Drama en el Nou Estadi (0-1)
El Nàstic pierde contra un rival que le perdona la goleada y que pone en evidencia las múltiples carencias del equipo
Película de miedo, y de las buenas, las que se vivió en el Nou Estadi. El protagonista principal, un Nàstic que puso en el guion todas aquellas cosas que no se tienen que hacer para ganar un partido y un Rayo Majadahonda que, sin hacer ruido y con una alarmante falta de puntería, demostró que también se pueden ganar partidos sin hacer daño al rival. Mucho daño podido sufrir un Nàstic al cual le perdonaron la goleada en el mayor ridículo que se recuerda en los últimos meses en Tarragona.
Dos cambios realizó José Antonio Gordillo respecto de los dos onces iniciales de la temporada. Fali, que no estaba al cien por cien, empezaba desde el banquillo dejando su lugar a Cadamuro, que debutaba con la camiseta del Nàstic. También lo hacía Iván López en el lateral derecho. El futbolista cedido por el Levante, que todavía no está en forma, le ha ganado la partida a Pol Valentín y se ha convertido en el sustituto de Otar Kakabadze, que se ha marchado traspasado al fútbol suizo.
El resto, todo el mismo. Mejías en el centro de la defensa, Abrahám por la izquierda y Rocha y Javi Márquez en el centro del campo, sin nadie en el banquillo que les pueda dar oxígeno cuando les pueda faltar, que les falta. Córiones en la derecha, Tete a la izquierda y Uche y Barreiro arriba. Prácticamente, el mismo Nàstic que no ha funcionado en las dos jornadas iniciales.
El Nàstic necesitaba hacer un buen partido para intentar que una afición que ya está bastante enfadada no tuviera motivos para estar todavía más. Pero no fue así. Si después de los primeros 45 minutos el marcador hubiera señalado a un 0-3, no habría pasado nada. Los madrileños, alegres y sin complejos, se comieron en un Nàstic atemorizado y en el cual, con el paso de los minutos, le iban pesando más y y más las piernas. Iván López fue apagándose en el lateral derecho por la falta de ritmo competitivo y, si a esta circunstancia, se le añade que Sebas Coris no estaba ni arriba ni abajo, sin crear peligro por el extremo ni ayudar en defensa. A Tete Morente no le salía absolutamente nada y, Uche y Barreiro, no sabían qué hacer. Combinaban sin sentido, perdidos en el campo.
Isaac Carcelén, que siempre había jugado como lateral cuando se había enfrentado con el Nàstic, y Enzo Zidane comandaron brillantemente la sala de máquinas madrileña. Nunca dudaron a la hora de intentar realizar una pasada arriesgada, pero se encontraron con un problema, que este domingo fue una auténtica bendición para el Nàstic: Bernabé Barragán. El meta, que volvió a ganarle la partida a Becerra, realizó dos paros seguidos, en los minutos 39 y 40, que eran goles cantados. La primera, después de un misil por debajo de Aitor que obligó al meta grande a estirarse hasta el infinito y desviar en córner. La otra, en un remate de cabeza de Galán que Bernabé salvó por los pelos.
En ningún momento el Nàstic se acercó a la portería rival, mientras que los «uyyy» eran constantes en la meta local. Lo mejor del primer acto fue una acción de Mejías, el cual, poco a poco, se va ganando el derecho al autoproclamarse indiscutible. Inició una aventura de las suyas robando una esférica en campo propio y cabalgó hasta el extremo derecho, donde intentó un centro-chute que no acabó en nada pero que arrancó los aplausos de un campo que quería|estaba muy necesitado.
Bernabé
La segunda mitad fue igual o peor que la primera para|por el Nàstic, con la diferencia que Bernabé estuvo a punto de encajar dos dianas en un par de indecisiones del meta grana supusieron sendas acciones de peligro que, en condiciones normales, habrían acabado en gol si no fuera por la falta de acierto de los delanteros visitantes. Ahora bien, el meta volvió a salvar los suyos, de acabar goleados, al final del duelo.
En el 57’, un lío de Bernabé dejaba solo a Aitor García con la suerte que el atacante visitando no acertaba a la hora de chutar. Un segundo despiste, siete minutos después, se produjo en una salida mal mesurada por parte del meta que dejó solo en un Jeisson que falló su vaselina.
Con uno menos
Por si no era poco con el mal partido de los tarraconenses, todavía se puso la cosa más complicada con la rigurosa expulsión de un Cadamuro que vio la segunda amarilla después de que todo su equipo estuviera protestando un posible penalti a Tete Morente en el área contraria. El colegiado lo tuvo claro y envió al túnel de vestuarios al central debutante con el Nàstic.
Cosas del fútbol, espabiló el Nàstic con un futbolista menos, pero un error prácticamente idéntico al del gol contra el Tenerife condenó a los tarraconenses a la derrota. En este caso, Mejías se vistió de Omar Perdomo y regaló, desde la banda derecha, una pelota al rival. Aitor García se aprovechó y remató en el fondo de la red. El 1-0 fue, de hecho, lo mejor que le podía haber pasado en un Nàstic que se volvió a contagiar a Bernabé en los instantes finales. Dos paradas de mucho mérito del meta impidieron uno malo mayor.
FICHA TÉCNICA
Nàstic. Bernabé, Iván López (Djetei, 56), Mejías, Cadamuro, Abrahám Minero, David Rocha, Javi Márquez (Fali, 46), Sebas Coris, Uche (Omar Perdomo, 74), Manu Barreiro y Tete Morente.
Rayo Majadahonda. Basilio, Galán, Héctor Verdés, Rafa, Morillas, Óscar Valentín, Enzo (Fede Varela, 80), Isaac Carcelén, Toni Martínez (Jeisson, 56), Aitor García y Ruibal (Nico, 74).
Goles. 0-1, Nico (83).
Árbitro. Santiago Varón Aceitón (Balear). Mostró la tarjeta amarilla en los locales David Rocha, Cadamuro (2, 73) y Djetei; y al visitante Isaac Carcelén.
Incidencias. El Nou Estadi acogió a 4.854 espectadores.