El Nou Estadi se queda tan frío como el equipo
Día lleno de emotividad por el minuto de silencio que se guardó antes del partido: por Quini, Ignasi Rojas y el periodista Joan Castell
Ir a ver un partido al Nou Estadi es sinónimo de la máxima tranquilidad. Si venden a veinte aficionados del Tenerife, y ocho de ellos gritan, gritan más que tú. Si juega el Barça-Atlético de Madrid y el día no acaba de acompañar, la gente se queda en casa. Y si, además, tu equipo no te da ningún argumento para que te quedes hasta el final, te marchas. Eso sí, sin animar en el equipo, ni demostrarle tampoco tu disconformidad cuando las cosas van mal. Eso sí, dejando de lado a los jóvenes que, como siempre, animan detrás del Gol de Montaña, que cada vez son menos.
Este Nàstic no funciona nada bien en casa y, aquellos que han pagado el carné, lo empiezan a poner de manifiesto. Y es que, tener que ver tus victorias por televisión, tiene que ser un auténtico quebradero de cabeza.
Un día lleno de emotividad
Mención aparte tuvo la carga de emotividad que tuvo el enfrentamiento, sobre todo por los momentos previos. El minuto de silencio que se realizó, respetuosamente, antes de iniciar el duelo, sirvió para dar el último adiós a tres personas muy especiales para el club. Quini, exjugador y exdelegado del Sporting de Gijón y antiguo jugador del Barça, murió esta semana, y el club lo quiso despedir. También a uno de los mayores de la historia del Nàstic, Ignasi Rojas. Joan Castell, periodista deportivo tarraconense que murió a causa de un cáncer, también estuvo muy presente en el corazón de todos los presentes. Su padre, su chica, y la madre de su chica también acudieron en el antepalco, invitados por el club.
Por cierto, también estaba invitado al antepalco Javier Galera, el niño que sufre Niemann Pick y que sufrió un ataque de epilepsia durante el Nàstic-Zaragoza de hace dos semanas después de que los aragoneses marcaran el segno gol.