El Estadi cierra un curso en el cual ha registrado casi el 62% de afluencia
Las cifras de público en la segunda vuelta permiten mejorarla, aunque se queda lejos del 71% del año pasado
La segunda temporada del CF Reus Deportiu en el fútbol profesional español no ha disfrutado del seguimiento que obtuvo el curso pasado. A pesar de la buena temporada del conjunto roig-i-negre, sellando la permanencia con cuatro jornadas de margen, el público no ha respondido de la misma manera que la campaña anterior, que registró cerca de unos 3.000 aficionados por término medio por partido. Este año, la cifra se ha visto reducida hasta poco más de los 2.580 espectadores por enfrentamiento.
Así, el club de la capital del Baix Camp ha llenado, por término medio, casi el 62% de las poco más de 4.200 butacas que tiene el Estadi Municipal. Esta cifra, vcabe decirlo, se ha podido alcanzar gracias a una segunda vuelta en la cual se han mejorado los registros de afluencia al feudo roig-i-negre. Mientras que a la primera mitad de campeonato la media de butacas llenas fue, aproximadamente, de 2.100 por partido, en este segundo tramo de campaña se ha incrementado ligeramente hasta las poco más de 2.800.
La mejora de asistencia en la segunda vuelta ha contado con las promociones tiradas desde el club para intentar ocupar los asientos. El CF Reus ha utilizado dos campañas, la primera de las cuales ha consistido en un sorteo de dos entradas en el cual se participaba compartido el cartel de cada partido que la entidad colgaba a sus redes sociales.
La segunda, la cual supone más impacto ya que llega a más aficionados, es la de ofrecer precios muy bajos para los tickets premiando a aquellos que asistían en duelos anteriores. Así, presentando la entrada del último enfrentamiento que se había vivido en el Estadi, el aficionado podía acceder por cinco euros. En el último duelo del curso en casa, este precio se redujo hasta un euro.
Cartel de «Todo vendido»
Las taquillas del CF Reus sólo han agotado a los tickets en dos ocasiones. La primera fue el partido contra el Nàstic, en la segunda jornada, cuando 4.235 espectadores llenaron el Estadi Municipal. No hay que decir que esta ha sido, con bastante diferencia, la mejor entrada del curso.
La segunda vez que se colgó el cartel de «Todo vendido» fue en la jornada 37, en la visita del Zaragoza de Natxo González. Aunque el club anunció el aforo cumplido, la cifra de espectadores se situó en los 3.820, la segunda mejor entrada de la campaña igualada con la que se registró el domingo pasado contra el Córdoba.
En los 21 partidos que el CF Reus ha disputado de local, la cifra de los 3.000 espectadores se ha superado en cinco ocasiones de las cuales tres han sido en la segunda vuelta. En seis partidos, cinco en el primer tramo de campaña, no se consiguió alcanzar a los 2.000 espectadores.
El precio de los abonos
El coste que ha supuesto ser abonado y asegurarse una butaca en el Estadi Municipal no es una excusa válida por explicar la bajada en la afluencia. Los carnés de esta temporada mantenían los precios del curso anterior. A pesar de todo, el sistema de control que tuvo que adoptar el CF Reus para el presente curso, generó algunos problemas entre los socios, sobre todo a la hora de escoger sus localidades.
Aun así, en la primera temporada del club en Segunda División se apostó para premiar a aquellos abonados a que ya lo habían sido a lo largo de la campaña 2015/2016, que se ahorraban un 25% en la renovación de los pases anuales. Este curso se suprimió esta medida, hecho que comportó que algunos aficionados optaran por no volver a hacerse con una butaca fija y presentarse, en el duelo conveniente, en las taquillas.
Reto de futuro
El actual aforo del Estadi Municipal no cumple con las exigencias de LaLiga, que fija un mínimo de 6.000 butacas en los campos de Segunda División. Ante la inmediata ampliación de su feudo (o la nueva construcción en Riudoms), el club necesitará repensar la estrategia para vender entradas y abonos. Puede ser que la ampliación del aforo irá acompañada de una mayor afluencia de aficionados sin tener que hacer grandes cambios.