No tiene ningún tipo de sentido, ni ninguna explicación, ya que no se trata de un caso nada complejo, pero no hay resolución. El Comité de Competición no resolvió este martes el caso del Osasuna-Nàstic, una impugnación del club navarro por una presunta incomparecencia de los tarraconenses que nunca se produjo.
Ya es la segunda semana que se retrasa una decisión que no tendría que comportar ningún tipo de problema. Simplemente, el 1 de diciembre nevaba en Pamplona, y el duelo entre el Osasuna y el Nàstic en el Sadar no se disputó. Un día después, el club navarro anunció que denunciaría al Comité de Competición de la Federación Española de Fútbol el hecho de que el Nàstic hubiera tomado la determinación de no hacer noche en Pamplona, por si dejaba de nevar, y el duelo se pudiera disputar. El Nàstic, en todo su derecho, rehusó esta «invitación», y decidió marcharse hacia Tarragona, ya que no podía renunciar al plan de entrenamientos que había establecido. Hasta aquí, todo correcto.
El problema es que ahora se está alargando una situación que, en principio, parece más que sencilla resolver. El partido se tendría que disputar en cualquier otro día, ya que el club que preside Josep Maria Andreu no cometió ningún tipo de ilegalidad después de no quedarse una noche en Pamplona.