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Patinaje de velocidad

Júlia Espín asegura el futuro del patinaje de velocidad en Tarragona

La joven, de 12 años, ya ha ganado torneos nacionales e internacionales

Júlia Espín se coloca los patines en las instalaciones del Club Gimnàstic, donde hay una pequeña recta donde ella y el resto de compañeros pueden practicar, pero con muchas limitaciones.

Júlia Espín asegura el futuro del patinaje de velocidad en TarragonaCristina Aguilar

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Júlia Espín Real tiene claro a sus doce años cuál es su pasión y hasta dónde quiere llegar. El patinaje de velocidad es aquello que más le gusta a la joven tarraconense, y poder llegar a ser profesional, y una de las mejores, es su meta. Actualmente, esta joven, que milita en las filas del Club Gimnàstic, es uno de los mayores valores del deporte tarraconense. Cuenta con multitud de campeonatos en la espalda y ya se ha ganado un nombre no sólo a nivel catalán, sino que también a nivel español e internacional. Con ella, el futuro del patinaje de velocidad está asegurado.

Hace un mes se proclamó campeona de España en un torneo en el cual la tarraconense fue la reina absoluta. «Fuimos al Campeonato de España en Pamplona los días 12 y 13 de mayo. A la final, todas estábamos muy nerviosas, y conseguí dos oros. La final de los 1.500 metros línea no se disputó, ya que llovió, y no se disputará nunca», explicaba la joven, quién, a pesar de su juventud, demuestra una gran madurez y que tiene las ideas muy claras. Antes, sin embargo, Espín también dejó su huella al país vecino. «En Francia, durante la Semana Santa, también me llevé un oro, en una competición internacional que se denomina las Tres Pistas. Fueron tres días geniales. Son tres pistas muy diferentes, que no se parecen en nada entre ellas», detallaba.

Júlia Espín es capaz de correr a una velocidad de 35 kilómetros por hora sobre sus patines, con los cuales, a veces, tiene que hacer una tarea de estrategia, ya que «en los 500 sprint tienes que salir al máximo. Cuando disputas a un 3.000, tienes que regularte más».

La tarraconense tiene bien claro que tiene que vivir el día a día e ir comprobando poco a poco hasta dónde puede llegar, ya que «yo no me pongo metas concretas, ya que me gusta ir viendo qué pasa día a día. No podemos saber nunca qué sucederá en el futuro y siempre nos tenemos que esforzar para poder llegar el más lejos posible». Eso sí, lo que tiene claro, aparte que quiere estudiar Medicina, es que «me encantaría formar parte de la Selección Española. Quiero dedicarme al patinaje pero más bien como una afición. Veremos qué pasa».

La corredora asegura que el patinaje «es un deporte que requiere mucho trabajo de equipo, ya que tienes que ayudar a tus compañeras. Para que el viento no afecte tanto a la compañera que tengo que proteger, nos ponemos por delante de ella y, cuando tiene que atacar, está más descansada. Es un deporte de mucho contacto, nos tocamos mucho con las otras participantes, y caemos en muchas ocasiones».

Son dos años los que hace que Espín viste la camiseta del Nàstic, aunque «patino desde los tres años en casa». Estudia al Colegio Sant Domènec de Guzmán, dónde Alexandra Palos, su entrenadora y consejera, la convenció para marcharse al Nàstic.

«Al final, le dije que sí. Estoy muy agradecido tanto a ella como mis padres por todo lo que están haciendo por mí. Sin ellos no podría estar practicando el deporte que más me gusta». Los patines, la ropa, los desplazamientos y todos los costes que tiene practicar esta modalidad deportiva van a cargo de los padres de Júlia Espín, como pasa con el resto de deportistas de la sección. Ella lo tiene claro, y lo agradece.

El sueño de un sitio para entrenar, cerca

Otro sueño de Júlia Espín es el de contar algún día con un buen sitio para entrenar. «Nosotros entrenamos en el faro de Tarragona. Es una recta larga, pero hay demasiado carbón. Hemos tenido algunos incidentes con ciclistas y con gente que pasea a los perros», asegura la joven, lamentándose de que «ahora, además, entrenamos al parking de Bonavista. El asfalto está destrozado, y necesitamos urgentemente instalaciones. Nos encantaría poder disfrutar de un lugar para entrenar, aunque me conformaría con una zona bien asfaltada y pintada. En Bonavista estamos teniendo problemas con niños que pasan por allí, y tienen todo el derecho, ya que en el fondo, es la calle». Javier Villamayor, concejal de los Juegos Mediterráneos, abre una pizca de esperanza, ya que «nos han pedido que se asfalte un ancho de dos metros o dos metros y medio para poder patinar. Nos parece interesante para darle más uso en el velódromo, y creemos que se podrá hacer, ya que el coste no es muy elevado. Nos conviene a todos que la anilla tenga mucha actividad». Habrá que ver qué pasa después de los Juegos.

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