El Nou Estadi pasa del amor a la decepción
Los aficionados animaron con todo el que pudieron y discutieron la decisión arbitral que permitió el gol de Aveldaño
Ayer, no se le podrá reprochar nada a la afición del Gimnàstic de Tarragona. Los socios y aficionados que se acercaron para asistir al duelo que abría fuego a la Liga 2018-19 lo hicieron con ganas de juerga. Juerga, eso sí, futbolística. Un total de 5.483 espectadores, según datos del club, se dieron cita en el campo tarraconense, con la intención de ver en acción a los suyos, y no los decepcionaron.
Cada pelota que tocaba Fali era aplaudida, cada esférica que luchaba Rocha iba acompañada de una ovación y cada esférica que atrapaba a Bernabé era crema para la afición, que se ha propuesto estar con los suyos desde el principio. Aunque no esté en número, el equipo, seguro, se conformará con tenerla siempre de su lado.
Ahora bien, no todo fueron guiños con los jugadores, ya que los presentes en el campo también se enfadaron mucho. Sobre todo, cuando pensaban que los tres puntos se quedarían en casa. Los que permanecieron durante todo el duelo (siempre hay algunos que se marchan antes de tiempo), fueron testigos de una de las mayores crueldades que le puede pasar a un equipo: que le cojan el triunfo en el descuento. No gustó el hecho de que Saúl Ais Reig no señalara falta de Nano Mesa y, como consecuencia, la afición la hizo saber al colegiado.