Las dos caras de Romain Habran
El extremo del Nàstic es capaz de marcar un gol determinante o también de tomar decisiones incomprensibles con y sin pelota
«Irregular. Desequilibrante en momentos, pero con falta de continuidad». Imposible definir mejor a Romain Habran que cómo lo hizo con estas mismas palabras su entrenador, Xavi Bartolo, nada más finalizar el partido del domingo contra La Nucía, con victoria del Gimnàstic de Tarragona 2-1.
Habran llegó a Tarragona este mercado de verano como el crack del equipo. No se escondían a la hora de decirlo ni al director deportivo de la entidad, Sergi Parés, ni el mismo presidente de la entidad, Josep Maria Andreu. Los dos, igual que el entrenador, estaban más que satisfechos para poder haber conseguido el fichaje de un futbolista que, en principio, se tenía que comer la categoría y tenía que ser uno de los futbolistas más determinantes en el Nàstic. Ahora bien, de momento, no ha sido así.
El francés es uno de los jugadores más irregulares que se han visto en Tarragona en los últimos años. El problema de no conocer el idioma puede ser un detonante, pero nunca la raíz del problema, ya que el fútbol es universal.
En el primer cuarto de hora del duelo del domingo contra La Nucía ya se pudo ver al futbolista en su esencia. A los diez minutos de juego, robó de forma brillante una esférica en el centro del campo y, después de una buena cabalgata, se plantó delante del portero rival. Ahora bien, una vez tuvo que decidir, no lo pudo hacer peor. La podía picar, lo podía intentar driblar o podía buscar alguna opción más inteligente que la de chutar por chutar y disparar al muñeco. La esférica chocó en el meta y se marchó desviada.
Tres minutos después, llegó la jugada en la cual ha estado más determinante Habran con la camiseta del Nàstic. Tiro desde fuera del área de Javi Bonilla, la desvía el meta y la pelota va a pies de Habran quien, con un chute desde fuera, fusila al meta visitante para anotar el 2-0. Hasta aquí, una de cal y una de arena. Malas decisiones a la hora de presionar son habituales Romain Habran, pero también lo son errores graves a la hora de decidir si pasar una pelota o disparar o si perseguir a un rival o tomar otra determinación.
Habran vive constantemente en una irregularidad que, algún día, podría cambiar y dejar ver a aquel jugador que los dirigentes y los técnicos del Nàstic han vendido que era o quedarse igual y poner de manifiesto que Habran es un error de la dirección deportiva. Con nueve jornadas disputadas, de momento, el futbolista no ha dado síntomas de ser aquel gran jugador que tenía que ser, aunque la temporada es larga y la adaptación de Habran todavía no se ha completado. Todavía tiene 29 partidos por anticipado de Liga, alguno de Copa del Rey y, quién sabe, si alguno más de promoción de ascenso para demostrar su valía.