Siete cambios de entrenador en los dos últimos dos años en Tarragona
Desde la marcha de Vicente Moreno, actual entrenador del Mallorca, han pasado por el banquillo del Nàstic Juan Merino, Nano Rivas (en dos ocasiones), Lluís Carreras, Rodri y José Antonio Gordillo
En los últimos años, el banquillo del Gimnàstic de Tarragona ha demostrado ser un lugar no demasiado seguro. Situaciones muy diversas han motivado que, en menos de dos años, se hayan producido hasta siete cambios de entrenador al club tarraconense. Son muchos movimientos en un club que ha buscado una estabilidad desde la marcha de Vicente Moreno pero que, por varias situaciones, no ha sido capaz de encontrarla.
Desde que dejó de ser entrenador del primer equipo Vicente Moreno, en diciembre del año 2016, han pasado seis entrenadores más. O siete, si se contara que Nano Rivas, que fue ayudante del valenciano, entrenó en el Nàstic durante dos etapas.
Los resultados, como siempre, mandaban y se decidió realizar un cambio en el banco. Se apostó entonces por un entrenador de perfil completamente diferente al del actual técnico del Mallorca y llegó Juan Merino. Al ver la plantilla de que disponía (era uno de los caballos de batalla del mismo Vicente Moreno), el andaluz apostó por jugar con cinco defensores. Lo primero que buscaba al técnico era intentar conseguir una fortaleza defensiva que, más adelante, permitiera volver a ganar la confianza ofensivamente. Al principio, lo consiguió, pero los resultados fueron a menos y, después de perder en Vallecas y con tan sólo tres jornadas por disputar de la temporada 2016-17, la entidad grana tomó la determinación de llevar a cabo un relevo en el banquillo.
Nano Rivas fue el hombre escogido por la directiva y que llegó de la mano de un Emilio Viqueira que le conocía perfectamente. Tanto cuando era futbolista como cuando fue segundo técnico en el Nàstic con Moreno. Después, Nano inició una aventura al filial del Getafe, en Tercera División, de donde hizo el camino hacia Tarragona. Tres partidos de Rivas, tres victorias y un Nàstic apoteósico continuaba en Segunda División A.
Por los motivos que fueran, Nano Rivas prefirió no seguir a Tarragona y dejó el cargo. Era el momento de empezar un nuevo proyecto, con una idea de continuidad y de proponer una idea de fútbol que fuera atractiva para una afición muy castigada por como habían ido las cosas el día anterior. De forma prácticamente unánime, Lluís Carreras fue el escogido. Con pasado futbolístico en el FC Barcelona y a clubs como la Mallorca o el Sabadell como entrenador, proponía una idea de fútbol muy parecido a la que estaba buscando el club.
Con Carreras, la pretemporada fue francamente buena, pero sólo con respecto a los resultados de los partidos amistosos. El número de entrenamientos fue insuficiente y el equipo llegó físicamente muy castigado al inicio de la temporada. El Nàstic sumó un único punto en los doce primeros posibles y esta circunstancia provocó su destitución.
Entonces, con toda la temporada por delante, el club realizó una apuesta de la casa. Rodri, que era el entrenador del filial CF Pobla de Mafumet, cogió las riendas del equipo. Los primeros resultados fueron positivos y, cuando el equipo empezó a fallar, lo hacía casi siempre en casa. Quan el Nàstic actuaba lejos de Tarragona, conseguía grandes resultados, pero en casa no era así. Cuando los resultados se igualaron y el equipo bajó el nivel fuera, la directiva decidió realizar un nuevo cambio de rumbo.
Rodri fue cesado a finales de enero, cuando el equipo sumaba 28 puntos y era decimoséptimo en la clasificación. Únicamente contaba con un punto más que la zona de descenso y el consejo de administración del Nàstic volvió a apostar por Nano Rivas. Con una plantilla que mejoró mucho durante el mes de enero, Nano no fue capaz de remontar la situación. De hecho, el Nàstic acabó en zona de descenso, hasta que el club opinó que José Antonio Gordillo era la persona indicada para salvar al Nàstic. Acertó de lleno, ya que el andaluz consiguió un tres de tres en victorias que lo ayudaron a asegurarse una continuidad que duró hasta ayer. Diez jornadas y tan sólo una victoria: es el fútbol.