Los nuevos lavan la cara a un Nàstic que afronta la vida de otra manera
El empate en Riazor llena de moral a los tarraconenses, que creen que es posible una permanencia que parecía enterrada
No digui blat fins que no sigui al sac i ben lligat. Uno de aquellos refranes catalanes que, cambiando a sus actores, podría resumir la historia que está viviendo el Gimnàstic de Tarragona. En Tarragona, se podría decir lo siguiente: no diga descenso hasta que el Nàstic no esté muerto y enterrado. Y es que el equipo que entrena Enrique Martín salió muy reforzado de Riazor, donde empató a un gol este sábado en un enfrentamiento que bien podría haber acabado en victoria clara de los gallegos o, incluso, en un 1-2 que nunca fue posible porque Pipa falló delante del portero un claro contraataque en el cual no se paró dos segundos y pensó. Seguramente, si lo hubiera hecho, el resultado habría sido completamente diferente.
El Nàstic sabe que, si quiere, puede. Es cierto que el Deportivo de Natxo González fue netamente superior. Pero también lo es que en algunos compases de la primera mitad y en la segunda, sobre todo con los cambios, el Nàstic ha demostrado que, si quiere, puede. Este «quiere» siempre va ligado a las decisiones del entrenador, un Enrique Martín que se equivocó claramente con la posición de Thioune, que actuó de media punta, no en la medular, donde se encuentra más cómodo y que apostó por dos jugadores en el extremo que no lo son. Pipa jugó de atacante por la derecha siendo lateral sin embargo, sobre todo, chirrió la posición de Javi Márquez, que pierde toda su calidad cuando actúa por la banda, ya que es un futbolista que no destaca precisamente por|para su velocidad ni para llegar a línea de fondo en jugadas ofensivas.
Ahora bien, en la otra cara de la moneda aparecen las notas positivas del duelo. Parece que los futbolistas que han llegado en este mercado de invierno mejoran lo que había. Noguera aporta seguridad en defensa, Josema cumple bien en el lateral, Cotán apunta maneras y José Kanté fue, junto con Bernabé Barragán, el mejor jugador del Nàstic, a pesar de jugar tan sólo un rato.
Todas estas circunstancias, unidas al hecho de empatar en uno de los campos más complicados de la categoría, provocan un hilo de esperanza en Tarragona.
El Nàstic continúa en una situación crítica. Cuenta con 21 puntos y la zona de permanencia está a cinco, un punto menos que hace una semana. Todavía quedan dieciséis jornadas para poner punto final al campeonato y, por lo tanto hay vida y, cuando hay vida, hay esperanza.
Un Nou Estadi lleno
Desde el momento en que finalizó el duelo entre gallegos y tarraconenses, todos los esfuerzos del Nàstic están centrados en conseguir los tres puntos este sábado en la visita del Cádiz en el Nou Estadi (seis de la tarde). Para poder sumar el triunfo contra uno de los mejores equipos de la categoría habrá que contar con la ayuda de la afición, la cual, después de ver que el equipo competió a Riazor, seguramente volverá a ponerse al lado de los suyos y se dejará ver por el campo.
Tal y como ha manifestado Enrique Martín en reiteradas ocasiones, la permanencia del Nàstic pasa por ganar los partidos de casa. Es cierto que la imagen del equipo en el último mes y medio de competición en Tarragona ha sido diferente. El Nàstic cayó 0-1 el 8 de diciembre en casa contra el Granada sin embargo, el 6 de enero, un mes después, se repuso ganando al Córdoba 1-0.
Tres semanas más tarde, ya que tocaron en medio dos desplazamientos, los tarraconenses igualaron en casa ante la Las Palmas en un duelo competido. El derbi contra el Reus no se disputó y, por este motivo, de Majadahonda el Nàstic pasó directamente al duelo contra el Deportivo.