Diari Més

Los salarios, bloqueados hasta que el Reus solucione la situación económica

Hasta el 10 de diciembre el club tiene tiempo de pagar los sueldos, y si no lo hace, algunos jugadores se plantean marcharse

Imagen de Tito Ortiz, que se plantea rescindir el contrato si el 10 de diciembre no cobra.

Imagen de Tito Ortiz, CF Reus, FútbolOlívia Molet

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La situación económica del CF Reus Deportiu está a punto de encontrarse en una situación límite. Si no hay cambios, el próximo día 10 de diciembre se cumplirá el tercero más sin que los jugadores y también los trabajadores del club cobren su salario.

Los contratos de los futbolistas estipulan que con tres sueldos consecutivos impagados, los jugadores son libres de exigir que el club rescinda su acuerdo, y de buscar otro equipo, una medida que algunos miembros de la plantilla ya se están planteando como posibilidad, ya que de momento, no parece que la situación económica de la entidad reusense se tenga que solucionar a corto plazo.

En las declaraciones posteriores al partido del sábado pasado en Cádiz, los capitanes del equipo reusense, Jesús Olmo y Edgar Badia ya comentaron que la plantilla hace el que puede teniendo en cuenta la situación en la que se encuentra, y es que después de dos meses sin cobrar los suelgos, y sin señales de nuevos inversores que inyecten capital al club reusense, no se puede exigir demasiado más a los jugadores rojinegros, ni tampoco al equipo técnico.

El entrenador del Reus, Xavi Bartolo, ha especificado en más de una ocasión que, actualmente, la parte deportiva del club y la administrativa funcionan de forma muy separada, para intentar no involucrar más de la cuenta a los jugadores en el serial que vive la entidad a escala económica. Una medida que se había demostrado lo bastante eficiente, viendo la cohesión y la capacidad de trabajo que ha ido demostrando la plantilla rojinegra en este inicio de temporada, pero a medida que pasan los meses y la situación se alarga, parece que esta separación entre las dos vertientes del club ya no resulta tan efectiva.

Algunos jugadores del equipo empiezan a plantearse que la mejor opción para ellos, es llegar a los tres meses de impago de salario para poder desvincularse del club reusense y dejar de lado los problemas económicos de la entidad. Ya que si no llega un inversor que compre el club o que inyecte una cantidad considerable de capital al CF Reus Deportiu, parece que la situación precaria en que se encuentra la entidad no mejorará.

Los sueldos bloqueados

En la rueda de prensa sobre la última junta de accionistas que Joan Oliver y Xavier Llastarri ofrecieron el pasado 30 de octubre, el máximo accionista del club comentó que, actualmente, hay una cantidad de dinero que pertenece al CF Reus Deportiu, pero que LaLiga tiene retenidos hasta que el club regularice su situación, una cantidad que podría servir para cubrir, al menos una parte de los salarios de la plantilla rojinegra.

Aunque, precisamente, se supone que el dinero que los clubs depositan a la entidad organizadora para poder participar en el campeonato, tiene que servir para hacer frente a posibles impagos, como es el caso actual del CF Reus Deportiu con los sueldos de sus futbolistas.

La situación de los no-inscritos

Tito Ortiz ya anunció, no hace demasiado, que había denunciado el club rojinegro ante la AFE por incumplimiento de su contrato, ya que el acuerdo especifica que el CF Reus se compromete a hacer ficha profesional al jugador, una condición que el club no pudo cumplir. Aunque, según el mismo Tito, el motivo por el que decidió iniciar los trámites legales contra la entidad reusense, fue la negativa del club a alargarle el contrato para la temporada próxima.

Según Ortiz comentó a este diario, si la denuncia que ya presentó no avanza, y llega el 10 de diciembre sin haber cobrado ninguna de las nóminas pendientes, el jugador no descarta hacer valer sus derechos y rescindir el contrato con el club para poder buscarse una alternativa.

El jugador también puntualizó que estos días en el club se vive un ambiente «enrarecido», ya que considera que la directiva no se comunica lo suficiente con los jugadores, y estos están «preocupados».

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