La afición del Nàstic aplaude la entrega de los suyos
Nada que reprochar al Nàstic hasta que le fallaron las fuerzas; los socios y aficionados empujaron hasta que la derrota fue inevitable
Cómo se nota cuándo una afición sabe que su equipo puede ganar, independientemente de quien|quién sea el rival. Los socios y aficionados del Nàstic llegaban después de ver ganar a los suyos, hacía quince días, contra Osasuna, en un duelo muy completo y contra uno de aquellos teóricos aspirantes al ascenso que después lo consiguen o se quedan en el camino.
Pues se notó en el aficionado esta hambre de victoria, de marcharse a casa con la sensación de que el empate en Reus era bueno y que su equipo vale para mucho más de lo que muchos dicen.
Dos pruebas dejaron claro que esta afición, como el equipo, está bien viva. La primera es que asistieron al campo unas 1.000 personas más que en el anterior partido. La otra, y más significativa, es que los gritos de ánimo y los cánticos, en esta ocasión, se produjeron desde el minuto 1 de juego.
Una comunión entre jugadores y afición que tiene que continuar y, por qué no, no se tiene que quedar en una cifra de entre 5.000 y 6.000 aficionados en un partido. Hay más asientos, muchos más, a un Nou Estadi que, con partidos de entrega como los de Osasuna y el del Deportivo, seguramente acabará respondiendo más. Contra los gallegos falló|faltó la victoria, pero el público aplaudió la entrega. La próxima prueba, dentro de dos domingos contra el Alcorcón.