas en uno de los días más felices para un Tiko que decidió decir «basta», pero con la sensación del trabajo bien hecho.