Y a la séptima fue la vencida (0-1)
Luis Suárez da alas a un Nàstic que llevaba seis partidos sin ganar y que, por fe, se reencuentra con una victoria que lo permite soñar
Por fin ha llegado. Desde aquel triunfo contra el Oviedo en el estreno de Enrique Martín que el Nàstic no encontraba el camino de la victoria. No fue, precisamente, en el duelo en el que más lo mereció, pero el cierto es que el conjunto tarraconense fue capaz de sumar tres puntos, en Extremadura, que le dan alas, como mínimo, para seguir pensando que el milagro de la permanencia es posible.
Tuvo que salir Luis Suárez desde el banquillo para solucionar el partido. El colombiano, que ha repetido suplencia en demasiadas ocasiones, tendría que ser más imprescindible de lo que es para el entrenador. El Nàstic continúa como colista, pero las sensaciones, después de un triunfo, siempre son diferentes.
No tenía precisamente un gran margen de maniobra Enrique Martín a la hora de confeccionar un once de garantías. Arzo ya no tiene ficha federativa, Raúl Albentosa estaba sancionado y, por lesión, se perdían el duelo Iván López, Josua Mejías, Ramiro Guerra, Dumitru Cardoso, Tete Morente y Omar Perdomo. Estos tres últimos han entrado en la enfermería sin hacer nada de ruido. De hecho, si Enrique Martín no hubiera explicado en la rueda de prensa previa al duelo que estaban en la enfermería, todo el mundo habría pensado que se trataba de una decisión técnica, teniendo en cuenta lo poco que están contando últimamente.
El entrenador del Nàstic volvió a apostar por una defensa de cuatro hombres. Parece que el equipo se encuentra más a gusto. Uno de este cuatro, el sorprendente Salva Ferrer, actuaba en la derecha, mientras que Fali, que volvía de lesión, y Djetei lo hacían por el centro. Abrahám, como siempre, era el amo del carril izquierdo. Por delante, el descubrimiento Viti, escudando a Imanol y a Javi Márquez para, arriba, dejar el lugar a Coris y Del Moral en las bandas y a Manu Barreiro arriba.
El Nàstic continúa, semana tras semana, repitiendo los mismos pecados. El que más, el de no disparar a portería. En los primeros 45 minutos de juego, excepto un remate, blando y sin peligro, de Salva en el 29’ a centrada de Javi Márquez, y una llegada final en la cual se durmió completamente Manu del Moral, nada de nada en la faceta ofensiva. El Nàstic no se tiene que conformar ya con los empates, ya que las victorias tienen que llegar y, para sumar de tres en tres, se tiene que disparar a portería. Los tarraconenses siguen sin ponérselo en la cabeza. Ahora bien, al menos consiguieron llegar con el empate en el electrónico al descanso.
Defensivamente, el Nàstic demostró maneras. Los extremeños buscaron el ataque casi siempre por las bandas. Allí, sin embargo, se encontraron con dos de los jugadores en mejor forma del Nàstic, uno Salva y Abrahám que no son la mejor vía para entrar para los rivales. Arriba, Manu Barreiro, completamente solo, se encontraba mucho más cómodo que en anteriores ocasiones. El gallego las bajaba todas, peinaba muchas, sin embargo, casi nunca tenía un socio para poder regalarle alguna buena acción. Viti empezó el duelo viendo una amarilla a los siete minutos, la cual lo acondicionó mucho. Sin embargo, volvió a demostrar esta madurez que ha enamorado a Enrique Martín.
El más claro para los dos equipos, una centrada en el 19’ de Kike Márquez que Fali desvió en córner, y la mencionada acción donde Manu del Moral esperó tanto que, cuando quería ponerla en el área, sólo encontró a Imanol, fuera de esta zona, quien no pudo rematar con claridad. Era el 39’.
Al travesaño
Como un ciclón empezó el equipo extremeño la segunda mitad. A los siete minutos después de la reanudación, los de Rodri disfrutaron de la ocasión más clara de todo el duelo, con un tiro al travesaño de Kike Márquez en una falta muy lejana. Bernabé estaba adelantado y no habría podido hacer nada si la pelota hubiera ido entre los tres palos. La madera repelió la pelota fuera del campo.
Rodri ha encontrado una comunión perfecta con la afición de Francisco de la Hera. Y es que el técnico barcelonés, cuando vio que el Nàstic quería dar un paso adelante, levantó las manos pidiendo a los suyos un amor que le devolvieron con gritos de ánimo hasta el final del partido. Cada acción del árbitro era protestada, cada buena pasada de los suyos era aplaudida y cada jugador que entraba se llevaba una gran ovación. Esta afición da envidia.
Luis Suárez
Uno de los hechos más incomprensibles (problemas con las fichas del filial, que están demasiado, aparte) es que Luis Suárez no sea titular siempre con el Nàstic. Entró en el 69’ por un Manu del Moral que cada día preocupa más, ya que su rendimiento no es el esperado. Y, en el 70, ya marcó. Estuvo en una acción por banda izquierda en la cual un servicio de lado del Nàstic acabó con un rebote en pies del colombiano. No se lo pensó, disparó y marcó con un misil en el palo corto. Pelota imposible de parar y Almendralejo se quedó helado.
El gol espoleó a los tarraconenses, pero también reactivó a los de Rodri que, mediante Pardo, a punto estuvieron de marcar en el 79’ con un tiro lejano que desvió a un gran Bernabé. En los últimos minutos, los extremeños cerraron en el Nàstic en su propia área, pero no consiguieron el esperado empate.
FICHA TÉCNICA
Extremadura. Álvaro Fernández, Álex, Pardo, Granero, Pomares, Zarfino, Fausto Tienza (Álex Barrera, 74), Kike Márquez, Chuli (Willy, 58), Valverde (Olabe, 10) y Rennella.
Nàstic. Bernabé, Salva Ferrer, Mohammed Djetei, Fali, Abrahám Minero, Viti, Imanol García, Javi Márquez (David Rocha, 77), Sebas Coris (Pol Valentín, 87), Manu Barreiro y Manu del Moral (Luis Suárez, 69).
Goles. 0-1, Luis Suárez (70).
Árbitro. Iñaki Vicandi Garrido (vasco). Mostró la tarjeta amarilla a los locales Fausto Tienza, Rennella, Pardo, Olabe y Álex Díez; y a los visitantes Viti, Javi Márquez, Imanol García, y Manu Barreiro.
Incidencias. El Estadio Francisco de la Hera acogió a 10.704 espectadores.