Un oasis para volver al máximo nivel

El fichaje de Karim Yoda confirma una tendencia que ya apuntaban las llegadas de Álex Menéndez, Juan Domínguez o Dejan Lekic. Son jugadores con amplia experiencia en Primera División que han renunciado a sueldos más altos y a equipos con más pedigrí en la categoría de plata, apostando por un club que afronta su segunda temporada en la Liga 1|2|3. En horas bajas por la falta de minutos, priorizan integrarse en un entorno que les facilite reencontrarse con ellos mismos. Quieren crecer hasta su máximo nivel en un sitio en crecimiento continuo, que se vende y se percibe como un oasis que saca la mejor versión de sus futbolistas.

Detrás de estas incorporaciones está el riesgo de apostar por jugadores con trayectorias interrumpidas por lesiones, como es el caso de Yoda o de Menéndez. Ya pasó con Jesús Olmo, que el pasado martes renovó convertido en uno de los capitanes del equipo. Ahora considerado uno de los mejores centrales de Segunda, el barcelonés recordó y agradeció que el club depositara su confianza en él cuando nadie lo hacía, pensando que una grave lesión había acabado con su carrera.

También son fichajes fruto de mucha insistencia y paciencia, cocidos a fuego lento, como en el caso de Juan Domínguez. «Primero era imposible, después muy difícil, y finalmente se decidió por nosotros», explicaba el director deportivo reusense, Sergi Parés, en la presentación del gallego. El mismo jugador reconocía que en su apuesta por el club roig-i-negre «pesó más el aspecto deportivo que el económico». Álex Menéndez, que ya ha conquistado el carril izquierdo reusense después de un año entero sin jugar, también afirmó que no dudó al firmar por el Reus, «el equipo que más confianza me ha dado».

«Tenemos una filosofía de trabajo profesional y familiar en la qual crecemos poco a poco, con seriedad y estabilidad. Todo eso le pone las cosas más fáciles al jugador para que pueda recuperar su nivel. Nos prefieren a otros equipos con una historia increíble que les supone una mochila, y a veces los hace inestables», explica Parés.